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Un Barcelona muy diferente, pero con la misma obsesión: parar al Real Madrid
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ha fichado a siete jugadores

Un Barcelona muy diferente, pero con la misma obsesión: parar al Real Madrid

El equipo azulgrana ha cambiado a media plantilla después de acabar la pasada temporada en blanco. Este viernes juega en la Supercopa Endesa contra el Herbalife Gran canaria

Foto: De izquierda a derecha, Vezenkov, Arroyo, Samuels y Diagne, cuatro de los nuevo fichajes del Barcelona (Efe)
De izquierda a derecha, Vezenkov, Arroyo, Samuels y Diagne, cuatro de los nuevo fichajes del Barcelona (Efe)

Se suele decir que el Real Madrid y el FC Barcelona son vasos comunicantes, que cuando uno está bien, el otro está mal. Esa afirmación puede ser exagerada, pero tiene sentido. Y no sucede sólo con el fútbol, sino también con el baloncesto. La exigencia que se ponen ambos clubes es enorme: sólo les vale ganarlo todo. Por eso, el éxito de uno es el fracaso del otro.

El final de la temporada pasada dejó al Madrid en la primera situación y al FC Barcelona Lassa (así es como se llaman ahora las secciones del club azulgrana) en la segunda. El equipo blanco ganó los cuatro títulos en juego, a los que ha sumado un quinto: la Copa Intercontinetal. El abrumador éxito madridista añade más presión al Barcelona, al que le haría mucho daño otro año en blanco. La 2014-2015 fue la primera temporada sin títulos desde la 2007-2008, cuando Xavi Pascual sustituyó a mitad de curso a Dusko Ivanovic.

Ambos equipos son favoritos en sus semifinales de la Supercopa Endesa que se disputa este viernes y sábado en Málaga. El Madrid jugará contra el equipo local y el Barcelona lo hará contra el Herbalife Gran Canaria. Si se cumplen los pronósticos, volverán a enfrentarse en la final por cuarto año consecutivo. En los tres últimos, el ganador ha sido el Madrid, que con su victoria en Vitoria en 2014 comenzó su año mágico que cerró hace solo unos días con su quinto título de cinco posibles.

Siete han llegado y siete se han ido

La mala temporada pasada ha provocado muchos cambios en el Palau Blaugrana. Joan Creus, director de la sección, ha firmado siete bajas y siete altas. Xavi Pascual tendrá a sus órdenes un equipo con un 50% de jugadores nuevos. De los siete que se han ido, cuatro lo han hecho a la NBA: Marcelinho Huertas jugará en Los Angeles Lakers; Mario Hezonja en los Orlando Magic; Tibor Pleiss en los Utah Jazz; y DeShaun Thomas en los San Antonio Spurs (sólo ha firmado un contrato para la pretemporada). Los otros tres que han abandonado el equipo son Edwin Jackson (Unicaja), Bostjan Nachbar (Baloncesto Sevilla) y Macej Lampe (Besiktas).

Entre las caras nuevas hay de todo: jóvenes promesas, jugadores en su mejor momento y estrellas en la parte final de sus carreras. Son Alexander Vezenkov (20 años), Moussa Diagné (21 años), Samardo Samuels (26 años), Pau Ribas (28 años), Shane Lawal (28 años), Stratos Perperoglou (31 años) y Carlos Arroyo (36 años). El fichaje de tres pívots tan fuertes como Lawal, Samuels y Diagne tiene como objetivo cubrir una de las grandes carencias del equipo la temporada pasada: la falta de dureza en su juego interior.

"Sonaría a excusa pedir paciencia"

"El esfuerzo será el máximo para que la adaptación sea lo más rápida posible y que el equipo sea ya competitivo en la Supercopa. Sonaría a excusa pedir paciencia, pero todo el mundo sabe que con una plantilla nueva cuesta más que con una que haya tenido continuidad", dijo Pascual hace unos días. A él le tocará conjuntar a los nuevos con los que siguen: Tomas Satoransky, Juan Carlos Navarro, Brad Oleson, Álex Abrines, Marcus Eriksson, Justin Doellman y Ante Tomic.

"Tengo plena confianza en los jugadores nuevos y también en los que se han quedado en la plantilla", ha dicho Pascual. El entrenador azulgrana ha reconocido que ha pasado "un verano muy duro, a nivel mental y emocional". "Es la primera vez que me siento así, pero me ha servido para cargar pilas, motivación y confianza para que la temporada que viene volvamos al camino de las victorias", ha comentado. La primera ocasión para hacerlo llega este viernes en Málaga. Será también la primera ocasión para intentar parar a un Madrid que lo gana todo.

Se suele decir que el Real Madrid y el FC Barcelona son vasos comunicantes, que cuando uno está bien, el otro está mal. Esa afirmación puede ser exagerada, pero tiene sentido. Y no sucede sólo con el fútbol, sino también con el baloncesto. La exigencia que se ponen ambos clubes es enorme: sólo les vale ganarlo todo. Por eso, el éxito de uno es el fracaso del otro.

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