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Los jetas de las marchas cicloturistas y otros peligros que no entiendo
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Los jetas de las marchas cicloturistas y otros peligros que no entiendo

Empieza el buen tiempo y llega el turno de las marchas cicloturistas. En ellas veo de vez en cuando acciones que no me han gustado nada y que difieren del espíritu con el que nacieron

Foto: Más de 10.500 cicloturistas recorren los Pirineos en la Quebrantahuesos. (EFE)
Más de 10.500 cicloturistas recorren los Pirineos en la Quebrantahuesos. (EFE)

Es época de marchas cicloturistas, llega el buen tiempo, también muchas coinciden con pruebas importantes en el calendario ciclista profesional y eso motiva. La Quebrantahuesos o la que lleva mi nombre, La Pasamontes, se han celebrado hace escasos días. No hace mucho que terminó el Giro y en breve tenemos el Tour de Francia. Después de mi retirada, disfruto mucho participando en pruebas de este estilo en las que acompaño a amigos y pienso en todo menos en competir. Hoy quiero compartir mi pensamiento respecto a algunas situaciones que he vivido en marchas y que me parecen totalmente absurdas.

Comencemos por definir su nombre: marcha cicloturista, pedalear mientras hacemos turismo, mientras se disfruta del paisaje y de la compañía de las personas que te acompañan. Hay una gruesa línea entre una carrera y una marcha, pero muchas personas se empeñan en hacerla delgada. Las diferencias son abismales, todo depende de la imaginación que quiera echarle cada uno al momento. En una marcha no hay ganador, hay alguien que llega en un tiempo menor que los demás, pero no gana.

¿Qué sentido tiene decir que has ganado algo en dónde únicamente tú y otros pocos disputan? Tampoco tiene sentido sentirse ganador de un marcha porque los participantes no están en las mismas condiciones. En pruebas populares es difícil hablar de ganadores, al menos para mí. Si compites en la élite te enfrentas a deportistas en igualdad de condiciones. Todos se cuidan y viven para ello, para conseguir el mejor resultado. En una prueba popular puede estar compitiendo una persona que trabaja mañana y tarde, que solo puede pedalear en rodillo una hora diaria, que además tiene tres hijos y esto le implica una serie de compromisos familiares contra otro deportista que no tiene familia, que trabaja un día sí y tres no permitiéndole rodar durante horas cada mañana…para mi eso no es competición. Sin embargo, sí que cada uno puede competir contra uno mismo, contra sus propias condiciones y situaciones personales. Intentar mejorar sus tiempos, subir un puerto más rápido que el pasado año, conseguir llegar al final de la prueba reduciendo algunos minutos el tiempo marcado en otra ocasión, eso sí es competir.

Foto: Del Bosque, junto a Munir, el día que le hizo debutar con la selección española. (EFE) Opinión

No entiendo a quién levanta los brazos en una marcha cicloturista celebrando la victoria sobre los demás. Sí entiendo quienes se abrazan al cruzar la línea de meta, quién señala al cielo para dedicar su esfuerzo a alguien o quien simplemente se apoya en el manillar para tener su momento íntimo en el que se mezclan emociones y sufrimiento. No entiendo que cuando se emite el resumen de una marcha cicloturista, en televisión el comentarista hable de escapadas, de primera selección en el puerto o de un trabajo organizado en el pelotón… Creo que se le olvidó cambiar el chip.

No entiendo que se tiren geles a la cuneta

No entiendo pedalear en una prueba cicloturista y ver envases de geles y barritas por los arcenes de la carretera. No entiendo ver botellas de plástico estropeando el paisaje que recorro sobre mi bici. No está justificado, tampoco en el profesionalismo, pero si a un ciclista que disputa una etapa en el Tour de Francia coronando un puerto de alta montaña y manteniendo una diferencia mínima con el grupo perseguidor no le da tiempo a meterse el gel en el bolsillo del maillot o con las prisas y la fatiga se le cae… sinceramente, creo que puede llegar a estar más justificado que ver a alguien hacerlo durante una prueba cicloturista en la que no te juegas nada.

No entiendo ver a un tipo, como hace pocos días en una marcha madrileña, adelantándome a escasos centímetros en una zona rápida adoptando la misma postura que Froome en el descenso del Peyresourde. Nos dirigíamos a la línea de meta de la marcha, rodaríamos en el puesto 600 y su inestabilidad sobre la bici era máxima. Me acerqué a él e intenté dialogar. Le expliqué que era arriesgado lo que hacía, que eso lo hacían los profesionales con tráfico cortado y después de entrenar horas y horas. Le comenté también que ponía en riesgo su físico y también el de los demás participantes que habían venido a disfrutar la mañana sobre la bici. Me miró y asintió con su cabeza como si me estuviera entendiendo, a los pocos metros volvió a emular a Froome.

Los espabilados que se cuelan

No entiendo ver ciclistas en las rotondas que te encuentras en los primeros kilómetros de la salida, esperando para introducirse en el pelotón sin dorsal. Me parece una falta de respeto máxima hacia todas las personas que han pagado una inscripción para estar asegurados en caso de accidente y para degustar los avituallamientos que ofrece la prueba. Son jetas, jetas auténticos, personas que se creen más inteligentes que los demás y que no les tiembla la moral al hacerlo. Es muy complicado de controlar, yo puedo salir a pedalear por un recorrido habitual y encontrarme con una marcha cicloturista.

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Evidentemente no tengo por qué cambiar mis planes y puedo seguir pedaleando, la carretera pertenece a todos. Por eso digo que es algo moral, uno tiene la tranquilidad de saber que ha sido casual y otro la poca vergüenza de haberlo hecho a posta. Uno obvia los avituallamientos y otro gorronea restando comida y bebida a un participante que ha pagado inscripción y que en muchas ocasiones le supone un esfuerzo económico poder participar. Os invito a que sigáis pedaleando en las marchas para disfrutar y a los que quieran competir que se apunten a carreras, que las hay. También os animo a no pasar de lo que veáis, no miréis para otro lado. Recordad a la gente que el tráfico está abierto en los descensos, que los envoltorios no se tiran y que pagar una inscripción cuesta esfuerzo a todos.

Es época de marchas cicloturistas, llega el buen tiempo, también muchas coinciden con pruebas importantes en el calendario ciclista profesional y eso motiva. La Quebrantahuesos o la que lleva mi nombre, La Pasamontes, se han celebrado hace escasos días. No hace mucho que terminó el Giro y en breve tenemos el Tour de Francia. Después de mi retirada, disfruto mucho participando en pruebas de este estilo en las que acompaño a amigos y pienso en todo menos en competir. Hoy quiero compartir mi pensamiento respecto a algunas situaciones que he vivido en marchas y que me parecen totalmente absurdas.