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Alberto Contador y su equipo se lucen ante Oleg Tinkov, su excéntrico mánager
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El madrileño comienza la remontada

Alberto Contador y su equipo se lucen ante Oleg Tinkov, su excéntrico mánager

Oleg Tinkov no deja indiferente a nadie y sus salidas de tono y estilo soez, en varias oportunidades le ha granjeado muchas más enemistades que simpatías

Foto: Oleg Tinkov, durante un entrenamiento del Saxo-Tinkoff (EFE)
Oleg Tinkov, durante un entrenamiento del Saxo-Tinkoff (EFE)

El Tour de Francia se adentra en el macizo de los Vosgos. La carretera se empina y la carrera se anima. La primera toma de contacto con la montaña puso algunas cartas boca arriba de aquellos que se van a jugar la victoria final. El francés Biel Kadri (Ag2r) se llevó el triunfo de etapa para regocijo de la afición local, pero la emoción de la jornada estaba en el grupo de los favoritos. Tres puertos -algunos con rampas que desafiaban la gravedad- en los últimos 20 kilómetros de recorrido eran un anzuelo difícil de no morder para gente como Alberto Contador, que no puede dejar escapar ninguna oportunidad para enjugar los más de dos minutos de retraso que tiene en la general con Vincenzo Nibali.

El ciclista madrileño se lució, si bien más que los segundos ganados -tres a Nibali, siete a Porte y dieciocho a Valverde-, lo que realmente acaparó los elogios fueron las sensaciones de superioridad con el resto de sus rivales cuando la carretera mira hacia el cielo. Y no sólo Contador sacó a relucir su ‘plumaje’ para que el resto de rivales viera su poderío, sino que todo el Tinkoff-Saxo completó una magnífica actuación, incluido Rafal Majka -quien llegó al Tour protestando por su selección de última hora tras haber disputado el Giro de Italia y llegar un poco cansado de tanta competición-.

Probablemente fuera una coincidencia, o tal vez no, pero la primera etapa en la que el Tour se acerca a las nubes fue el díaelegido por el excéntrico Oleg Tinkov para desembarcar en la carrera. El mánager ruso del Tinkoff-Saxo es de esas personas que no deja indiferente a nadie y sus salidas de tono y estilo soez, en muchas ocasiones le ha granjeado más enemistades que simpatías. Sin ir más lejos, hace justo un año, Tinkov -muy activo en las redes sociales- atacaba vehementemente a su líder Contador por el rendimiento de éste en el pasado Tour:“El rendimiento de Contador no ha sido bueno. Él tiene que cambiar muchas cosas en su preparación y ser más profesional. ¿Va a hacer eso? Esa es la pregunta”. O “su sueldo no coincide con su actuación. Muy rico y no tiene hambre, esa es mi opinión. Se debe trabajar más”, eran algunas de las perlas que brindaba el multimillonario ruso.

Por aquel entonces los rumores de que Oleg dejaría de patrocinar al conjunto de Bjarne Rijs y comprarla licencia de otro equipo para tener un bloque a su antojo eran constantes. En el entorno de Contador no sentaron bien las palabras del mánager ruso, si bien se hizo autocrítica por el papel desempeñado en la ronda gala que se adjudicó Chris Froome. Varias semanas después el madrileño y el ruso limaban asperezas y firmaban una entente cordial, quizás como preámbulo de lo que se anunciaría poco después: Oleg Tinkov compraba la licencia al propio Rijs y se erigía en la máxima autoridad del equipo, que pasaría a llamarse Tinkoff-Saxo.

El ruso, quien también criticó a los ciclistas daneses de la escuadra diciendo que “no tenían sangre”, está poniendo desde entonces toda la carne en el asador para confeccionar el mejor equipo del pelotón, como él mismo ha reconocido que es su objetivo. De hecho, ha tentado a corredores como Peter Sagan, a un corredor español de máximo nivel o al estadounidense Andrew Talansky, aunque de momento no ha concretado ninguna de esas opciones -tampoco se pueden anunciar las nuevas incorporaciones hasta el 1 de agosto-.

De lo que no cabe duda es que Tinkov se ha involucrado mucho más en todos los aspectos del equipo. Viaja con el Tinkoff a las carreras de más nivel, como hizo durante el Giro de Italia, completando en su propia bici horas antes la misma etapa que cubriría después el pelotón. Sale a entrenar siempre que puede con sus pupilos, que en ocasiones aprietan el ritmo y le hacen sufrir como moneda de cambio a su particular manera de ‘motivar’. Otra de las excentricidades que el multimillonario nos ha obsequiado esta temporada fue la de fletar un vuelo privado días antes del arranque del Tour en Leeds para que todo el equipo pudiera inspeccionar nuevamente la temida etapa del pavés. Además, no duda en criticar, bien en los medios de comunicación o en su cuenta de Twitter, todo lo que no le gusta, como hizo atizando a SRAM, el proveedor de los grupos que monta su equipo, por el rendimiento que están teniendo sus componentes.

Oleg no es un recién llegado al mundo del ciclismo. Su pasión por este deporte le viene de lejos y en su día patrocinó el equipo Tinkoff Credit System, donde entre otros corredores militó Tyler Hamilton. El estadounidense y el ruso tampoco acabaron bien y el primero acabó acusando a Tinkov de fomentar el dopaje. Unas acusaciones que fueron desestimadas. Sin embargo, no ha sido el mundo de la bicicleta el que le ha aportado riqueza al excéntrico manager. Oleg ha creado un imperio económico con una filosofía clara: “Si amas el dinero puedes conseguir cualquier cosa”. Empezó vendiendo electrodomésticos en la Rusia postsoviética, ha creado una marca de cerveza, innovó con una banca ‘on line’, creóuna cadena de restaurantes, cosméticos y hasta publicidad digital.

Ahora, sin descuidar sus negocios, ha puesto todo su empeño en el ciclismo y mientras las cosas vayan bien su carácter parece dócil. Ayer, en la octava etapa del Tour, sus ‘chicos’ quisieron brindarle una buena actuación por si acaso… O tal vez no. Quizás fue sólo el hambre de unos corredores que cuando están en forma rinden a un gran nivel. No obstante, lo que sí está claro es que con la llegada de Oleg Tinkov al Tour de Francia, Alberto Contador ha comenzado la remontada. Confiemos en que las aguas sigan tranquilas en ese mar indómito que es el carácter de Oleg Tinkov.

El Tour de Francia se adentra en el macizo de los Vosgos. La carretera se empina y la carrera se anima. La primera toma de contacto con la montaña puso algunas cartas boca arriba de aquellos que se van a jugar la victoria final. El francés Biel Kadri (Ag2r) se llevó el triunfo de etapa para regocijo de la afición local, pero la emoción de la jornada estaba en el grupo de los favoritos. Tres puertos -algunos con rampas que desafiaban la gravedad- en los últimos 20 kilómetros de recorrido eran un anzuelo difícil de no morder para gente como Alberto Contador, que no puede dejar escapar ninguna oportunidad para enjugar los más de dos minutos de retraso que tiene en la general con Vincenzo Nibali.

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