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Anna Cruz: "Cuando estoy de bajón me alegra ver la canasta de los Juegos"
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la selección femenina ya prepara el eurobasket

Anna Cruz: "Cuando estoy de bajón me alegra ver la canasta de los Juegos"

La jugadora catalana, reciente campeona de la Euroliga, habla con El Confidencial en el primer día de la concentración de la selección, que el próximo mes disputa el EuroBasket

Foto: La secuencia de la canasta de Anna Cruz en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río. (Reuters)
La secuencia de la canasta de Anna Cruz en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río. (Reuters)

En el baloncesto hay canastas decisivas, canastas espectaculares, canastas memorables, canastas increíbles... Hay canastas de todo tipo, y cada canasta es única. La de Anna Cruz para darle la victoria España en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos entra en la categoría de las inolvidables. Aquella no fue una canasta más, fue la canasta. La más importante de la historia del baloncesto femenino español, que se metió en semifinales y acabó ganando la medalla de plata olímpica. Ahora que la selección vuelve a juntarse para afrontar su próximo reto, el EuroBasket de la República Checa, la heroína de aquel 16 de agosto en Arena Carioca 1 de Río de Janeiro atiende a El Confidencial.

"Me gusta verla (la jugada), pero no por la canasta, sino por cómo la celebra todo el mundo después", dice Cruz. "Me hace vivir muy buenos recuerdos. Y a veces cuando estoy en Rusia un poco de bajón, me alegra ver fotos, todo lo que vivimos con el equipo. La verdad es que eran mis primeras olimpiadas y no les puedo pedir más", continúa.

Casi nueve meses después, la jugadora de Badalona aún no ha conseguido comprender cómo hizo lo que hizo, aquella carrera en busca de la proeza y un lanzamiento a una pierna, medio de lado y a punto de perder el balón. "Yo pensé: 'Malo será. ¿Qué puede pasar? ¿Que vayamos a la prórroga?'. Pues al final tiras. Fue un poco de todo, también suerte. Pero cuando una tira así no es solo la importancia de quien la mete, sino también todo el equipo estaba empujando para que el balón entrara", comenta la jugadora, que este verano intentará ampliar un palmarés difícil de igualar.

Anna Cruz ha ganado casi todo lo que puede ganar una jugadora que no sea estadounidense. El último título en adornar su palmarés lo consiguió hace unas semanas, tras ganar la Euroliga con el Dynamo Kursk ruso. "A priori había un favorito, el Ekaterimburgo, pero el resto no éramos mancas", dice. Con ese triunfo se sacó la espina del año anterior, cuando quedó segunda con el Oremburgo. "Si no ganas, es como si no hubieses hecho nada. Está bien llegar a la final, pero lo que gusta es ganarla".

Renuncia a la WNBA

Junto con Amaya Valdemoro, Cruz es la única que ha ganado la Euroliga y la WNBA. La liga estadounidense la conquistó en 2015 con Minnesota Lynx, equipo con el que jugó otra final en 2016 y que contaba con ella para este verano, pero el cansacio ha podido más que las ganas. "Me gusta hacer las cosas bien, ir sin poder dar el máximo no me gusta. Lo del año pasado fue un premio al esfuerzo del año anterior, así me lo tomé. Para mí es un privilegio estar en la WNBA. Minnesota, pese a haber ganado tres anillos, es un equipo humilde. Las jugadoras son muy campechanas".

Las jugadoras de primer nivel, a diferencia de los jugadores, compiten todo el año. Las temporadas en Europa y en Estados Unidos no se solapan, y muchas juegan en los dos sitios. Entre otras cosas, porque los sueldos siguen siendo bajos. "Me ha costado mucho tomar la decisión. No es fácil que a uno de los mejores equipos de la WNBA, que ves que tiene interés, venga a Anna Cruz, que no es nadie, y les diga que no. Al final he antepuesto mi estado físico. También les he dicho que creía que necesitaba descanso. Y ellos lo respetan".

Su ausencia en la WNBA le permitirá tener, después del EuroBasket, un verano de descanso por primera vez desde 2013. Ese año, además de no jugar en Estados Unidos, fue el último en el que no fue convocada con la selección. Pero desde entonces se ha convertido en una jugadora clave, reconocida por compañeras y rivales, siempre a un nivel bastante alto en ataque como en defensa. "Yo no busco el reconocimiento de nadie más", afirma Cruz. "Lo que hago lo hago porque lo quiero hacer bien, quiero estar tranquila conmigo misma, saber quehe dado el 100% para conseguir el objetivo del equipo. Mientras yo esté tranquila conmigo misma, lo demás no es que me dé igual, pero tampoco pienso en ello".

Tampoco piensa, dice, en si los rivales en el EuroBasket sitúan a España como el equipo a batir por su condición de subcampeón olímpico. "Porque vosotros nos recordáis que hicimos plata olímpica, pero realmente no es algo que tengamos a diario en la cabeza. De aquello, entre comillas, nos olvidamos, y nos centramos en el Europeo. ¿Presión? Yo nunca salgo con presión a jugar, siempre salgo a divertirme y a intentar aportar cosas al equipo".

En el baloncesto hay canastas decisivas, canastas espectaculares, canastas memorables, canastas increíbles... Hay canastas de todo tipo, y cada canasta es única. La de Anna Cruz para darle la victoria España en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos entra en la categoría de las inolvidables. Aquella no fue una canasta más, fue la canasta. La más importante de la historia del baloncesto femenino español, que se metió en semifinales y acabó ganando la medalla de plata olímpica. Ahora que la selección vuelve a juntarse para afrontar su próximo reto, el EuroBasket de la República Checa, la heroína de aquel 16 de agosto en Arena Carioca 1 de Río de Janeiro atiende a El Confidencial.

Anna Cruz Selección Española de Baloncesto