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Pau Gasol o cuando la felicidad no se alcanza ganando 19 millones de dólares
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LA NBA ATRAPA A LOS JUGADORES A CAMBIO DE SUSTANCIALES CANTIDADES DE DINERO

Pau Gasol o cuando la felicidad no se alcanza ganando 19 millones de dólares

Estados Unidos es una máquina de crear ídolos. Necesita héroes, alicientes. Su sociedad está montada así, pero ese carácter impersonal les lleva a cambiar de referente,

Foto: Pau Gasol o cuando la felicidad no se alcanza ganando 19 millones de dólares
Pau Gasol o cuando la felicidad no se alcanza ganando 19 millones de dólares

Estados Unidos es una máquina de crear ídolos. Necesita héroes, alicientes. Su sociedad está montada así, pero ese carácter impersonal les lleva a cambiar de referente, a olvidar al anterior con pasmosa facilidad. Son capaces de perdonar todo como de castigar cualquier descuido. Pau Gasol (32 años) es el último caso. Y lo peor para el mejor jugador español de baloncesto de todos los tiempos es que la maquinaria ya está en marcha y no se detendrá hasta que salga de los Lakers. A Pau sólo le queda esperar y no desesperar. Fácil porque tiene un contrato garantizado hasta 2014 con 20 millones de dólares en el último año, pero complicado cuando la crítica y su propio equipo parecen señalar al español como el malo de la película. Quiere jugar y, sobre todo, ser feliz, algo que ahora mismo parece complicado por California. 

Pau y los Lakers son presos de lo firmado en diciembre de 2009 en plena euforia amarilla y entre sendos anillos de la NBA. Bendita condena por un montante de 45 millones de euros que pensarían muchos, pero que cada día es más incómoda para ambas partes. Kobe quería a su lado al mejor posible y apostó por el español. Hombre de equipo, anotador cuando hacía falta y con respeto ganado entre el resto de jugadores de la NBA. Todo en uno. El problema llegó hace algo menos de dos años, en la primavera de 2011, cuando el equipo del glamour desconectó. Ni Phill Jackson pudo detener la sangría, que continuó con Brown y sigue con D'Antoni

El recién llegado fue el primer en levantar la voz en contra de Gasol, pero sin el español en el campo nada ha mejorado. Incluso con el medallista de plata en Londres en el banquillo, su equipo ha recibido 40 y 34 puntos en sendos últimos cuartos ante Orlando y Houston, respectivamente. D'Antoni acusó al pívot de no meter intensidad al juego, culpándole de algunas derrotas. Pues bien, la respuesta del equipo no se hizo esperar con esos dos nefastos parciales, sin Pau sobre la madera.  La primera de las ausencias fue sangrante, ya que en la NBA no hay nada peor que un titular vea los últimos minutos del partido desde el banquillo. Humillación es el sentimiento que mejor describe esa situación. 

El técnico no quiere al español, en una historia que por repetitiva no deja de ser dolorosa. El último rumor de traspaso apunta a Minnesota, pero un jugador que cuenta con dos anillos, cuatro presencias en el All Star, 11 años en la NBA y que está entre los 10 mejores de la Liga, al menos se merece un respeto que no está encontrando en Los Ángeles. 

Gasol calla. Simplemente ha pedido jugar en su sitio y ahora parar para recuperarse de sendas tendinitis en sus rodillas. La NBA no contempla casos como el de Cristiano Ronaldo y el Real Madrid, cuando el pasado 1 de septiembre el portugués pidió a Florentino Pérez cambiar de equipo. Y menos aún que un jugador proclame ese malestar en público. Multa, y de las buenas, como bien sabe Rudy Fernández cuando su agente insinuó que buscaba una salida de Portland.

Tal y como está montado el espectáculo de la NBA, el jugador es mera mercancía, pero siempre pagan hasta el último dólar firmado, eso sí. En el caso de Pau es de lujo, pero llega un momento en el que el dinero ya no es lo más importante. Gasol, con los 19 millones de dólares que tiene garantizados, es el noveno jugador mejor pagado de la Liga. En su equipo, Bryant y Howard están por encima de él, pero ni ese rango de estrella le permite moverse en sentido alguno. En el verano de 2011 ya preparó la mudanza y el tiempo da la razón a los que en ese momento apostaba por su traspaso, por su adiós a Rodeo Driver y el lujo de Los Ángeles. 

Salvando las distancias, José Manuel Calderón (31 años) y Víctor Claver también están sufriendo en sus carnes el rigor de la NBA. El base ha perdido su condición de titular en el quinteto de los Toronto Raptors, un equipo que está cumpliendo con las expectativas al ser el penúltimo clasificado de toda la NBA. Calderón termina contrato este año y su peor enemigo, algo parecido a lo que sucede con Pau, son los 10,5 millones de dólares que tiene garantizados. Es el jugador mejor pagado y no forma parte del quinteto titular, algo que en la mejor Liga no se entiende. La historia de Claver es distinta. El ex de Valencia Basket ve los partidos en la grada y, cuando ha aparecido sobre la cancha, su aportación no ha llegado ni a los 20 minutos. A partir de este fin de semana, ya ha sido relegado al segundo equipo para dar lustre a una Liga en la que nunca ha jugado un subcampeón olímpico.

Estados Unidos es una máquina de crear ídolos. Necesita héroes, alicientes. Su sociedad está montada así, pero ese carácter impersonal les lleva a cambiar de referente, a olvidar al anterior con pasmosa facilidad. Son capaces de perdonar todo como de castigar cualquier descuido. Pau Gasol (32 años) es el último caso. Y lo peor para el mejor jugador español de baloncesto de todos los tiempos es que la maquinaria ya está en marcha y no se detendrá hasta que salga de los Lakers. A Pau sólo le queda esperar y no desesperar. Fácil porque tiene un contrato garantizado hasta 2014 con 20 millones de dólares en el último año, pero complicado cuando la crítica y su propio equipo parecen señalar al español como el malo de la película. Quiere jugar y, sobre todo, ser feliz, algo que ahora mismo parece complicado por California. 

Pau Gasol