Es noticia
El baloncesto español se conforma con una plata pero gana otra generación de oro
  1. Deportes
  2. Baloncesto
11 MEDALLAS EN 16 EUROPEOS sub-20 DISPUTADOS

El baloncesto español se conforma con una plata pero gana otra generación de oro

Fuente inagotable de alegrías, a pesar de quedarse a las puertas de su segundo cetro continental ante Turquía, es la undécima medalla en 16 participaciones

Foto: Los jugadores y el cuerpo técnico de la selección sub-20 posan con la plata conquistada en el Europeo. (FOTO: FIBA EUROPE)
Los jugadores y el cuerpo técnico de la selección sub-20 posan con la plata conquistada en el Europeo. (FOTO: FIBA EUROPE)

Las miradas gachas transmitían decepción. Una amargura en caliente por la derrota. La selección española sub-20 se quedó muy cerca de acariciar su segundo oro continental en la final del europeo disputada en elHeraklion University Hall de Creta. Fue un partido lleno de intensidad en el que sólola taquicardia final de los pupilos de Jaume Ponsarnau les privó del triunfo ante una Turquía hecha y derecha (65-57). Pese a la derrota, la plata, la tercera del verano tras las cosechadas por las chicas en el Mundial sub-17 y el Europeo sub-20, supone un nuevo espaldarazo a la gestión de nuestros jóvenes talentos por parte de los encargados de manejar nuestra cantera.

Y eso que el campeonato no arrancó con sensaciones demasiado boyantes. La primera fase se abrió con un laborioso triunfo ante Alemania (65-53). Pero afrontar cuatro partidos en cinco días supuso un hándicap al que no acabaron de aclimatarse los pupilos de Jaume Ponsarnau. Sendas derrotas ante Eslovenia (63-71) y Serbia (61-70) instalaron los nervios y la desconfianza en el seno del combinado nacional. Obligados a ganar ante Suecia si no querían apearse del camino al éxito, la esperada reacción llegó (68-59) y supuso un respiro en forma de billete para el segundo tramo del torneo.

El panorama se oscurecía por momentos. Las derrotas ante Eslovenia y Serbia, junto a España los dos equipos del Grupo B clasificados, dibujaban un complicado escenario. Con un balance de 0-2 sólo quedaba una opción: ganar. En medio de la adversidad, con la soga de la eliminación apretando más fuerte que nunca, creció un grupo descarado e insolente como pocos. Primero fue Lituania (65-52), luego la anfitriona, Grecia (60-58), y más tarde Gran Bretaña (76-59) quienes sucumbieron ante los encantos de los sub-20. No fue fácil. Ante los lituanos el triunfo llegó de la mano de un triple en el último segundo de Darío Brizuela. Ante los griegos, un providencial tapón de Willy Hernangómez a tres segundos del final silenció el pabellón e impidió que el sueño griego tomara forma. Un viaje lleno de sudor, esfuerzo y sacrificio.

“Empezamos mal el campeonato, pero con el paso de los partidos hemos sabido jugar con la presión para poder sacar adelante la situación delicada en la que nos encontrábamos. Desde el inicio de la primera ronda hemos jugado cada partido como si fuera una final, hemos sentido la presión en cada encuentro y hemos sabido competir con ella”, declaraba Hernangómez, líder espiritual del equipo, a la web de la FEB. En aquellos partidos cargados de exigencia emergió la figura de una pareja interior dominante. La química entre Hernangómez y Sebas Saiz acabó erigiéndose en el factor diferencial del equipo.

Saiz, el único de la plantilla que ha decidido emigrar a Estados Unidos en busca de nuevos horizontes, experimentó un crecimiento notable y su influencia en el juego del equipo se disparó. Con 13 minutos por encuentro en los tres primeros partidos, su presencia en pista aumentó hasta los 24 en una segunda fase impoluta y más de 31.5 en los decisivos cruces. Su poderío en el rebote (57 capturas en los últimos seis partidos del torneo) supusieron un arma vital para el segundo mejor equipo del torneo en defensa (60,4 puntos en contra por encuentro).

Dirigidos con maestría por Alberto Díaz, con Willy Hernangómez como puntal ofensivo y espoleados en el perímetro por los Brizuela, Paulí, Sans y Abalde, España había encontrado el punto, ese ‘feeling’ que hace encarar el futuro con optimismo. Los internacionales han demostrado ser el epítome de la palabra equipo. Nada de egos o luchas internas. Una piña bien avenida donde cada integrante de la plantilla ha puesto su talento al servicio del grupo. Una receta que, una vez más, ha demostrado ser garantía de éxito.

