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Fraile, un lobo solitario con piel de cordero que amplía un palmarés casi sin victorias
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sin variaciones en la clasificación general

Fraile, un lobo solitario con piel de cordero que amplía un palmarés casi sin victorias

Fraile tenía señalado en su calendario de ilusiones la etapa de media montaña de los Apeninos. Era la suya, la persiguió como si no hubiera un mañana y cumplió el sueño

Foto: Omar Fraile ganó su primera etapa en el Giro. (Giroditalia)
Omar Fraile ganó su primera etapa en el Giro. (Giroditalia)

Omar Fraile carece de nombre en el pelotón. Es uno de esos tantísimos corredores que pasan desapercibidos para el espectador medio, que únicamente reconoce a esos que se juegan los maillots de líder y lo hacen solo cuando la motocámara se acerca a ellos. Fraile no es un tío que se haya montado en una bicicleta para llamar la atención, sino para hacer un trabajo sucio en el pelotón cuando toca. En las fotos finales rara vez sale. Y sin embargo, el chico de Santurce tiene un palmarés que ya le gustaría a muchos especialistas en su mundo, la escalada. En el homenaje a la montaña que es cada Giro, el rey español de la misma debía lucir y lo hizo en los Apeninos, donde ya lo hizo siendo un chaval.

Se estrenó en el Giro con todos los honores con un gran triunfo en la undécima etapa disputada entre Ponte a Ema (Florencia) y Bagno di Romagna, de 161 kilómetros, en la que los favoritos, con Tom Dumoulin al frente mantuvieron sus posiciones. Fraile, de 26 años, un corredor procedente de la bicicleta de montaña, tenía señalado en su calendario de ilusiones la etapa de media montaña de los Apeninos. Era la suya, la persiguió como si no hubiera un mañana y cumplió el sueño. Segundo triunfo español tras el de Gorka Izagirre.

Una vez dejó atrás la línea de meta, apenas dio tiempo a la frenada larga del final de cada sprint. A los pocos metros ya estaba avalanzándose sobre los miembros del Dimension Data, su equipo, que lo esperaban entusiasmados y ansiosos por celebrar con su pupilo una victoria, algo a lo que no acostumbra el equipo africano si no está corriendo con ellos Mark Cavendish, que, por cierto, felicitó a su compañero. Al británico los triunfos se le caen. A Fraile le faltan en su currículo.

La manera de correr del exciclista del Caja Rural es peculiar. Nadie le discute su capacidad de resistencia y su fuerza natural para subir puertos. Pero casi nunca gana. Su anterior victoria fue en 2015 durante los Cuatro Días de Dunkerque. Antes se había apuntado el Giro de los Apeninos, el primer lugar en el que conquistó Italia y al que ha vuelto ya crecido y madurado, convencido de que su carrera necesita un empuje más. Porque hasta ahora, Fraile no ganaba, pero sí se ha adjudicado los dos últimos jerseys de la montaña de la Vuelta a España. Lo hizo sin sumar una sola etapa, buscando las metas volantes, los puertos puntuables para después dejarse ir, caer al pelotón y no pelear por el triunfo. Lo buscó en el Giro del año pasado, pero no acabó bien la jugada.

¿Ha cambiado su mentalidad? Parece indudable que sí. El camino hacia la cabeza del pelotón internacional le obliga a abandonar su vida de lobo solitario disfrazado de cordero para adaptarse a las necesidades de un gran ciclista: las victorias. La estructura del Dimension Data aún no es inmensa como la de los gigantes Sky, Movistar o Trek, pero como equipo WorldTour necesita sumar. Y Omar puede. Y el Giro es un escaparate fastuoso para ello. Toda grande vuelta, en realidad, y se le dan bien. Le queda, eso sí, conquistar el Tour de Francia. El reto de ganar el maillot de lunares en París es mayúsculo. Por ahora, va camino de sumar el de puntos azules del Giro.

Una etapa 'rompepiernas'

Tras ser anulada la escapada inicial, Fraile provocó otra. Era la definitiva, la que le permitió descorchar el champán en su primera visita al podio del Giro. Venció por sorpresa, con incertidumbre, en un sprint a tres en el que batió a Rui Costa y a Pierre Rolland, los últimos compañeros de aventura. Con ellos en la aventura estuvieron Mikel Landa, recuperado y motivadísimo después de la caída del domingo, y Andrey Amador, que rentabilizó el día pasando al sexto puesto de la general y por lo que el Sunweb de Dumoulin no podía dormirse en los laureles.

La etapa despegó en Ponte a Ema, donde nació el mítico campeón Gino Bartali. Un museo guarda los mejores recuerdos de sus hazañas sobre la bicicleta. En su vida deportiva logró 2 Tours de Francia y 3 Giros. Después de su muerte se supo que su participación en la II Guerra Mundial logró salvar a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración en Alemania. No es para menos que el Giro se acordara de tan ilustre campeón. Antes de salir del barrio florentino ya supo el líder del Giro del centenario que iba a tener que trabajar a destajo con su equipo.

Siguieron juntos Landa y Fraile. El dúo vasco cruzó la cima con 2.30 minutos de ventaja. Restaba el Monte Fumaiolo (2ª Cat.), un puerto largo, de 23 kilómetros, última dificultad situada a 28 kilómetros de meta. Landa y Fraile tiraron la toalla a 9 de la cima, alcanzados por un grupo donde viajaban José Herrada, Rojas y Amador en nombre de Quintana, Rui Costa y Rolland, hábiles en el arte de cazar etapas. Cerca de la cima atacó Pinot para abrir un pequeño hueco, pero el francés no pudo ir lejos ante la reacción de sus rivales. Fue el único sobresalto del día con nombres ilustres. La etapa se iba a cocinar por delante, en terreno descendente hacia Bagno di Romagna. Omar Fraile, inagotable, lo volvió a intentar de nuevo.

Ya en la recta de meta Rui Costa se puso al final, como siempre, para dar el zarpazo al final. Omar Fraile se puso a la par. Y a 200 metros atacó para no mirar atrás. Impulso hacia la gloria. Nunca una etapa fue más merecida. El de Santurce fue felicitado por su esprint hasta por su compañero Mark Cavendish, vía twitter. Fraile no ganaba desde 2015, cuando se impuso en el Giro de los Apeninos. Allí donde fue feliz encontró de nuevo la gloria.

La duodécima etapa llevará al pelotón desde Forlia- Reggio Emilia través de 229 kilómetros, la más larga del Giro del Centenario.

Omar Fraile carece de nombre en el pelotón. Es uno de esos tantísimos corredores que pasan desapercibidos para el espectador medio, que únicamente reconoce a esos que se juegan los maillots de líder y lo hacen solo cuando la motocámara se acerca a ellos. Fraile no es un tío que se haya montado en una bicicleta para llamar la atención, sino para hacer un trabajo sucio en el pelotón cuando toca. En las fotos finales rara vez sale. Y sin embargo, el chico de Santurce tiene un palmarés que ya le gustaría a muchos especialistas en su mundo, la escalada. En el homenaje a la montaña que es cada Giro, el rey español de la misma debía lucir y lo hizo en los Apeninos, donde ya lo hizo siendo un chaval.