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Natalie Nakase tiene un sueño: ser la primera entrenadora en la historia de la NBA
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Natalie Nakase tiene un sueño: ser la primera entrenadora en la historia de la NBA

Ayudante del coordinador de vídeo de los Clippers, en la Liga de Verano ha estado en el banquillo como asistente. Su deseo ahora es ser entrenadora jefe

Foto: Natalie Nakase charla en el banquillo de los Clippers durante la Liga de Verano disputada en Las Vegas.
Natalie Nakase charla en el banquillo de los Clippers durante la Liga de Verano disputada en Las Vegas.

Corría el año 1997 cuando, en virtud de una estratégica decisión por parte del ex comisionado David Stern, la NBA alistaba en sus filas a Violet Palmer y Dee Kantner, las dos primeras mujeres en arbitrar en las Grandes Ligas estadounidenses. Un paso elogiable y estratégicamente calculado por parte de la mejor liga de baloncesto del planeta. Sin embargo, las puertas de los vestuarios y las del parqué siguen cerradas a cal y canto para ellas. En su día, la legendaria Pat Summit, quien ostenta el récord de triunfos en el baloncesto universitario durante los 31 años (1981-2012) que dirigió a las ‘Lady Vols’ de la Universidad de Tennessee, estuvo cerca pero los insistentes rumores que la colocaban en una franquicia NBA no tomaron forma. Natalie Nakase (Anaheim, 1980) sueña con derribar esa barrera y convertirse en la primera entrenadora de la NBA. Ayudante del coordinador de vídeo de los Clippers desde 2012, la franquicia angelina aprovechó la pasada Liga de Verano de Las Vegas para brindarle la oportunidad de ser la ayudante del técnico Brendan O’Connor, sustituto de Doc Rivers en escaparate estival.

“Es donde ella quiere estar algún día. No importa si es hombre o mujer. Ella quiere ser entrenadora a toda costa y pone todo lo que está en su mano para conseguirlo. Ha estado durante todo el año en nuestra sala de vídeo. Es excelente, muy leal y, por encima de todo, una estudiosa del juego. Pensé que era importante recompensar de alguna forma su gran labor”, declaraba Rivers en un reportaje publicado por el New York Times. Después de que en 2011 los Grizzlies prescindieran de los servicos de Trish McGhee (también asistente de vídeo) por culpa del lockout, Nasake se ha convertido en la única mujer dentro del amplio abanico que representa el staff técnico de un equipo NBA.

Con 34 años, sabe que entrenar abarca mucho más que preparar vídeos (normalmente también se les ve cogiendo rebotes en las sesiones de tiro o poniendo bloqueos en las prácticas) y explicar a los jugadores los aspectos específicos a mejorar en relación a las imágenes. Por algo se empieza. Que se lo digan a Erik Spoelstra, Frank Vogel o Mike Brown. Antes de ocupar el cargo de ‘head coach’, los tres metieron la cabeza en la NBA como miembros del equipo de vídeo. Un trabajo meticuloso y preciso que requiere una gran capacidad de sacrificio, no sólo en cuanto a dedicación sino también económico. En su primer año no cobró nada y el pasado curso recibió una compensación mínima, máxime si la comparamos con las mareantes cifras que manejan sus compañeros. Una falta de ingresos que suple con la generosidad de una de sus hermanas mayores, quien le acoge en su casa de manera altruista.

Recién estrenado su cargo, la ESPN contó su historia en un delicioso perfil escrito por Kate Fagan e incluido en la sección ‘Outside The Lines’. Entregada en cuerpo y alma a su vida profesional, Nakase huye de cualquier elemento que perturbe su concentración. “La mayoría de mis amigos no me entienden. Ellos me preguntan: ‘¿Quieres salir? ¿Quieres hacer algo?’, y yo siempre respondo: ‘No, me gusta estar en el gimnasio’”, explicaba orgullosa. En el gimnasio o alguna playa californiana suele realizar tablas de ejercicio más propias de los cuerpos de élite del ejército. En su mente sólo retumba una obsesión: entrenar en la NBA.

