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Froome no va sobrado, pero el Sky le da más de tres mosqueteros para protegerle
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siempre está arropado por unos cinco ciclistas

Froome no va sobrado, pero el Sky le da más de tres mosqueteros para protegerle

Mientras encontramos a Contador con un compañero, a Porte y Quintana solos y a Aru aguantando atrás, el líder del Tour tiene a su alrededor una plantilla que desequilibra todo el pelotón

Foto: Froome puede confiar en lo que tiene alrededor. (Reuters)
Froome puede confiar en lo que tiene alrededor. (Reuters)

"El Mont du Chat llega después de cuatro subidas muy duras y tras el desgaste de la etapa de hoy [por el sábado]. Será muy decisivo en el Tour. No es un puerto corto y sus porcentajes son del 10%. Va a haber grandes diferencias. Además, el descenso llega antes de 10 kilómetros de llano. Va a sacudir el pelotón de los favoritos". Christopher Froome entiende la que se le viene encima. En algo más de 180 kilómetros, los organizadores del Tour han acumulado tres puertos de categoría especial, aliñados por otros no menos intensos de segunda, tercera (dos) y cuarta categoría.

El día que va a destrozar la general, o eso anuncian sus protagonistas, se avecina haciendo mucho ruido y llenando de esperanza las ilusiones de los aficionados, que esperaban al menos algo este sábado. Algo, lo que fuera. Un ataque, aunque fuera pequeño, de uno de esos que están obligados a pelear por el podio de París. Nadie se movió. Nadie se atrevió a asir por la pechera a Froome y llevarle hasta su límite. Ni uno de ellos consideró oportuna la etapa para abrir una herida que podía perfectamente empezar a supurar al día siguiente y la cura sea ya prácticamente imposible de lograr. Hubo decenas de movimientos, una escapada de cincuenta corredores, un desgaste abrasivo para unas piernas que este domingo van a pesar. No hubo manera de alterar la tranquilidad del Sky.

Definir como tranquilo el proceso de actuación del Sky quizás no sea del todo justo. Es más bien todo lo contrario. La calma es la que evocan a los demás, deseosos de encontrar un punto de flaqueza, aun si apenas perceptible, en un bloque de hormigón armado que ni la bola de demolición más brutal del planeta sería capaz de abrir un boquete en su estructura. Se decía en el día previo a esta durísima jornada que Froome podía perder el 'maillot' amarillo y que tampoco iba a apenarse por ello, podía ser un peaje para llegar al destino final. Cuando se rompió el grupo en dos enormes mitades y las distancias crecían, esa posibilidad parecía cada vez más real. El Sky, que no hace prisioneros, activó la velocidad de crucero y eliminó todo tipo de amenaza, aunque fuera pasajera.

A las faldas del último puerto de la jornada de este sábado, Alberto Contador aguantaba a la rueda de Haimar Zubeldia y Jarlinson Pantano, su amigo y compañero de habitación con el que disfruta viendo 'Narcos', a Nairo Quintana le acompañaban unos obedientes Carlos Betancur y Jonathan Castroviejo, Fabio Aru tenía el apoyo de Michael Valgren Andersen y Jakob Fuglsang, Rafal Majka sufría junto a Emanuel Buchmann, y Richie Porte aprovechaba la ayuda de Damiano Caruso. No se puede decir que estuvieran a su suerte, pues a su lado había un compañero de equipo que les permitía medir los esfuerzos. Simplemente, en comparación con la guardia petroriana de Froome, la representación de cualquiera de los otros equipos era escasísima.

Junto a Chris Froome empezaron el puerto Vasili Kiryienka, Michal Kwiatkowski, Mikel Nieve, Sergio Henao, Mikel Landa y Geraint Thomas. Lo finalizaron a su lado todos menos el polaco y el bielorruso, que fueron los que más se desgastaron en la persecución a los fugados. No hay manera de romper esa muralla de piernas fuertes y sumisas que rodean al campeón de Francia. No son corredores de segunda fila ninguno de ellos, si estuvieran fuera del Sky podrían pelear la general con su actual jefe de filas. Pero ahí están, a su lado, escoltándole hacia arriba como mosqueteros a un rey.

La misma tropa estuvo igual de espectacular en la primera llegada en alto en La Planche des Belles Filles, en la quinta etapa. Froome no sufre, no tiene por qué. Como dijo el periodista Carlos Zúmer a este periódico, "ese es el fenómeno verdaderamente relevante. El paradigma cambia cuando son los gregarios de Froome los que neutralizan los ataques de Nairo. Eso dinamita las clases sociales del ciclismo, pervierte unos principios básicos sobre cómo funcionaba hasta ahora esto". Hasta el momento, Froome solo tuvo que responder a un ataque, el de Fabio Aru aquel día, y no sufrió más que un leve descuento de tiempo que le sirvió, además, para alejar a los demás adversarios que se atreven a retarle.

Nadie va sobrado en esta semana inicial. Las piernas se están cargando de potencia para explotar en los próximos siete días o reventar casi definitivamente en el Mont du Chat. Y algo que sorprende sobremanera es que es precisamente el jefe de flias del Sky el que no está en su mejor momento. ¿Y qué más da? El Sky le protege de cualquier inclemencia con uno de los equipos más potentes en la historia del Tour.

"El Mont du Chat llega después de cuatro subidas muy duras y tras el desgaste de la etapa de hoy [por el sábado]. Será muy decisivo en el Tour. No es un puerto corto y sus porcentajes son del 10%. Va a haber grandes diferencias. Además, el descenso llega antes de 10 kilómetros de llano. Va a sacudir el pelotón de los favoritos". Christopher Froome entiende la que se le viene encima. En algo más de 180 kilómetros, los organizadores del Tour han acumulado tres puertos de categoría especial, aliñados por otros no menos intensos de segunda, tercera (dos) y cuarta categoría.

Tour de Francia Chris Froome
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