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El Tour en 300 metros: Aru revienta a Froome y Bardet aprieta la general
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el italiano de astana es el nuevo líder

El Tour en 300 metros: Aru revienta a Froome y Bardet aprieta la general

Tras más de 200 kilómetros de control absoluto del Sky para proteger a Froome, la última rampa del Peyragudes supuso la primera claudicación del británico en montaña ante Bardet y Aru

Foto: Romain Bardet triunfó en Peyragudes. (Reuters)
Romain Bardet triunfó en Peyragudes. (Reuters)

Hay un movimiento subversivo entre los aficionados y periodistas que disfrutan o sufren del fútbol que, de una manera que tiene bastante de intimista y romántica, reniegan del cariz que ha tomado el deporte que adoran y gritan sordamente al cielo eso de 'odio eterno al fútbol moderno'. Consideran que el dinero, la publicidad y, en definitiva, la comercialización del fútbol ha conseguido destruir los valores tradicionales que expresaba el balompié y abogan por un regreso utópico a lo que un día fue. No es una revuelta activa, sino personal y, por lo general, reprimido y en absoluto se ciñe únicamente al fútbol. ¿Quién no añora el ciclismo de hace años?

Había mucha EPO y claro, eso le quitaba gracia y legalidad, pero al líder se le atacaba de otra manera. Si nos centramos en exclusiva en esas etapas de montaña donde desde siempre se han decidido los puestos definitivos en la general, la principal manera que había de robar el amarillo al que iba primero era atacarle de lejos. Las distancias que se generaban eran altas y a veces definitivas. Al momento de detectar una debilidad en el enemigo, se subía desarrollo y se iba a degüello para hacer brotar la mayor cantidad de sangre posible. ¿Qué tiene que ver ese ciclismo de antes con el ataque de Aru en el Peyragudes? Más bien nada, son caminos opuestos para obtener un jersey del mismo color.

Nadie va sobrado en este Tour. Ha habido recorridos de la Grande Boucle sensiblemente más duros que el seleccionado para 2017 y a mitad de carrera las piernas están alcanzando su límite. Hay una realidad no escrita pero sí expresada a diario en el ciclismo que dice que quien no va a más es porque no puede. Si nadie intentó tumbar a Froome en las primeras rampas de los Pirineos era porque nadie se quería jugar el físico y acabar como Alberto Contador, exhausto y avergonzado en los metros finales tras un ataque inconsistente y sin futuro. Al menos el líder de Trek eliminó a componentes del Sky...

placeholder Así queda la nueva clasificación general.
Así queda la nueva clasificación general.

Quién sabe. Puede que Aru hubiera atacado en el Peyresourde y el molinillo de Froome hubiera sido inútil. Podía haber probado Bardet lo mismo con idéntico resultado. Sabedores ambos de la imposibilidad de éxito en su misión, se sentaron a esperar a los últimos metros, al muro que recuerda a Huy y que ha volcado la clasificación general, sin el daño irreparable que podía haber causado un ataque a larga distancia. El cambio de líder es un aviso, nada definitivo, solo una muestra de cómo se puede tirar abajo todo el trabajo del mejor equipo del mundo realizado a lo largo de 200 kilómetros de infatigable esfuerzo.

El ritmo de Kwiatkowski, Nieve y Landa para mantener a Froome con fuerza en el grupo de los mejores fue eliminando rivales. El primero en caer fue Nairo Quintana, que otro año, ya el que viene, se pensará mejor el reto de afrontar Giro y Tour de manera consecutiva, pues queda bien a las claras que no ha podido ni con uno ni con otro. Después cayó Contador, con dolores de las numerosas caídas que ha sufrido y la convicción de que ni este ni en los próximos Tours va a tener la más mínima opción al triunfo. Aguantaron los mejores. Ni siquiera lo soportó Steve Cummings, el héroe escapado que agachó la cabeza exhausto en la penúltima ascensión, derrotado pero orgulloso de lo hecho.

placeholder Fabio Aru viste de amarillo por primera vez. (Reuters)
Fabio Aru viste de amarillo por primera vez. (Reuters)

Con los acusados porcentajes del Peyragudes aproximándose a su final y el grupo aún en conjunto, la impresión de un descabellado final al sprint empezaba a coger una inusitada fuerza. No podía ser. Era imposible. Aunque fuera en los últimos 300 metros debía haber emoción por fin en este Tour sin cafeína. Atacó Fabio Aru para retar por segunda vez a la cara a Froome y comprobar que su segundo, Mikel Landa, está más fino que su jefe. Aru logró lo que quería, desbancar a Froome y perdió lo que no ansiaba, la victoria de etapa, que asió Bardet con emoción y la positividad que da colocarse en la general a menos de medio minuto del amarillo. Por detrás ya solo queda Rigoberto Urán, reconciliándose con las grandes vueltas por etapas. Un Tour para cuatro, no solo para uno. El Sky tiene enemigos y por fin han mostrado su rostro.

Hay un movimiento subversivo entre los aficionados y periodistas que disfrutan o sufren del fútbol que, de una manera que tiene bastante de intimista y romántica, reniegan del cariz que ha tomado el deporte que adoran y gritan sordamente al cielo eso de 'odio eterno al fútbol moderno'. Consideran que el dinero, la publicidad y, en definitiva, la comercialización del fútbol ha conseguido destruir los valores tradicionales que expresaba el balompié y abogan por un regreso utópico a lo que un día fue. No es una revuelta activa, sino personal y, por lo general, reprimido y en absoluto se ciñe únicamente al fútbol. ¿Quién no añora el ciclismo de hace años?

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