En el mencionado reportaje, Billy King, General Manager de los Brooklyn Nets, era tajante en sus previsiones:"Habrá una mujer en el puesto de asistente de un entrenador NBA en los próximos 10 años", aunque avisaba de que no sería un escenario demasiado alentador para la protagonista: “Siempre que eres el primero en algo la gente no quiere que tengas éxito. Creo que habría muchas bromas crueles de puertas para dentro y mucha gente intentaría que la cosa no funcionase”. Una batalla que Natalie asume y de la que no rehúye. “Tal ver a algunos chicos les cueste más entender que tienen que escuchar a una mujer pero, sinceramente, todos ellos han sido estupendos. Creo que, en este sentido, la culpa es de Doc (Rivers) y Brendan (O’Connor). Tan pronto como me dijeron: ‘Ey, tienes permiso para preparar un entrenamiento’, acabé por ganarme el respeto”, comentaba a la web de los Clippers. Una tolerancia que ha quedado patente cada vez que Natalie se ha cruzado por los pasillos con sus homólogos: un choque de manos, un abrazo o una felicitación, gestos de cariño y admiración del todo reconfortantes. Porque como comenta el alero de los Warriors, Andre Iguodala, “un jugador lo único que quiere es trabajar para alguien que conozca el juego".

En su estreno como asistente tuvo una testigo de excepción. En el modesto graderío del Thomas Mack Center de Las Vegas se encontraba Nancy Liberman. La leyenda del baloncesto femenino que creció en el Nueva York de los setenta idolatrando a los Knicks de Walt Frazier ostenta el honor de ser la primera mujer en entrenar a un equipo profesional estadounidense. Fue en 2010/2011 cuando dirigió a los Texas Legends, el equipo de la Liga de Desarrollo afiliado a los Dallas Mavericks. Ahora ocupa el puesto de asistente del General Maganer de la franquicia tejana. Rebosante de alegría, seguía con atención el trabajo de Natalie en la banda. “Va a haber un día en que una mujer llegue a entrenar en la NBA. Va a pasar, como entrenadora de la Liga de Desarrollo, como asistente. […] Estoy muy orgullosa de que Natalie tenga esta oportunidad. Sé lo duro que es. Pero, lo más importante de todo, es que no queremos ser contratadas por el hecho de ser mujeres. Queremos aspirar a ser entrenadoras porque nos lo hemos ganado y tenemos la cualificación para desempeñar este trabajo”.

Aunque sus caminos parezcan entrecruzarse, su evolución no ha sido la misma. Lieberman llegó a los banquillos tras brillar en el parqué. En el caso de Nakase, la oportunidad de entrenar surgió tras finalizar de forma prematura su carrera como jugadora. Natalie es la más pequeña de las tres hijas del matrimonio formado por Gary y Debra Nakase, miembros de la segunda generación de japoneses afincados en Estados Unidos. Tras destacar en el instituto californiano de Marina, su 1,57 supuso un escollo a la hora de ser reclutada por una universidad de prestigio. Cuando la Universidad de California Irvine (UCI) puso sus ojos en ella, rechazó la oferta para jugar sin beca en UCLA, el equipo de sus sueños. Sin embargo, en el verano de 1998, antes de arrancar la temporada, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, lo que le mantuvo en el dique seco durante toda la campaña. Volvió con fuerza y los siguientes tres años fue la base titular de uno de los ‘college’ con más solera en el mundo del baloncesto.

La feroz competencia le impidió dar el salto a la WNBA y, tras dos campañas en la NWBL, el equivalente a la Segunda División femenina, las Phoenix Mercury la cortaron antes de debutar. Fue entonces cuando probó suerte como entrenadora en una liga amateur antes de volar a Alemania en busca de un futuro como jugadora. En el Herner (2007/2008) los ligamentos de su rodilla volvieron a lastimarse, precipitando su retirada. Aunque permaneció como entrenadora del equipo de la pequeña ciudad de Wolfenbüttel durante dos campañas (2008/2010), el destino le tenía reservado un giro radical. Un amigo californiano que jugaba en el extinto Tokyo Apache le propuso viajar a Japón, la tierra de sus antepasados, y ella no lo pensó. Su idea inicial era la de entrenar a un equipo femenino pero se topó con el proteccionismo de la liga femenina nipona, que no permite extranjeros en su competición. En lugar de desistir, buscó un lugar como asistente no oficial en el equipo de su colega. Desde el primer momento, sus capacidades convencieron al ex entrenador NBA Bob Hill, por entonces head coach del Apache. Su labor consistía en preparar informes de los rivales así como empaparse de las ideas de Hill en los entrenamientos.

