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El tiempo pasa y los Knicks de Calderón siguen sin levantar cabeza
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los knicks, uno de los peores equipos de la NBA

El tiempo pasa y los Knicks de Calderón siguen sin levantar cabeza

Los New York Knicks, centrados más en lo que van a hacer a partir de la temporada 2015-2016 que en la actual, tienen uno de los peores récords de toda la NBA

Foto: Calderón se perdió las primeras tres semanas de competición por lesión (Reuters)
Calderón se perdió las primeras tres semanas de competición por lesión (Reuters)

Hace mucho frío en Nueva York, al menos para los aficionados de los Knicks. Si alguien deseaba que mejoraran con la llegada de Phil Jackson al cargo de presidente y la de Derek Fisher al de entrenador, va a tener que esperar, como mínimo, hasta la próxima temporada. Hasta entonces, otro curso de penas en el Madison Square Garden, y ya van unos cuantos desde que el equipo alcanzara su última final, en 1999.

Los Knicks tienen uno de los peores récords de la NBA: solo han ganado 4 de sus primeros 21 partidos, el peor comienzo de liga de su historia. "Sé que somos mejor equipo que ese 4-16", dijo Carmelo Anthony tras el partido contra Cleveland Cavaliers del pasado jueves, la sexta derrota consecutiva de los Knicks (ahora llevan siete). Los Knicks dominaron durante buena parte del partido, pero acabaron sucumbiendo ante LeBron James y Kirye Irving, autor fe 37 puntos y la canasta ganadora de los Cavs. Anoche, en Charlotte, los Knicks remontaron en el úlittimo cuarto, pero una mala defensa en la última jugada permitió que Kemba Walker, neoyorquino, anotara sobre la bocina y le diera la victoria (102-103) a los Bobcats, que llevaban diez derrotas consecutivas.

Los Knicks han conseguido esa horrible marca a pesar de haber tenido, hasta ahora, el cuarto calendario más fácil de las 30 franquicias de la NBA, según datos de Basketball Reference. La contratación de Phil Jackson trajo consigo la implantación del triángulo ofensivo. El ganador de once anillos no llegó a la Gran Manzana para entrenar, pero ese sistema de ataque era innegociable. Por eso eligió como entrenador a Derek Fisher, un exjugador sin experiencia en los banquillos, pero que había sido el base de los Lakers en los cinco títulos que ganaron con Jackson como técnico y conocía muy bien ese esquema.

Antes que Fisher, el principal candidato para hacerse cargo del equipo era Steve Kerr, que acabó fichando por los Golden State Warriors, el mejor equipo ahora mismo de la NBA: lleva 11 victorias consecutivas y solo han perdido dos partidos de los 18 que ha disputado. En Nueva York se tiran de los pelos, aunque es improbable que solo cambiando a Fisher por Kerr los Knicks estuvieran ahora mucho mejor de lo que están.

El juego de los Knicks no está funcionando. Es el equipo que más lento juega de toda la Liga, con 89,4 posesiones por partido. Anota 103,5 puntos por cada 100 posesiones, 2,5 puntos menos que la media de la competición. Pero lo peor está en defensa: recibe 109,7, solo mejor que los Timberwolves, los Jazz y los Lakers.

Lo más preocupante llega con el tiro de tres: los Knicks son el tercer equipo que más triples recibe de sus rivales y el cuarto que mejor porcentaje permite. Y en ataque, los jugadores que dirige Fisher son los que más lanzan desde la media distancia, el tipo de lanzamiento menos eficiente. Lo hacen en un 40,5% de sus tiros. Los Houston Rockets, cuyo plan de juego intenta evitar lo máximo posible esos lanzamientos, lo hacen un 11,6%.

El panorama no pinta bien en la Gran Manzana. La debilidad de la Conferencia Este es una aliada, pero ahora mismo es complicado imaginarse a los Knicks en 'playoffs', donde no estuvieron la temporada pasada. De los últimos 13 años, solo han jugado 4 veces los 'playoffs'. O mucho cambian las cosas, o la 2014-2015 será una temporada perdida. En su cuenta de Twitter, José Manuel Calderón colgó una imagen con la siguiente frase tras el partido contra los Cavs: "No hay que darse por vencido con un sueño por el tiempo que se tarde en conseguirlo. El tiempo pasa igualmente". Tras perderse las primeras tres semanas por una lesión muscular en la pierna derecha, el base extremeño volvió a jugar el pasado 22 de octubre. Promedia 9,6 puntos, 4,1 asistencias y 4 rebotes en siete partidos, de los que solo ha ganado uno. En Charlotte jugó 24 minutos, en los que anotó 9 puntos y dio 2 asistencias.

La parte deportiva es un desastre, pero en los demás la franquicia funciona de maravilla. Los Knicks representan la paradoja del deporte moderno: no hace falta ganar para que los números cuadren. Las primeras filas del Madison Square Garden siguen repletas de caras conocidas: los partidos de los Knicks, por muy mal que esté el equipo, siguen siendo uno de los principales actos sociales de la ciudad de Nueva York. La asistencia media en los 10 partidos que han jugado en casa ha sido de 19.812 espectadores, lleno total. Eso, a pesar de que los Knicks tengan las entradas más caras de la liga: 105 euros de media. El equipo es un buen negocio aunque sus resultados deportivos sean un desastre año tras año.

La razón de fichaje de Phil Jackson tenía más que ver con el medio plazo que con el corto. Tras asegurar la continudad de Carmelo Anthony (5 años y 100 millones de euros), toda la atención se puso en el próximo verano. Solo con los finales de contrato de Amar'e Stoudemire y Andrea Bargnani, los Knicks liberarán casi 35 millones de dólares, más de un tercio de lo que tienen comprometidos esta temporada. Eso será a partir del próximo mes de julio, donde entrará en juego la capacidad de Jackson para seducir a los mejores agentes libres y convencerlos para que se muden a Nueva York y jueguen junto a Anthony. Uno de esos agentes libres puede ser Marc Gasol, uno de los jugadores más deseados de la NBA. Pero para ficharlo van a tener que pujar muy fuerte.

Hace mucho frío en Nueva York, al menos para los aficionados de los Knicks. Si alguien deseaba que mejoraran con la llegada de Phil Jackson al cargo de presidente y la de Derek Fisher al de entrenador, va a tener que esperar, como mínimo, hasta la próxima temporada. Hasta entonces, otro curso de penas en el Madison Square Garden, y ya van unos cuantos desde que el equipo alcanzara su última final, en 1999.

José Manuel Calderón
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