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Alto Campoo: el lugar ideal para quitarse el mono de nieve en medio de un paraíso
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A menos de una hora del cantábrico

Alto Campoo: el lugar ideal para quitarse el mono de nieve en medio de un paraíso

A mitad de camino entre la costa cantábrica y la meseta castellana, Alto Campoo se convierte en un refugio perfecto para los amantes del esquí

Foto: Vista general de la base de Alto Campoo, a 1635 metros
Vista general de la base de Alto Campoo, a 1635 metros

Vivir en Cantabria, el País Vasco o en el norte de la meseta castellana y ser aficionado a la nieve no es fácil. Aquí no hay grandes estaciones cercanas ni unas montañas llenas de nieve cada dos por tres, por lo que hay que recurrir a estaciones más pequeñas, pero que cumplen sobradamente con los requisitos para disfrutar de una buena jornada de esquí. Alto Campoo es la gran prueba de que se puede disfrutar de la nieve aunque vivas a 500 kilómetros de los Pirineos.

Las condiciones no son fáciles, eso es innegable. Una zona en la que el viento provoca calvas y en la que la lluvia también suele aparecer en repetidas ocasiones a lo largo del invierno, hace que no siempre la estación esté abierta al cien por cien. Sin embargo, su estructura la convierte en un recinto perfecto para aquellos que quieren perfeccionar su nivel, ya que posee varias pistas azules que van subiendo poco a poco de dificultad y otras cuantas pistas rojas para mejorar cuando ya se alcanza un nivel mínimo.

No hay pistas negras en Alto Campoo, pero lo que sí hay es unas vistas maravillosas si el día se presenta claro. Desde la cumbre del pico Tres Mares, a 2.172 metros de altitud, se pueden ver los Picos de Europa, la montaña palentina, todo el Valle de Campoo e incluso se divisa la ciudad de Santander y el Cantábrico. Todo un lujo que se puede recorrer en un itinerario por la pista azul llamada Peña Labra, aunque tiene el inconveniente de ser bastante estrecha, por lo que hay que extremar la prudencia si aún no se tiene un nivel mínimo. Para los esquiadores con nivel intermedio hay que recomendar la pista intermedia de El Chivo, que pasando por Pedruecos llega hasta la base de la estación con un desnivel bastante razonable.

Desde ese itinerario de Peña Labra parten las pistas rojas más divertidas para los aficionados más avezados, sobre todo la pista Tres Mares, homologada por la FIS. También son bonitas las de Los Asnos, El Castro y Cuchillón, aunque pueden tener algo de hielo si no nieva hace tiempo. Esos problemas de falta de nieve se van a solucionar próximamente con la implantación de un sistema de innivación que ha salido a concurso en enero de este año y que dotará a la estación de la última tecnología para que, según los cálculos de la empresa pública que gestiona Alto Campoo, se pueda abrir la estación un 40 por ciento más de días que actualmente. Una gran noticia para los esquiadores, que también celebran el nuevo rumbo que está tomando la estación desde que el pasado año cambiara la dirección y que se traduce en una paulatina mejora de las instalaciones y el trato al usuario.

Es, sin duda, el mayor problema de la estación, el de unas instalaciones con pocas inversiones y que se quedan obsoletas. Hay telesillas que tardan más de veinte minutos en hacer un trayecto, mientras en otras zonas las perchas pasan por tramos realmente complicados. Es el caso del acceso a la pista de Las Hoyas, donde el pasado mes de febrero fallecía un 'snowboarder' palentino de 30 años tras soltarse de la percha y golpearse con un pilar después de descontrolarse. Desde la estación recuerdan los peligros intrínsecos de practicar el esquí y achacan a la mala suerte el fatal desenlace. Lo cierto es que hay puntos en los que Alto Campoo no es una estación fácil, como tampoco es aconsejable para practicar el fuera-pista, sobre todo cuando hay escasez de nieve: las rocas y piedras se multiplican y pueden provocar más de un susto.

Una estación para todos

Alto Campoo es, sin duda, una estación de fin de semana. De lunes a viernes apenas hay que esperar para coger alguno de los remontes, mientras que los fines de semana, sobre todo si el tiempo acompaña, los aficionados se multiplican. En los últimos meses se han puesto juegos para niños en las pistas de debutantes, una buena iniciativa para que los más pequeños vayan cogiendo el gusto a la nieve.

