De Jonge, el ciclista que esquivó la muerte en las tragedias de Malaysian Airlines

El nombre de Maarten de Jonge les sonará muy poco a los aficionados del ciclismo. El corredor holandés de 29 años sólo ha logrado un triunfo en profesionales –una etapa en el Tour de Tailandia este mismo año- y no suele destacar por sus gestas dentro de la carretera. Sin embargo, el ciclista que esta temporada defiende los colores del equipo malayo Terengganu Cycling se puede considerar el hombre más feliz de todo el pelotón internacional. Más incluso que Nibali con su jersey amarillo del Tour de Francia.

De Jonge tenía billetes para el avión de Malaysian Airlines que fue derribado por un misil este jueves en Ucrania con casi 300 pasajeros. Sin embargo, los caprichos del destino que deciden lo que le depara a cada uno decidieron que ése no era el avión al que debía subir Maarten. “Tenía pensado volver el jueves a Malasia porque mi madre y mis amigos tenían tiempo para acercarme al aeropuerto. Pero encontré un vuelo 300 euros más barato y decidí cambiarlo”, reconocía el holandés en declaraciones recogidas por algunos medios malayos. “Era bastante caro, de más de mil euros. Por tanto el querer economizar fue lo que me salvó la vida. Escogí un vuelo distinto, pero no todos mis conocidos lo sabían y cuando saltó la noticia todos me llamaron para ver si estaba vivo", continuaba De Jonge.

En estas circunstancias siempre se dice que uno vuelve a nacer, pero el caso del holandés es más llamativo aún porque el pasado mes de marzo ya afirmó esto cuando eludió la tragedia a última hora gracias a que cambió su itinerario –prefirió un vuelo más caro, pero sin escalas en su trayecto- y que en principio debía embarcarle en el avión también de Malaysian Airlines que acabó desapareciendo con 229 personas a bordo.

De Jonge, un trotamundos del pelotón, coincidió con el español Iker Camaño en 2011 cuando ambos corrían en el Endura Racing. “Es un tío peculiar”, reconoce el ciclista español. “Sobre todo es muy especial con la alimentación. Le encanta el pan y a veces es lo único que come: pan solo”, reconoce a El Confidencial el corredor vasco. “Es introvertido, va mucho a su rollo y no se implicaba mucho en las actividades del equipo”. Quizás eso, el actuar tan por su cuenta, fue lo que le ha salvado la vida por dos ocasiones. “A mí me pasa lo que a él y no vuelvo a montar en un avión en mi vida”, admite Camaño después de conocer la noticia del que fuera su compañero.

Sin embargo, De Jonge parece no tener miedo a los aviones y ayer mismo se embarcó en otro vuelo rumbo a Taiwan para seguir con su calendario de carreras. Viendo que la suerte le sonríe quizás no se plantee cambiar sus hábitos. Su única victoria como profesional, además, llegó justo después de eludir la muerte por primera vez, quién sabe si la fortuna le seguirá sonriendo y tras escapar de la tragedia por segunda vez vuelve a reencontrarse con la victoria sobre el asfalto. Fuera de él, sin dudas, ya ha vencido.