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Florentino Pérez pide perdón a Carmena por la "pesadez" de tanta visita al Ayuntamiento
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la celebración de la copa del rey

Florentino Pérez pide perdón a Carmena por la "pesadez" de tanta visita al Ayuntamiento

Los campeones de la Copa del Rey hicieron el tradicional -y muy repetido- paseo por las instituciones de la ciudad. Antes de la alcaldía pasaron por la Comunidad de Madrid y vieron a Cristina Cifuentes

Foto: Manuela Carmena, con el equipo campeón (Twitter)
Manuela Carmena, con el equipo campeón (Twitter)

El camino ya se lo saben, no necesitan Google Maps ni nada que se le parezca. Los jugadores del Real Madrid, flamantes campeones de la Copa del Rey, ya se sienten hasta cómodos con el protocolo. Y ya es raro que un deportista, espíritu libre, se vea a gusto en tal circunstancia. Las claves del equipo son muy diversas, pero los ídolos populares son claramente identificables: Llull, Doncic. Si se apura mucho, Pablo Laso, que a cada día que pasa se le ve más la cara de redentor de una sección a la deriva. Recordar lo que era el equipo de baloncesto del club blanco antes de su llegada es un ejercicio que hay que hacer de vez en cuando, para poner en valor lo conseguido.

La primera parada es la Puerta del Sol, centro urbano y epicentro de la vida en la ciudad de Madrid. También es la sede del gobierno de la Comunidad Autónoma, juntando un revoltijo algo extraño que acerca, al menos físicamente, a los políticos, los madrileños y los turistas. Allí llegaron los héroes, que de tanto camino andado ya saludan a la presidenta Cristina Cifuentes con suma familiaridad.

El Madrid y sus "buenos ojos" a Cifuentes

"Mi corazón no puede ser más blanco", decía, enfática, Cifuentes. Desde que llegó la política a la casa del reloj el Madrid no hace más que ganar y ella hace por recordarlo. "Creo que os estoy dando suerte", bromeaba. Ella, como también es costumbre, no dudó en enfundarse la camiseta del club que le habían regalado unos minutos antes. En 20 meses que lleva en el cargo han ido por allí cuatro veces. Suficiente para que tenga un fondo de armario importante de camisetas blancas. Aunque esta, quizá, no se la ponga mucho, pues parece ser que le venía un poco estrecha: "La próxima vez traedme una un poco más ancha, que me habéis visto con muy buenos ojos", reía la presidenta.

Estos actos son el sueño de cualquier político. Acostumbrados al fango del día a día, las toneladas de crispación que esperan desde el primer café de la mañana, recibir a un equipo de baloncesto es una tarea muy amable. Además, el deporte utilizar grandes palabras, entronizar los valores que, reales o no, se asocian tradicionalmente con estas ocasiones.

"La honestidad, el señorío y la sencillez", decía Cifuentes, son las fortalezas de un equipo que se ha consagrado "como el mejor que ha habido jamás en la historia". Palabras grandilocuentes. Una destaca en el imaginario madridista, señorío, que evoca por si misma una clave de la historia blanca. Para bien y para mal. La política supo utilizarla, es una palabra casi en desuso en el idioma, se utiliza exclusivamente cuando se habla del club de Chamartín. Ya de paso le dio para contar que el club es "un ejemplo de integración de todas las nacionalidades". La capacidad inclusiva del deporte, que eso sí que no es un mito.

placeholder Cristina Cifuentes, con el equipo (EFE)
Cristina Cifuentes, con el equipo (EFE)

De Sol a Cibeles

A poco más de un kilómetro, bajando la calle de Alcalá, el Real Madrid encuentra su sala de fiestas. Si el Bernabéu es la catedral y Valdebebas el centro de trabajo, la Cibeles es el ocio, el esparcimiento y la incontenible alegría. A la diosa, ahí clavada desde 1782, acuden los madridistas para compartir con sus aficionados los títulos. Desde hace unos pocos años también se asienta en la plaza el Ayuntamiento de la ciudad. En este caso, y sin temor a equivocarse, se puede decir que los blancos llegaron antes.

Allí esperaba Manuela Carmena, que en otros tiempos tuvo alguna pequeña trifulca con este tema -regaló unos ceniceros portátiles no muy del agrado de los jugadores- pero que, con el tiempo, se ha dado cuenta que el equipo de baloncesto es una ayuda a la ciudad, una manera de vender una alegría que ella no siente, pues en ocasiones ha dicho estar lejos del deporte, pero ha terminado por entender que para mucha gente sí es importante.

Quizá sabiendo esto, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, empezó pidiendo disculpas por la "pesadez" que supone tanta visita al ayuntamiento. Ella respondió con cariño: "No nos cansamos nunca, por nosotros seguid ganando". La alcaldesa eligió en esta ocasión un libro para agasajar a los baloncestistas. No uno cualquiera, uno especial y con vinculación al lugar en el que se celebraba la victoria, pues narra la historia de la diosa Cibeles. "Era una señora reina, pero tan discreta que mira con cara de comprensión, entendiéndonos a todos y pidiéndonos que entre todos seamos capaces de hacer una buena convivencia", destacaba la alcaldesa.

También tuvo palabras de elogio para un equipo que es "un orgullo constante" para la ciudad de Madrid. Incluso se aventuró a un apunte técnico: "Son tan buenos que hacen que los rivales jueguen mejor". La celebración básica, la de la Copa, se sumaba esta vez al nacimiento del hijo de Felipe Reyes, capitán del equipo, que tuvo un regalo especial de parte de Carmena. Aprovechó la coyuntura la alcaldesa para dar cariño y decir que espera que "esos nuevos madileñitos continúen la saga de sus famosos padres". El bebe, con horas de vida, ya tiene un poco de presión añadida.

En el Ayuntamiento, estación final de la gira de reconocimientos, también cogió el micrófono Florentino Pérez. Y lo hizo, curiosamente, para reivindicar el terruño. El presidente ha pasado buena parte de su tiempo en el Real Madrid hablando de la universalidad del club, pero este lunes era propicio para recordar la infancia, cuando esto era solo un juego y no una multinacional. "No olvidamos cuál es nuestro origen, Madrid es nuestro punto de partida", remarcó el mandatario blanco. Él, como ya había hecho Cifuentes, asoció el Madrid con los valores. En este caso tocaban dos muy deportivos: "El sacrificio y el espíritu de equipo" que han dado de este equipo de Laso "un lujo irrepetible y legendario". Carmena también recibió el mismo regalo que Cifuentes, aunque ella no llegó a comprobar si habían acertado con la talla, pues no se la llegó a poner.

El camino ya se lo saben, no necesitan Google Maps ni nada que se le parezca. Los jugadores del Real Madrid, flamantes campeones de la Copa del Rey, ya se sienten hasta cómodos con el protocolo. Y ya es raro que un deportista, espíritu libre, se vea a gusto en tal circunstancia. Las claves del equipo son muy diversas, pero los ídolos populares son claramente identificables: Llull, Doncic. Si se apura mucho, Pablo Laso, que a cada día que pasa se le ve más la cara de redentor de una sección a la deriva. Recordar lo que era el equipo de baloncesto del club blanco antes de su llegada es un ejercicio que hay que hacer de vez en cuando, para poner en valor lo conseguido.

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