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Contador, el ciclista que nunca se rinde
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Siempre se repone a la adversidad

Contador, el ciclista que nunca se rinde

Tras una recuperación milagrosa, se sube a la bici para correr la Vuelta ante el asombro de los médicos. Aún queda cuerda en esas privilegiadas piernas de Alberto

Foto: Alberto Contador celebra su victoria en Santiago. (Efe)
Alberto Contador celebra su victoria en Santiago. (Efe)

Como muchos otros niños, comenzó golpeando y persiguiendo un balón sin mucho éxito. Después probó con el atletismo, pero tampoco era lo suyo. Lo que realmente se le daba bien a Alberto Contador (Pinto, 1982) era la bici. Sus primeras pedaladas las dio con una mountain bike intentando seguir a su hermano, que ya corría con la Peña Ciclista de Pinto. El ciclismo se convirtió entonces en la gran pasión de este joven madrileño, que a fuerza de esfuerzo y cabezonería empezó a subir escalafones con tanto éxito como los puertos de montaña en los que no había quien le descolgara. Así se ganó el apelativo de Pantani, aunque a él como le gustaba que le llamaran era Alberto Contador.

Foto: Alberto Contador anuncia su retirada cuando finalice la Vuelta a España. (EFE)

En una familia de cuatro hermanos, Alberto compaginaba estudios con su pasión por la bicicleta hasta que un día llegó a un cruce de caminos y tuvo que elegir. Abandonó los estudios de segundo de veterinaria y se mudó a Azpeitia (Guipuzcoa) a correr con el Iberdrola, donde también militaba su amigo Jesús Hernández. La apuesta del joven Contador fue arriesgada, incluso rechazó dos ofertas de otros equipos porque él quería correr en el Iberdrola y dar el salto al profesionalismo con la ONCE. Y cumplió su sueño, como siempre antes lo había hecho. Un día Manolo Saiz le pidió que no posara para la foto de temporada del Iberdrola porque al año siguiente pasaría al equipo profesional. Alberto no supo qué responder.

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El pinteño, con el champán de la victoria ciclista. (Efe)

A la hora de la verdad, en su estreno con los 'mayores', el pinteño se adaptó perfectamente y a las primeras de cambio ya había inaugurado su palmarés. Fue en el Tour de Polonia y lo hizo en una contrarreloj, una disciplina donde el escalador madrileño también despuntaba. Todo eran elogios para Alberto, que ya soñaba con correr y ganar alguna vez el Tour de Francia. Otro sueño que se iba a cumplir en 2004, pero que el destino quiso que se retrasara. En plena Vuelta a Asturias de esa temporada, Contador se desmayó y comenzó a sufrir convulsiones. Los médicos le salvaron la vida en plena carretera y su futuro se nubló. Los estudios que le realizaron posteriormente no terminaban de ser concluyentes sobre un problema congénito que ponía en riesgo su carrera deportiva. Varios meses después se le localizó un cavernoma y fue intervenido en el hospital Ramón y Cajal de Madrid.

La operación fue un éxito y el pinteño podría volver a montar en bici. En esta ocasión, y como haría otras muchas veces en su vida, Alberto sorprendió a todos con una milagrosa recuperación. A las pocas semanas estaba montado en el rodillo y yendo al gimnasio para no perder tono muscular. Varios meses después pedaleaba en la carretera como si nada hubiera pasado ante el asombro de los doctores que le operaron. En la primera carrera que compitió tras la operación, el Tour Down Under, Contador ganó una etapa. Su espíritu de campeón pudo con todo una vez más.

Los éxitos se sucedían. Alberto era una de las grandes promesas del ciclismoespañol. Conoció el Tour, ganaba etapas y despuntaba en cada subida. Un nuevo susto a modo de desmayo en la Vuelta a Burgos no hizo más que aferrarle a la vida y acrecentar su espíritu de superación, ese que le conducirá a tantos éxitos en un futuro no muy lejano. En el Tour del 2007 su vida volvió a dar un giro radical cuando tras ser descalificado el danés Rasmussen, el español quedó en un lugar de privilegio para ganar en París. Era su primera gran vuelta por etapas. Contador entraba en el olimpo del ciclismo. Y tras ese Tour llegaron más. Y el Giro y la Vuelta... Alberto se convirtió en un tiempo récord en uno de los mejores ciclistas de la historia. Su hambre de victorias, además, no tenía límites y su palmarés crecía y crecía. Fue capaz, incluso, de ganar su segundo Tour luchando contra Lance Armstrong, quien le hizo la guerra desde su propia trinchera dentro del equipo Astana, un duelo del que el pinteño salió muy reforzado.

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Después de un decepcionante año, Alberto volvió a brillar como solía hacer. Ganó en febrero de 2014 su primera etapa, en la Vuelta al Algarve, y después arrasó en la Tirreno Adriático y la Vuelta al País Vasco. Fue segundo en la Volta a Catalunya y la Dauphiné y llegó al Tour en un estado de forma que invitaba a soñar con lo más alto. Sin embargo, la fatalidad, esa que tantas veces se ha cruzado en su vida y a la que tantas veces ha derrotado, le dejó fuera de combate y con una rodilla muy maltrecha. Tras una recuperación milagrosa otra vez, como cuando regresó de su operación del cavernoma, Contador se sube a la bici ante el asombro de los expertos médicos y a las primeras de cambio regresa a lo más alto. Esta vez para ganar la Vuelta a España, la tercera de su carrera y la última que ha ganado hasta ahora, y su sexta gran ronda por etapas –más las dos que le quitaron–, manteniendo su lugar de privilegio en el Olimpo de los dioses ciclistas.

Ahora, 14 años después de su primera victoria en el mundo del ciclismo, Contador ha anunciado su salida, no sin antes competir en la próxima Vuelta a España, que comienza en algo menos de dos semanas.

Como muchos otros niños, comenzó golpeando y persiguiendo un balón sin mucho éxito. Después probó con el atletismo, pero tampoco era lo suyo. Lo que realmente se le daba bien a Alberto Contador (Pinto, 1982) era la bici. Sus primeras pedaladas las dio con una mountain bike intentando seguir a su hermano, que ya corría con la Peña Ciclista de Pinto. El ciclismo se convirtió entonces en la gran pasión de este joven madrileño, que a fuerza de esfuerzo y cabezonería empezó a subir escalafones con tanto éxito como los puertos de montaña en los que no había quien le descolgara. Así se ganó el apelativo de Pantani, aunque a él como le gustaba que le llamaran era Alberto Contador.

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