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¿Cuánto te cuesta cada año que a tu hijo le guste el esquí y no el fútbol?
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un deporte base no apto para cualquier bolsillo

¿Cuánto te cuesta cada año que a tu hijo le guste el esquí y no el fútbol?

Has metido el gusanillo del esquí a tu hijo, pero ahora quiere pertenecer a un equipo (igual que sus compañeros juegan en un equipo de fútbol)… y tú lo vas a pagar caro

Foto: Los miembros de un equipo de esquí, durante un entrenamiento
Los miembros de un equipo de esquí, durante un entrenamiento

Enrique tiene 40 años y de pequeño jugó al fútbol, como casi todos, aunque a él lo que le gustaba era la nieve. Le metieron el gusanillo muy pronto y no se lo ha quitado en más de tres décadas. Ahora, su hijo Jaime sigue los mismos pasos: sí, le gusta el fútbol, pero lo que de verdad le llena es el esquí. Y su padre decidió dar rienda suelta a los gustos del niño, sin pensar en su cartera.

España tiene más de 900.000 futbolistas federados, por encima de los 350.000 jugadores con ficha oficial de baloncesto, más de 80.000 tenistas… y apenas 2.500 poseen una licencia de esquí alpino. Una diferencia lógica, porque el esquí no es un deporte que se pueda practicar a diario y en cualquier sitio pero, ¿cuánto le cuesta al año a Enrique que su hijo Jaime quiera esquiar en un equipo? Parece claro que mucho más que a quien juega al fútbol.

Puntualicemos que hace años, cuando un niño quería jugar al fútbol, se apuntaba al equipo de su colegio, de su barrio o de su ciudad y ya estaba. Entrenaba entre semana, jugaba los sábados o domingos y aquí paz y después gloria. El gasto era casi inexistente: ropa de deporte para los entrenamientos y las botas para entrenar y jugar. Se acabó. Hoy casi todo el mundo tiene que pagar por jugar: en el colegio son actividades extraescolares y en el equipo del barrio hay que cubrir gastos de equipación y ficha como mínimo. De media se pueden pagar entre 20 y 50 euros al mes durante la temporada. En el mundo del esquí es muy diferente.

Que tiemble la cartera

¿Cuánto cuesta la temporada de Jaime que compite en un equipo de esquí? Hagamos las cuentas de un equipo medio, porque los hay mucho más caros (y también alguno más barato). Lo primero es que Jaime necesita estar federado para poder participar en las carreras, lo que ya supone un desembolso de 120 euros al año a la Federación Madrileña de Deportes de Invierno. Luego está la cuota de socio del club, que incluye los entrenamientos dos días a la semana y que cuesta 500 euros. Además, el equipo de pantalón y cazadora de la equipación que le suministra el club (van uniformados) ronda los 400 euros. Y hay que hacerse con el resto de material: botas, esquís, bastones, casco, guantes, protecciones y ropa térmica, que no bajarán de 600 euros.

Y por si esto fuera poco, añadan que cada día que Jaime sube a entrenar hay que pagar el forfait de la estación, lo que supone una media de entre 30 y 40 euros dos veces a la semana. Como la temporada dura tres meses, estamos hablando de una media de 500 euros en 15 subidas, contando con temporales, vacaciones, que el niño se pierda algún día por enfermedad… Resumiendo: 120 de licencia, más 500 de cuota de socio y entrenamientos, más 400 de equipación del club más 600 del resto de material y otros 500 de forfaits: más de 2.000 euros.

¿Y qué hacer cuando en abril nos quedamos sin nieve? Los madrileños tienen la suerte de contar con las instalaciones cubiertas de Madrid SnowZone en Xanadú donde poder seguir entrenando hasta que en invierno llegue de nuevo el manto blanco. El forfait de temporada para niño cuesta 300 euros (sale mejor que pagar más de 20 euros por visita), lo que unido a todo lo anterior da una cifra anual de ¡2420 euros! Todo esto contando que los niños crecen y cada temporada y media hay que ir cambiando el material.