Santander, a 100 kilómetros, Palencia, a 150, y Valladolid, a 190, son los mayores nichos de esquiadores para la estación. Para ponérselo más fácil a los aficionados, dos agencias de viaje ponen en marcha el 'Ski bús', uno partiendo desde Valladolid (con parada en Palencia) y otro desde Santander. El viaje para los aficionados cántabros es los sábados y les cuesta 42 euros con el forfait incluido o 12 si sólo quieren el transporte. En el caso de los castellanos, el precio por el servicio de autobús es de 17 euros, da igual que salgas desde Palencia o desde Valladolid.

Dormir cerca de las pistas no es imprescindible

La carretera de acceso a la estación es realmente buena, por lo que no es necesario buscar hoteles a pie de pista. De hecho, si queremos pasar la noche cerca de la nieve, sólo tenemos dos opciones: uno es La corza blanca, un hotel gestionado por la propia estación y en la que, si no consigues una oferta, pagarás 100 euros por noche en habitación con desayuno. La segunda opción, mucho más económica, es el albergue de Brañavieja, el pueblo al que pertenece la propia estación y que está a 1635 metros de altura.

Si no nos importa coger el coche, las opciones se multiplican. Destacan el hotel rural Casona de Naveda, una preciosa casa a 16 kilómetros de la estación; en Fontibre, a 20 km de las pistas, está la Posada Naci-Ebro, justo al lado del nacimiento del Río Ebro. Mientras en Reinosa, la ciudad más importante de toda la zona (a menos de 25 kilómetros de la estación), el Hotel Vejo es un clásico, pero la Posada Villarrosa es, por calidad y precio, la que merece una estancia.

Reinosa bien merece una visita

Terminar el día de esquí y bajar a dar una vuelta por Reinosa es algo casi rutinario en una visita a Alto Campoo. Sin ser una ciudad de apres-ski al estilo de las pirenaicas, tiene unos cuantas visitas obligadas en el mundo de la hostelería. Dos locales están casi pegados: Pepe el de los vinos y El almacén. El primero es una bodega a la antigua usanza, abierta desde principios del siglo pasado y toda una institución en la ciudad para tomar los mejores caldos acompañado de una tapita. El segundo se está especializando en nuevas ideas gastronómicas. De hecho, si pasas por allí un miércoles, podrás degustar todos los pinchos que quieras por sólo un euro. ¿Merece o no la pena?

Además, el Bar Espolón es un clásico de la noche, pero vestido en estilo rústico. Tomarse una copa entre aperos de labranza y con la opción de ver conciertos en directo, sobre todo las noches de los viernes, lo convierten en una parada imprescindible en la ruta por Reinosa. Además, en el pueblo de Abiada se vive un ambiente ideal entre esquiadores aunque sólo haya dos alojamientos para pernoctar y otro par de bares para compadrear (no se puede dejar de comer unos torreznos en la Cantina la Joyanca), pero lo convierten en un sitio realmente acogedor.

Pero si lo que buscamos es comer bien, en toda el Valle de Campoo tenemos una magnífica oferta. Pico Casares, en Entrambasaguas, al lado de La Lomba, es muy conocido entre los aficionados por su cocido montañés y sus guisos de legumbres a muy buen precio. En Salces nos encontramos el restaurante Los Valles, con cocina tradicional de caza y carnes muy típico de la zona. El Montero, en el pueblo de Soto, es restaurante y también albergue, una parada obligada de esquiadores en el que la calidad y el precio de los productos es magnífico. Por 13 ó 14 euros te chuparás los dedos con su menú de comida casera. Pero el mejor restaurante de la zona es Fontebro, con vistas al nacimiento del Río Ebro, espectacular sobre todo por las noches.

Pinche aquí para ampliar el mapa de pistas de la estación de Alto Campoo

Vivir en Cantabria, el País Vasco o en el norte de la meseta castellana y ser aficionado a la nieve no es fácil. Aquí no hay grandes estaciones cercanas ni unas montañas llenas de nieve cada dos por tres, por lo que hay que recurrir a estaciones más pequeñas, pero que cumplen sobradamente con los requisitos para disfrutar de una buena jornada de esquí. Alto Campoo es la gran prueba de que se puede disfrutar de la nieve aunque vivas a 500 kilómetros de los Pirineos.

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