A final de la temporada, la falta de apoyo provocó la desaparición del equipo de la capital japonesa. Hill recomendó a su amigo Dean Murray, técnico de los Saitama Broncos, que contratara a Natalie como asistente. “Después de la enorme implicación que vi por su parte no pude apostar contra ella”, recuerda Hill. Tras tomar el consejo, los malos resultados hicieron rodar la cabeza de Murray a mitad de temporada, convirtiendo a Natalie en la primera entrenadora de la liga masculina japonesa. “Ella se presentó ante nosotros como una competidora”. Jayme Miller, jugador estadounidense que militó aquel año en los Broncos, nunca había estado bajo la batuta de una mujer. Sin embargo, ver la pasión con que preparaba los entrenamientos (llegar la primera e irse la última) derribó sus prejuicios.

Tras no llegar a un acuerdo sobre su futuro con la directiva, Natalie se desvinculó del equipo y, atendiendo al sabio consejo de su padre, en la primavera de 2012 regresó a Estados Unidos para convertirse en la primera mujer que entrene en la NBA. En este tiempo, la paternal figura de Hill, mentor y consejero, siempre estuvo presente en sus decisiones. “Él es la razón por la que estoy persiguiendo mi sueño. Quedé fascinada por sus experiencias. Con él, el baloncesto era un 24/7 y yo quise formar parte de eso. Me abrió el camino de lo que el baloncesto podía llegar a ser”. Su relación era tan estrecha que cuando recibió una oferta para ser asistente de la UNLV (Universidad de Nevada, Las Vegas), mantuvo una conversación vía Skype con Kiev, donde Hill trabajaba como asesor de la selección ucraniana, que le sacó de dudas. La NBA o nada. Allí le esperaba la llamada de los Clippers con el ex entrenador Vinny Del Negro a los mandos. Del Negro se fue y llegó Doc Rivers, pero nuestra protagonista mantuvo su puesto.

Con la Liga de Verano terminada, la metódica Nakase regresará a la sala de vídeo. Allí proseguirá con su minucioso análisis para responder a los exigentes requerimientos del staff técnico de la franquicia angelina. Su camino no ha hecho más que empezar. Y si algo tiene claro es que por falta de tesón no va a ser. “Nunca creo que algo sea demasiado grande. Creo que cualquiera puede hacer cualquier cosa que se proponga siempre y cuando se mantenga concentrado y no desista en su intento. Muchas veces, cuando la gente va detrás de sus objetivos, en cuanto se topa con alguna dificultad en el camino desiste. Pero mi padre me inculcó que hay que seguir intentándolo y, como es algo que me encanta hacer, lo seguiré intentando siempre”. En su perfil de Twitter, suele dar rienda suelta a su ambición. “Si crees que no puedo hacer algo, sólo dame una oportunidad. No un reto, sino una oportunidad”, comenta en el último mensaje hasta la fecha que figura en su timeline. Una oportunidad que acabará por llegar.

Corría el año 1997 cuando, en virtud de una estratégica decisión por parte del ex comisionado David Stern, la NBA alistaba en sus filas a Violet Palmer y Dee Kantner, las dos primeras mujeres en arbitrar en las Grandes Ligas estadounidenses. Un paso elogiable y estratégicamente calculado por parte de la mejor liga de baloncesto del planeta. Sin embargo, las puertas de los vestuarios y las del parqué siguen cerradas a cal y canto para ellas. En su día, la legendaria Pat Summit, quien ostenta el récord de triunfos en el baloncesto universitario durante los 31 años (1981-2012) que dirigió a las ‘Lady Vols’ de la Universidad de Tennessee, estuvo cerca pero los insistentes rumores que la colocaban en una franquicia NBA no tomaron forma. Natalie Nakase (Anaheim, 1980) sueña con derribar esa barrera y convertirse en la primera entrenadora de la NBA. Ayudante del coordinador de vídeo de los Clippers desde 2012, la franquicia angelina aprovechó la pasada Liga de Verano de Las Vegas para brindarle la oportunidad de ser la ayudante del técnico Brendan O’Connor, sustituto de Doc Rivers en escaparate estival.

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