Antes del partido ante Gran Bretaña, la unión del grupo quedó materializada en un baile en el túnel de vestuarios. Entre los empujones de los jugadores se escucha una voz que imita el aullido de un lobo. Sacado de la película ‘El lobo de Wall Street’, se trata de un elemento motivador previo a saltar al parqué, uno de los momentos de mayor tensión. “A lo largo de la película, el personaje de DiCaprio va de menos a más empezando de la nada para llegar a lo más alto. Ese es el camino que nosotros queremos seguir y de ahí la elección de una canción que nos recuerda cuál debe ser el camino”, relataba el alero de Estudiantes Edgar Vicedo. Un alarido que ha ido aturdiendo presas con fiereza y del que sólo ha salido vivo el combinado otomano.

Como ocurriera con los juniors de oro (Gasol, Navarro, Felipe Reyes, German Gabriel, Carlos Cabezas Berni Rodríguez, etc) en 1999, los Hernangómez (Guillermo y Juan), Vicedo, Brizuela, Alberto Díaz, Oriol Paulí y compañía están más que preparados para dar el salto. Algunos como Willy Hernangómez ya han dado buena cuenta de sus facultades en la pintura durante el curso que ha pasado cedido en el Cajasol bajo la batuta de Aíto García Reneses. Su futuro, ya sea en el Real Madrid o no, huele a élite. Vicedo y Brizuela también lo han hecho en el Estudiantes, donde quiere también quiere triunfar Juan, el pequeño de los Hernangómez. Abalde seguirá creciendo en el Joventut junto a Agustí Sans. Con el Bilbao Basket fuera de la ACB, Alberto Díaz volverá a Unicaja. El Barcelona no dejará irse muy lejos a Oriol Paulí, aunque en su primer equipo tenga muy difícil contar con minutos. Algo similar le ocurrirá a Alberto Martín. Sebas Saiz volverá a cruzar el charco para labrarse un futuro en Estados Unidos. Un botín con sabor a futuro.

Una fuente de alegrías inagotable

"El baloncesto de formación español es referencia y se está demostrando un verano más con tres finales en los tres campeonatos disputados hasta el momento". En la previa de la final, José Luis Sáez sacaba pecho en la gestión deportiva de la Federación que preside. Un hecho innegable en vista de los resultados obtenidos en los últimos años. Dentro de la catarata de victorias con las que nos alegran los jóvenes talentos patrios cada verano, la generación del 94 tiene reservado un lugar predilecto. Antes del fiasco en el último partido del torneo, la selección había conseguido acceder a su octava semifinal consecutiva. Desde 2007 las camadasen su última etapa como jugadores de formaciónsiempre han regresado a casa con una medalla colgando (unoro, dosplatas y cinco bronces). Aquel año, poco antes de que la Rusia de David Blatt aguara la fiesta de los senior en el Palacio de los Deportes, los Llull, Pau Ribas, Beirán, Xavi Rey y compañía conquistaban la plata en Eslovenia entrenados por el actual seleccionador absoluto, Juan Antonio Orenga.

Cuatro años más tarde, también con Orenga y tras tres bronces consecutivos en 2008, 2009 y 2010, un tal Nikola Mirotic brillaba con luz propia en Bilbao para conseguir el primer oro en la categoría. El montenegrino nacionalizado español se fue hasta los 27 puntos y 10 rebotes por partido en un torneo del que fue dueño y señor. Guarismos mareantes forjados a base de atronadoras exhibiciones: 41 puntos y 14 rebotes a Ucrania, 37 a Rusia con 15/22 en tiros de campo, 32 a Grecia o los 28 que endosó a Austria en tan sólo 16 minutos. En total, 11 metales en 16 participaciones desde que allá por 1994, con Pedro Martínez en el banquillo, José Luis Galilea y José Lasa lideraran a la selección hasta la consecución de su primer metal en su segunda aparición tras su estreno en 1992.

Las miradas gachas transmitían decepción. Una amargura en caliente por la derrota. La selección española sub-20 se quedó muy cerca de acariciar su segundo oro continental en la final del europeo disputada en elHeraklion University Hall de Creta. Fue un partido lleno de intensidad en el que sólola taquicardia final de los pupilos de Jaume Ponsarnau les privó del triunfo ante una Turquía hecha y derecha (65-57). Pese a la derrota, la plata, la tercera del verano tras las cosechadas por las chicas en el Mundial sub-17 y el Europeo sub-20, supone un nuevo espaldarazo a la gestión de nuestros jóvenes talentos por parte de los encargados de manejar nuestra cantera.

El redactor recomienda