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El Giro llegó a Forlì, el lugar donde reside la esperanza para la familia Pantani
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el juicio casi se archiva, pero aún sigue vivo

El Giro llegó a Forlì, el lugar donde reside la esperanza para la familia Pantani

El juicio sobre la muerte del 'Pirata' se reabrió en septiembre pero estuvo cerca de archivarse en diciembre. Ahora, con la causa aún abierta, la familia Pantani se niega a perder la esperanza

Foto: La memoria de Pantani sigue muy viva en el Giro (Imago).
La memoria de Pantani sigue muy viva en el Giro (Imago).

Quién iba a imaginar que en la etapa más sencilla (siempre hablando desde la teoría) de este Giro de Italia, uno de los grandes favoritos al triunfo final iba a tener tantísimos problemas que incluso pueden haberle hecho perder todas las opciones al triunfo final. Richie Porte lo tenía todo bajo control, aguantando a Alberto Contador y Fabio Aru en el podio etapa tras etapa, pero de repente, a cinco kilómetros de Forlì, tuvo un problema que le hizo perder 47 segundos con respecto al líder. Incluso Mikel Landa, el fantástico corredor de Astana, le ha superado ya en la clasificación. Queda mucho Giro, con contrarreloj y montaña de aquí a Milán, pero el error de Porte puede ser definitivo.

Tiene que haber pocas cosas más duras durante una etapa que aguantar con coraje y pundonor una fuga y que, en la volata, como llaman los italianos al sprint, no te queden piernas. Pero más aún fastidia eso si la ciudad a la que llegas es tu propia casa. Alessandro Malaguti estaba destrozado. Estaba a un par de pedaladas de llevarse su primera victoria en una grande y lo podía hacer en Forlì, la ciudad donde nació hace 27 años. Se bajó de la bici e histérico se tumbó en el suelo con la espalda sobre una valla y se lamentó de no haber aguantado el ritmo de Nicola Boem, el flamante ganador de una etapa que, en cierto modo, parecía diseñada para realizar un pequeño y disimulado homenaje a Marco Pantani.

Es imposible no acordarse del mítico Pirata cuando los ciclistas ruedan por las calles de Cesenatico. Es una pequeña localidad en la costa romañola famosa por su precioso puerto en forma de canal, que entra dentro de la ciudad como si de una arteria se tratase. Pero por pequeña que sea, esa ciudad ha dado al mundo del deporte a dos históricos de fútbol y ciclismo. El primero es Alberto Zaccheroni, que pasó en Cesenatico los primeros años de su carrera como entrenador; el segundo es Marco Pantani, que está enterrado allí, donde sigue, porque por ahora no han exhumado el cadáver.

Pero es que además, la organización de la corsa rosa decidió que el mismo día que pasaban por Cesenatico, acabarían en Forlì. No fue para Marco un lugar particularmente especial Forlì mientras estaba vivo, pero sí lo es ahora, años después de su fallecimiento en la Residencia Le Rose. Fue un juez de esa ciudad el que decidió reabrir la investigación sobre el fallecimiento del Pirata el pasado septiembre y el que lo ha aguantado abierto actualmente después de que estuviera prácticamente muerta la investigación en diciembre. Ocho meses después, la familia Pantani sigue expectante y convencida de que por fin se sabrá la verdad.

Si por algo no se ha archivado de nuevo el caso es porque, desde que se reabriera, han hablado con los investigadores más de veinte personas que en el anterior juicio no se habían escuchado nunca. Desde las enfermeras de la Residencia donde se hospedaba Pantani, hasta los tres médicos que realizaron los análisis sanguíneos al Pirata en Madonna de Campiglio en 1999, siendo estos los últimos testigos relevantes de los que se espera obtener alguna información relevante sobre la teórica alteración de las muestras de Marco.

Recordemos esos hechos, profundamente relacionados con la muerte de Pantani si no bien en el tiempo, sí en el fondo. En 1999, Marco era el líder destacado del Giro de Italia y virtual ganador. Pero de repente, en Madonna de Campiglio, se anunció que había dado positivo por un nivel demasiado alto de hematocritos, (51’9% por el 50% permitido). En realidad, no se trata de dopaje, sino que fue apartado del Giro conforme a los reglamentos introducidos para cuidar la salud de los corredores. Aquel día, su equipo, el Mercatone Uno, se retiró en bloque de la corsa. Marco, desesperado y gritando “¿Por qué justo yo?”, golpeó con todas sus fuerzas un espejo de la habitación y salió del hotel escoltado por la policía con la mano vendada. Ese fue el principio del fin del Pirata.

La hipótesis que se maneja fue la intromisión de ciertos grupos de la mafia italiana, que dispuestos a reventar las apuestas, se habrían organizado para interferir en las muestras de sangre del corredor, alterándolas. “Marco non vince il Giro” (Marco no ganan el Giro), le dijeron a un jefe mafioso encerrado en la cárcel, presunto cabecilla. La carrera de Pantani se deterioró, comenzó a tomar cocaína y esa mala vida le llevó a la Residencia Le Rose, donde murió el 14 de febrero de 2004 por sobredosis de cocaína. Pero tan alta era la dosis que le encontraron en el cuerpo magullado que sólo la podía haber ingerido diluida en agua… y aquí entra la hipótesis del homicidio intencionado. Alguien le habría obligado a ingerirlo. Eso es lo que cree Tonina Pantani, su madre, y toda su familia y sus abogados. La justicia, por ahora, guarda silencio.

Quién iba a imaginar que en la etapa más sencilla (siempre hablando desde la teoría) de este Giro de Italia, uno de los grandes favoritos al triunfo final iba a tener tantísimos problemas que incluso pueden haberle hecho perder todas las opciones al triunfo final. Richie Porte lo tenía todo bajo control, aguantando a Alberto Contador y Fabio Aru en el podio etapa tras etapa, pero de repente, a cinco kilómetros de Forlì, tuvo un problema que le hizo perder 47 segundos con respecto al líder. Incluso Mikel Landa, el fantástico corredor de Astana, le ha superado ya en la clasificación. Queda mucho Giro, con contrarreloj y montaña de aquí a Milán, pero el error de Porte puede ser definitivo.

Marco Pantani
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