Esquí de competición para niños de 7 años

Aunque en España hay mucha afición a la práctica del esquí turista, son pocos los que lo disfrutan en su modalidad deportiva o de competición, y nadie (de momento) llega a los niveles de Paquito y Blanca Fernández Ochoa, María José Rienda o la recién retirada Carolina Ruiz. Sea como fuere, ya tiene mérito que en este país haya tantos aficionados al esquí con tan poca nieve. Las principales canteras del esquí alpino se encuentran en los Pirinieos y en Sierra Nevada, pero también en el Sistema Central, en la sierra de Madrid.

En Madrid hay pocos kilómetros para esquiar pero están muy bien aprovechados entre Navacerrada y Valdesquí, además de la agreste Pinilla, en la provincia de Segovia. Valdesquí es la estación elegida habitualmente por Jaime y su equipo, el club de esquí Amistad y su equipo de competición, el ECCA, aunque cuando no hay nieve también visitan La Pinilla y en verano entrenan en Madrid SnowZone. Daniel Sanz, uno de los entrenadores de Jaime, recomienda el esquí para los pequeños: “Es muy recomendable porque físicamente es muy completo; no sólo se trabaja el tren inferior, también el superior”.

Las principales canteras del esquí alpino están en los Pirinieos y en Sierra Nevada, pero también en el Sistema Central, en la sierra de Madrid

Daniel coincide con otros padres también en la gestión de la presión y la inteligencia emocional que otorga la práctica del esquí, ya que cuando el corredor está en el portillón de salida, "lucha contra los demás, pero también contra sí mismo. "Es impresionante ver cómo chavales con 7 y 8 años se ponen cardíacos minutos antes de salir, pero son capaces de gestionar esos nervios para no cometer errores y evitar descalificaciones", explica.

El esquí de competición crea cuerpos sanos pero, sobre todo, mentes fuertes capaces de absorber la presión, algo que de mayores les valdrá para mucho en sus carreras profesionales. Además, quienes están metidos en este mundo no tienen altas pretensiones de futuro con sus hijos, ya que casi nadie aspira a tener un campeón en casa. “Queremos que haga deporte, que se divierta, que esquíe bien en todo tipo de nieve y que sea algo que pueda hacer en el futuro con su familia y también con sus amigos”, asegura Enrique, que reconoce que la gran mayoría de los compañeros de Jaime tienen, al igual que él, padres esquiadores. Esa es la clave.

Las estaciones ofrecen ventajas insuficientes

Poder subir a Valdesquí a esquiar es una ventaja para Jaime y su equipo porque cuentan con las infraestructuras necesarias para poder desarrollar el entrenamiento a la perfección. Cierran pistas para ellos (previo pago a la estación, por supuesto), atienden a los chavales en grupos muy pequeños y son capaces de transmitir no sólo la técnica, sino también la disciplina y el sacrificio que exige este deporte.

Sin embargo, todos los padres coinciden en que hay poco apoyo tanto por parte de las estaciones de esquí como de las federaciones territoriales, encargadas del deporte base. Las estaciones saben que los niños que aprenden hoy son los clientes del mañana y la mayoría hacen algún tipo de descuento ofreciendo forfait gratuito hasta los 6 años y descuentos hasta que llegan a los 16 o 18 años.

Agustín Ramírez, director de Valdesquí, tiene claro por qué esta estación madrileña es la idónea para que los equipos la elijan para sus entrenamientos. “Es una estación atípica y no sólo por su cercanía a Madrid. El hecho de estar emplazada en la vertiente norte hace que reciba una gran cantidad de nieve de las borrascas procedentes del norte y que a su vez la nieve se mantenga particularmente bien en las pistas. Además, tenemos trazados que son excepcionales para que los más pequeños vayan mejorando en su técnica y adquiriendo los conocimientos necesarios poco a poco”, dice.

Enrique tiene 40 años y de pequeño jugó al fútbol, como casi todos, aunque a él lo que le gustaba era la nieve. Le metieron el gusanillo muy pronto y no se lo ha quitado en más de tres décadas. Ahora, su hijo Jaime sigue los mismos pasos: sí, le gusta el fútbol, pero lo que de verdad le llena es el esquí. Y su padre decidió dar rienda suelta a los gustos del niño, sin pensar en su cartera.

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