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Carlos Verona: la invitación para 'jugar la Champions' que llegó a través de Facebook
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está a dos días de acabar su primera grande

Carlos Verona: la invitación para 'jugar la Champions' que llegó a través de Facebook

A sus 22 años forma parte de la generación que debe abanderar el ciclismo nacional en un futuro no muy lejano. Está muy cerca de terminar su primera grande

Foto: Carlos Verona, ante el autobús del Omega Pharma.
Carlos Verona, ante el autobús del Omega Pharma.

A sus 22 años Carlos Verona forma parte de la generación que debe abanderar el ciclismo nacional en un futuro no muy lejano. La meteórica carrera profesional del espigado ciclista nacido en San Lorenzo del Escorial comenzó en el verano del 2004. Ese año, Carlos y su vecino y amigo Alex comenzaron a seguir la Vuelta a España en la que Roberto Heras se jugaba la victoria final con Santi Pérez. Diez años después, Carlos forma parte de esa carrera que tanto le sedujo. "El hermano de mi vecino del pueblo corría en la escuela de ciclismo Hijos de Víctor Gil y al verle quisimos seguirle. Comenzamos a ver la Vuelta y a salir con la mountain bike", recuerda Verona. "Cuando decidimos apuntarnos a la escuela ya era tarde y tuvimos que esperar a la primavera del 2005. Ese invierno se me hizo eterno", apunta.

Comenzaba así una nueva etapa en la vida del pequeño Carlos. La historia de Verona no es de esas en la que el protagonista gana su primera carrera, pero sí en la que el flechazo por el ciclismo surge con la primera pedalada de infantiles. Desde entonces, la bicicleta ha sido su compañera inseparable de viaje. En la categoría junior Carlos sí despunta en el ranking nacional y, tras dejar atrás a su familia y trasladarse a Catalunya para seguir creciendo, un día recibe la llamada de Julio Izquierdo, director del Burgos-BH, para ofrecerle el salto de categoría. Verona tenía que decidir entre seguir los tiempos que marcaba su edad -18 años- o dar el salto al profesionalismo esquivando la categoría sub 23. "A veces hay que tomar decisiones claves en tu vida y cuando Julio me llamó decidí coger la oportunidad que me ofrecía", señala Carlos.

"Gracias al Burgos pude conocer carreras importantes, salir a Europa a competir y madurar -a pasaos de gigante- como ciclista", subraya. En ese aprendizaje avanzado que estaba completando el corredor de El Escorial apareció otra circunstancia que terminaría por acelerar el caminar de Verona en el ciclismo. El buen hacer de Carlos llamó la atención de Johan Molly, ojeador del Omega Pharma. Sin embargo, la manera de contactar con el joven Verona hizo dudar al de El Escorial de que se tratase de una broma. "De repente recibo un mensaje personal en Facebook. Me dicen que representan al Omega y que están interesados en conocerme. Como estaban realizando un 'training camp' cerca de Barcelona me ofrezco a ir con ellos al día siguiente. Pensaba que era una broma y marché hacia donde me habían dicho pensando que se estaban quedando conmigo. 'Me están tomando el pelo, pero tengo que comprobarlo con mis propios ojos', me decía a mí mismo", reconoce el propio Verona. "Pero no era una broma ni mucho menos. Cuando llegué allí y vi los coches, a Tom Boonen y al resto de corredores me quedé impactado. 'Van en serio', pensé", continúa.

El contacto entre el poderoso bloque de Patrick Lefevere y el corredor español se intensificó en los meses posteriores y finalmente Carlos recibió una oferta formal para correr defendiendo los colores de la escuadra belga en la que también militan gente como Cavendish, Petacchi..., por las siguientes dos temporadas. "Me quedaba un año de contrato con Burgos y lo cumplí para completar mi formación. Después me llegó la oportunidad de dar el salto", relata el español, que en su segunda temporada a las órdenes de los mandamases de Omega y con solo 22 años se ha ganado el derecho a correr la Vuelta a España, esa carrera en la que se enamoró del ciclismo. "Al principio me quedé en estado de shock por lo que me estaba ocurriendo, pero después te das cuenta que todos los ciclistas sufren como tú. Su clase es extraordinaria, sobre todo la de Boonen, que fue el que más me impresionó, y te hacen sentirte un privilegiado de poder compartir esta parte de tu vida con ellos", admite Verona.

Sin embargo, pese a que su carrera profesional sigue a un ritmo trepidante y va derribando barreras a una edad muy temprana, Carlos mantiene los pies en el suelo y no abandona su formación académica. "Hay que saber que el ciclismo no es eterno y que cuando esto acabe hay que ganarse la vida de alguna manera", expone con una claridad sorprendente para alguien de su edad. "Estudio marketing a través de la Universidad a distancia. Tengo dos años completados y el último lo he aparcado por un tiempo para centrar mis esfuerzos en la bicicleta en estos años claves, pero en cuanto pueda reanudo los estudios y me licencio", cuenta.

Mientras, a la espera de ese diploma universitario, Carlos avanza cursos en otra universidad, la del ciclismo. El próximo domingo se 'licenciará' en grandes vueltas, pero su carrera no acaba ahí. Aún le quedan muchas asignaturas que conocer y aprobar, aunque de momento sus calificaciones son más que notables.

A sus 22 años Carlos Verona forma parte de la generación que debe abanderar el ciclismo nacional en un futuro no muy lejano. La meteórica carrera profesional del espigado ciclista nacido en San Lorenzo del Escorial comenzó en el verano del 2004. Ese año, Carlos y su vecino y amigo Alex comenzaron a seguir la Vuelta a España en la que Roberto Heras se jugaba la victoria final con Santi Pérez. Diez años después, Carlos forma parte de esa carrera que tanto le sedujo. "El hermano de mi vecino del pueblo corría en la escuela de ciclismo Hijos de Víctor Gil y al verle quisimos seguirle. Comenzamos a ver la Vuelta y a salir con la mountain bike", recuerda Verona. "Cuando decidimos apuntarnos a la escuela ya era tarde y tuvimos que esperar a la primavera del 2005. Ese invierno se me hizo eterno", apunta.

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