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La final de la ACB, una obra en tres actos
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los blancos juegan en casa

La final de la ACB, una obra en tres actos

El tercer partido es el punto de inflexión de una final. El Madrid robó al Barça la ventaja de campo y ha dado mejores sensaciones, pero los de Xavi Pascual saben competir

Foto: Oleson, Llull y Ayón (EFE)
Oleson, Llull y Ayón (EFE)

Con las piernas cargadas y doloridas, los brazos magullados de tanto golpe y el físico colgando por la acumulación de partidos, el Madrid y el Barcelona se juegan la temporada en una semana. El tercer asalto, hoy en el Palacio de los Deportes (20.00 h., TDP) será un punto de inflexión. Quieren ambos ser campeones de ACB, salvoconducto a la tranquilidad después de que ambos conjuntos fracasasen en Europa y, por lo tanto, no tengan más redención que ganar la liga. Se han disputado ya dos encuentros y en el marcador se habla de tablas pero las sensaciones pertenecen al Real Madrid. Es cuestión menor esto, las cuestiones de moral son voluble y cambian súbitamente de partido a partido.

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El Madrid ha demostrado que tiene ataque para hacer mucho daño. Ha demostrado en los dos partidos de Barcelona una superioridad real, aunque solo uno terminase en el zurrón de los de Laso. El segundo encuentro fue una exhibición de músculo, uno de esos extraños días en los que tanto la defensa como el ataque están afinados y precisos. Tanto que dejó al Barcelona, en el Palau Blaugrana, a 20 puntos de la victoria.

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En el primer día los blancos salieron derrotados, pero ni siquiera un final calamitoso quita la sensación de que en ese partido tuvieron muchas para ganar. Ese día la defensa blanca fue más torpe, pero el ataque estuvo, como en la segunda entrega, casi perfecto. Fueron 99 puntos por los 100 del Barcelona, en una jugada final tonta en el que el Madrid se olvidó de defender y vio como le vacunaban en el último segundo. De esa derrota, más allá del latigazo del dolor que supone perder así, pudieron sacar lecturas positivas. Como por ejemplo, que son capaces de irse dos veces seguidas a más de noventa puntos contra un entrenador que es un enfermo de encajar pocos puntos.

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Xavi Pascual es uno de los más necesitados de victoria en esta eliminatoria. En caso de no conseguirla marcaría su segundo año en blanco, y es algo que difícilmente se aceptará bien en la casa, muy acostumbrada a la victoria en los últimos lustros. Sabe bien que para acercarse al Madrid necesita mejorar la defensa, ajustar el equipo para encontrar maneras de detener al rival. Especialmente a Gustavo Ayón, un jugador al que el Barça renunció y que está demostrando partido tras partido que su baloncesto le da para dominar Europa. Es más fuerte y más talentoso que los muy buenos interiores azulgrana. Una incógnita por resolver.

El acierto desde el triple

Hay otra cuestión a solventar por parte del técnico de Gavá, una que depende menos de su pizarra pero que es fundamental en el baloncesto moderno: el triple. "Buena parte de la serie se decide desde la línea de 3. En el segundo partido ellos anotan 18 puntos más desde la línea de 3. Si no somos capaces de igualar el acierto desde la línea de tres, será muy difícil de ganar esta serie", reconocía el entrenador azulgrana al terminar el encuentro. En tiempos recientes, y como Golden State Warriors se ha encargado de mostrarle al mundo, anotar de tres más es estar muy cerca de la victoria. Así se vio en el segundo partido, con Llull en estado de gracia. Incluso en el primer, cuando Carroll demostró que es uno de los más mortíferos lanzadores que hay en Europa. Falta por entrar más en juego Sergio Rodríguez.

El Barcelona lo tiene algo peor en este frente. No está Navarro, o no está para confiar en él. Oleson defiende más que atacan. Xavi Pascual tiene a Doellmancomo jugador más fiable en esa función. En realidad, y por resumir, el americano es el jugador más fiable en cualquier función. Doellman es lo que más acerca al Barcelona de la victoria. Ha pasado con frecuencia durante toda la temporada, pero aún parece más acuciada la sensación cuando disputan partidos contra el Madrid. Laso consiguió que los suyos le secaran en el perfecto segundo encuentro de la eliminatoria, pero por lo general ha tenido muchos problemas para encontrar la manera de menguar su talento. Si el segundo encuentro es un espejismo, solo un partido malo, volverán a tener problemas. Si fue cosa de la defensa habrán encontrado la solución a uno de los enigmas que con más dureza han castigado al Madrid en toda esta temporada.

El tercer partido, sin necesidad de caer en el tópico, siempre es un punto de inflexión. El que se imponga en este primer duelo del Palacio tendrá dos oportunidades para llevarse el título, el otro vivirá con la espada del Damocles sobre la cabeza, con la cuerda que sostiene el filo amenazando con desplomarse. Eso, exactamente, es lo que quieren evitar Laso y Pascual. La temporada no se resuelve en un partido, pero la bifurcación de caminos que se abre ante los ojos puede ser definitiva.

Con las piernas cargadas y doloridas, los brazos magullados de tanto golpe y el físico colgando por la acumulación de partidos, el Madrid y el Barcelona se juegan la temporada en una semana. El tercer asalto, hoy en el Palacio de los Deportes (20.00 h., TDP) será un punto de inflexión. Quieren ambos ser campeones de ACB, salvoconducto a la tranquilidad después de que ambos conjuntos fracasasen en Europa y, por lo tanto, no tengan más redención que ganar la liga. Se han disputado ya dos encuentros y en el marcador se habla de tablas pero las sensaciones pertenecen al Real Madrid. Es cuestión menor esto, las cuestiones de moral son voluble y cambian súbitamente de partido a partido.

Sergio Rodríguez Juan Carlos Navarro
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