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Cuando la Vuelta se convirtió en un territorio exclusivo para los ciclistas españoles
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los mejores ciclistas preferían otras grandes

Cuando la Vuelta se convirtió en un territorio exclusivo para los ciclistas españoles

Después de los años 'suizos', la Vuelta paso a ser un territorio casi exclusivo para los ciclistas españoles, que coparon el podio cuatro años. La Vuelta perdió pedigrí para los grandes corredores

Foto: Isidro Nozal y Alejandro Valverde escoltan a Roberto Heras, ganador de la Vuelta 2003 (Imago).
Isidro Nozal y Alejandro Valverde escoltan a Roberto Heras, ganador de la Vuelta 2003 (Imago).

Pocos se atreverán a decir que esta Vuelta no tiene el mejor cartel de la historia de la competición. Resulta complicado encontrar a prácticamente toda la flor y nata del ciclismo mundial partiendo en la primera etapa. Sólo Contador se quedó fuera porque ya había corrido también el Giro además del Tour y hacer las tres grandes en un año era un suplicio que no quería sufrir. Hay tan buenos corredores en el pelotón que ni siquiera la expulsión de Vincenzo Nibali debería quitar lustre a las futuras etapas que viviremos, especialmente esa salvaje jornada en Andorra que todos esperamos con una impaciencia poco sana.

Pero hace no demasiado habría sido imposible ni imaginarse un cartel similar al de esta edición. La Vuelta no siempre fue tan guapa como el Tour, la chica a la que todos quieren seducir. La situación de la Vuelta como la última gran vuelta de la temporada implica que muchos de los grandes ciclistas ya hayan realizado sus mayores esfuerzos en las anteriores dos o que directamente la encuentren más como un durísimo golpe final para una temporada muy dura. Si había que elegir entre alguna de las tres, la Vuelta era la que menos opciones tenía de ser la agraciada. Y por eso, hubo una larga época en la que la Vuelta se convirtió en territorio exclusivo de los ciclistas españoles.

Después de seis años de intenso dominio suizo, con las tres Vueltas que ganó Tony Rominger y las dos de Zülle (entre medias, la que se llevó Laurent Jalabert), incluido un podio puramente suizo con Zülle, Dufaux y Rominger en 1996, surgió una edad dorada para la Vuelta española, que no para la Vuelta a España, nótese la diferencia. Todo empezó cuando Abraham Olano alcanzaba por fin el gran objetivo de su carrera deportiva, una gran ronda por etapas. En 1998, ya sin Indurain comiéndole terreno mediático en España, el ciclista por entonces en Banesto subió al cajón más alto acompañado por Fernando Escartín y José María Jiménez. Cuarto quedó un tal Lance Armstrong en su única participación en España.

Y desde 1999 hasta 2005, cada año entre los mejores de la Vuelta se encontraba una persona, la única que se ha subido a seis podios de la ronda española, el único corredor que la ha ganado cuatro veces. Roberto Heras comenzó su idilio con la Vuelta el mismo año que Jan Ullrich se vestía de amarillo en Madrid. Pero es inevitable hacer referencia a la escasa representación internacional que corría en nuestro país durante aquellos años. Tonkov, Piepoli, Parra, Leipheimer, Møller... Ninguno era un gran ciclista referencia en el pelotón mundial. Los primeros diez clasificados casi siempre eran, al menos, ocho españoles.

Fue una época oscura para el ciclismo español, aunque pueda parecer lo contrario en realidad. Muchos de los corredores que subían al podio durante esos años de dominio nacional estuvieron después implicados en la red de dopaje sistemático creada por el médico Eufemiano Fuentes. La Operación Puerto se cargó la carrera de la mayoría y dejó un borrón importante en la historia del ciclismo español que poco a poco parece ir borrándose. Curiosamente (o no, en realidad), poco después de que por fin la Operación Puerto saliera a la luz en 2006, la Vuelta volvió a llamar la atención de los grandes ciclistas internacionales.

Corredores como Aleksandr Vinokourov, Denis Menchov, Cadel Evans, Vincenzo Nibali o el propio Alberto Contador se sintieron atraídos por la ronda española y empezaron a devolver el lustre que había perdido durante los años negros en los que doparse era parte del entrenamiento. Incluso el Sky utilizó la Vuelta a España para que la alianza Bradley Wiggins-Chris Froome empezara a conocerse, si bien finalmente acabaron odiándose. En esta 70ª edición, en el 80º aniversario de la Vuelta, están prácticamente todos. Se echará de menos a Contador... y a Nibali.

Pocos se atreverán a decir que esta Vuelta no tiene el mejor cartel de la historia de la competición. Resulta complicado encontrar a prácticamente toda la flor y nata del ciclismo mundial partiendo en la primera etapa. Sólo Contador se quedó fuera porque ya había corrido también el Giro además del Tour y hacer las tres grandes en un año era un suplicio que no quería sufrir. Hay tan buenos corredores en el pelotón que ni siquiera la expulsión de Vincenzo Nibali debería quitar lustre a las futuras etapas que viviremos, especialmente esa salvaje jornada en Andorra que todos esperamos con una impaciencia poco sana.

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