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Tiago Machado, el héroe anónimo que enterneció a los jueces del Tour de Francia
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Repescado tras llegar roto a la meta

Tiago Machado, el héroe anónimo que enterneció a los jueces del Tour de Francia

Alejado de las cámaras, que seguían a Contador, el portugués del NetApp fue protagonista de una de esas gestas que convierte a los ciclistas en héroes

Foto: Tiago Machado colgó esta instantánea en su cuenta de Twitter
Tiago Machado colgó esta instantánea en su cuenta de Twitter

La etapa del pasado lunes con final en la Planche des belles filles será recordada con el paso de los años por la caída de Alberto Contador que le obligó a abandonar la carrera y marchar para casa. Sin embargo, en la décima jornada de este Tour de Francia pasaron otras muchas más cosas. Alejado de las cámaras de televisión y del interés mediático -centrado en el ciclista madrileño- Tiago Machado, el portugués del NetApp, fue protagonista de una de esas gestas que convierte a los ciclistas en héroes. En este caso un héroe anónimo.

El corredor luso se fue al suelo en el descenso del Petit Ballon, justo unos metros antes donde cayó Contador. El drama del portugués no fue recogido por las cámaras de televisión, pero su relato tras la jornada de descanso le hizo pasar de héroe anónimo en la meta del lunes a ciclista idolatrado en la línea de salida de la undécima jornada. “Después de la caída caminé tambaleándome durante un tiempo”, reconocía el luso en su cuenta de Facebook. Comenzaba un día de terror para Tiago.

Machado, que afrontaba esa etapa desde la tercera plaza de la general y con el sueño de rendir a un gran nivel para acercarse al maillot amarillo provisional, se adentró en una pesadilla cuando menos lo esperaba. Pocos minutos después de su accidente llegaron los médicos de carrera, que tras un primer examen decidieron subirle a una ambulancia y trasladarlo al hospital. De hecho, desde Radio Tour y los medios oficiales de la ronda galase anunció la retirada del portugués. No obstante, Machado, un corredor que desde sus inicios en el Boavista siempre ha demostrado su casta y capacidad de lucha para alcanzar sus sueños -como pertenecer a un equipo del máximo nivel y correr el Tour de Francia-, no quiso darse por vencido. “Antes de que el doctor me diera el analgésico para el dolor le pregunté por mi bicicleta”. Así, tras taponar la herida de su codo izquierdo-un agujero que precisó varios puntos de sutura en meta-, y rechazar el calmante, el portugués reemprendió la marcha. “Nunca pensé que llegaría a la meta, pero si volvía a la bici y pedaleaba era el mejor mensaje para mi familia de que todo estaba bien”, relató Tiago.

Con la carrera lanzada y las cámaras de televisión centradas en los Nibali, Joaquín Rodríguez o Richie Porte entre otros, Machado tenía ante sí 100 kilómetros de calvario para alcanzar la meta. A la altura del avituallamiento se encontró con un compañero de equipo, el alemán Andreas Schillinger, que compartiría con él esos kilómetros sin glamour y de mucho sufrimiento en una lucha difícil de ganar. “Cuando vi al masajista llorando en el avituallamiento me dio fuerzas para seguir y pensar en que se podía conseguir. Mientras hay vida hay esperanza”, pensó.

Varias horas después, Nibali gana la etapa y sube al podio para recoger las loas del campeón. Machado, por su parte, sigue pedaleando a duras penas mientras su compañero Schillinger y su director le insuflan de ánimos para hacer más llevadero el dolor. No obstante, por la mente del portugués sobrevuela la idea de que estaba ante sus últimos kilómetros en el Tour de Francia, que el cierre de control era una espada de Damocles que no podría esquivar.

A 100 metros de cruzar la línea blanca y con los operarios del Tour trabajando a destajo para desmontar la meta de la primera etapa de alta montaña de este Tour de Francia, Tiago vio el final de su camino y el reloj que le mostraba su inevitable destino. “Nunca fui malo en matemáticas y cuando vi el reloj sabía que estaba fuera de control”, relataba el corredor del NetApp Endura, que junto a su compañero paró el crono en 43:06 de retraso con respecto a Nibali -el tiempo máximo de retraso estaba fijado en 40 minutos-. Machado, con su cuerpo dolorido y las heridas sangrando, rompía a llorar. “No pude contener las lágrimas por el dolor que podían sentir todos aquellos que me acompañaron en este duro camino. Mi director, mi masajista, mi compañero, mi familia…”, reconoció.

Sin embargo, el esfuerzo y el sufrimiento de Tiago recibieron una inesperada y merecida recompensa. Los jueces de carrera, sabedores de lo padecido por Machado y su compañero, dejaron de lado las reglas y los números por un momento y aconsejados por el corazón readmitieron a ambos corredores, que ayer pudieron tomar la salida y proseguir ese camino hacia los Campos Elíseos que casi se rompe en el Petit Ballon. “Quiero agradecer al Tour que me haya permitido seguir con el sueño de llegar a París”, confesaba un héroe anónimo que se ganó con su sufrimiento y su dolor el frío corazón de los burócratas y las reglas.

La etapa del pasado lunes con final en la Planche des belles filles será recordada con el paso de los años por la caída de Alberto Contador que le obligó a abandonar la carrera y marchar para casa. Sin embargo, en la décima jornada de este Tour de Francia pasaron otras muchas más cosas. Alejado de las cámaras de televisión y del interés mediático -centrado en el ciclista madrileño- Tiago Machado, el portugués del NetApp, fue protagonista de una de esas gestas que convierte a los ciclistas en héroes. En este caso un héroe anónimo.

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