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Nike quiere bajar de dos horas en el maratón con estas zapatillas pero ¿es reglamentario?
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Nike quiere bajar de dos horas en el maratón con estas zapatillas pero ¿es reglamentario?

La multinacional ha presentado esta semana las Zoom Vaporfly Elite con las que pretenden conseguir romper la legendaria barrera. Las normas de la IAAF no son nada claras al respecto

Foto: Las Nike Zoom Vaporfly Elite (Nike)
Las Nike Zoom Vaporfly Elite (Nike)

La gran barrera del atletismo actual se sitúa en 120 minutos. Es el tiempo que se quiere rebajar en la distancia más mítica, los 42 kilómetros y 195 metros que comprenden la maratón desde los Juegos Olímpicos de Londres en 1908. Dos horas, que no deja de ser, como todas, una cifra arbitraria. El récord masculino actual esta en 2.03.03, es decir, habría que rebajarle 183 segundos a la marca para llegar al objetivo. Un mundo. El atletismo es, entre todos los deportes, el que más ambiciona tirar los últimos muros. Y este, derribado hace décadas el de los 10 segundos en los 100 metros, es el más ambicioso de cuantos hay sobre la mesa.

Foto: Un círculo vicioso del que resulta casi imposible escapar. (iStock)

Las dos multinacionales deportivas de mayor mercado, Nike y Adidas, están trabajando en ello. Tiene el tema algunas trazas de la carrera espacial, el primero que lo haga encontrará un golpe de publicidad único y, probablemente, unas ventas estratosféricas del modelo con el que se haya logrado el hito. Lo que está por ver es si esa marca, con esas zapatillas, entrará alguna vez en los libros de récords o quedará como una rareza en la historia del atletismo.

Nike, que está llevando este proceso de una manera mucho más pública que Adidas, presentó esta semana en Monza el modelo de zapatillas con el que, creen, se logrará romper el muro de las dos horas. Es una parte más de un proyecto que tiene muchas ramificaciones, pues ambas multinacionales traspasan con mucho el mercado del equipamiento para entrar de lleno en todas las cuestiones relacionadas con el récord. En todo caso, las nuevas zapatillas mágicas se llaman Zoom Vaporfly Elite y se parecen más bien poco al calzado que uno asociaría normalmente con los corredores de larga distancia. Estará, lógicamente, personalizado para cada atleta de Nike que busque el récord, como si de un violín se tratase.

Es, por supuesto, ultraligera, menos de 200 gramos. Su suela muestra una altura inusual y una forma peculiar, con un talón pronunciado. "La primera cosa que noté es que no podía estar de pie recto, por la forma de la suela quedaba casi suspendido por los talones. De hecho, es más sencillo correr con estas zapatillas que mantenerse en pie cuando estás parado", explicaba Ed Caesar en la revista Wired, que tuvo esta semana la posibilidad de probar la versión de calle del calzado mágico.Tiene una explicación fisionómica. Solo hay que ver correr a un africano y su comparación con un europeo. El etíope o el keniata toma el impulso desde detrás de su pierna, mientras que el otro tiene el paso más adelantado. Esto, dicen los científicos, tiene consecuencias directas en el ahorro de energía que, cuando se habla de una maratón es algo fundamental.

placeholder El talón de las Nike Zoom Vaporfly Elite (Nike)
El talón de las Nike Zoom Vaporfly Elite (Nike)

Como correr en una pendiente

La eficiencia de la pisada ha sido clave en toda la concepción de las zapatillas. La versión de calle se llama 4%, pues esa es la ganancia marginal de energía que debería tener en el atleta que se las ponga. Las élite, con las que se buscará la machada, optimizan aún más el ya de por sí importante registro. El mecanismo que hace de los botines algo diferente es una placa de fibra de carbono. Da rigidez al conjunto y cierta flexibilidad que acentúa el rebote natural del cuerpo al pisar el asfalto. Es, según el fisiólogo sudafricano Ross Tucker, algo parecido a correr en una pendiente ligeramente cuesta abajo. Todo muy alejado de aquella mítica prueba en Roma 60 en la que Abebe Bikila corrió descalzo.

La siguiente pregunta es obvia ¿es esto legal? Eso mismo es lo que se cuestiona estos días un artículo del New York Times. Cuando un récord del mundo se consigue, y este sería el más mediático de todos, se tienen que hacer homologaciones de todo tipo, que van desde los recorridos -no puede haber desniveles- hasta el equipamiento y, por supuesto, el haber pasado convenientemente todos los controles antidopaje necesarios. Sin todo eso no hay récord. ¿Y estas zapatillas, dan el perfil? Pues es difícil de decir.

La legislación de la IAAF es extremadamente vaga en este tema. Antes era algo más precisa, pero llegó Oscar Pistorius. La federación internacional determinó que las prótesis utilizadas por el atleta sudafricano eran ilegales, le daban una ventaja competitiva importante y, por lo tanto, no podía competir con ellas. El TAS dio la razón a Pistorius, lo que obligó a reformar casi completamente la normativa hasta hacerla prácticamente indescifrable.

Se revisa caso por caso, y es difícil saber cuál será el dictamen en cada uno de ellos. Tucker explica que deberían ser ilegales para la competición, pues en la práctica ejercen como un muelle que propele al atleta. Claro, que también cree que la norma tendría que revisarse hasta hacerla lógica, algo que no parece que vaya a pasar y, desde luego, no es la prioridad de la federación, anegada entre escándalos de dopaje y corrupción.

Nike va, poco a poco, desvelando su estrategia para atacar la marca histórica. Además de las rompedoras zapatillas, han desvelado que el intento, en el que participará entre otros el keniata Eliud Kipchoge, campeón olímpico de la distancia, se está preparando en el circuito junior de Monza. Solo cinco metros de desnivel, un circuito corto y no revirado al que tendrán que dar 17 vueltas y media para completar la prueba.

Los otros intentos

La idea de romper las dos horas en el maratón no es nueva, ni siquiera es de Nike. Los biomecánicos consideraban que la sola idea de bajar de los 120 minutos era algo irrealizable hasta mediados de este siglo, pero la plusmarca de la prueba no ha dejado de rebajarse en los últimos 15 años. Ahora, además, hay un elemento que modifica todo este proceso: se ha convertido en un objetivo. Y esto supone mucha gente estudiando para lograr esa meta.

Foto: Martín Fiz en la media maratón de Santander de 2016 (EFE)

El primero, quizá el más importante, es Yannis Pitsiladis, profesor de la universidad de Brighton y provocador semiprofesional. Su idea, que se ha quedado sin financiación, partía de la base de que el récord se conseguiría con más facilidad en el Mar Muerto, por su altura por debajo del nivel del mar, lo que hace que se optimice el oxígeno consumido, otra de las variables claves que se están mirando para hacer la carrera perfecta.

Pitsaladis, además, tenía una estricta lucha contra el dopaje. Analizaba a los corredores que entrenaban con él prácticamente a diario para asegurar la limpieza del récord. En el caso de las grandes multinacionales se entiende que no hacen más que lo normal, que es seguir el plan de antidopaje de la AMA y de la IAAF.

El récord caerá, porque el atletismo está pensado para siempre batir las mejores marcas. Eventualmente, las dos horas dejarán de ser una posibilidad teórica para ser una carrera memorable. Los argumentos para que eso ocurra ya están puestos en la mesa, la revista Runners World realizó hace unos meses una aproximación teórica de todo lo que tiene que hacer y tener un atleta para logar la gesta. El recorrido, la procedencia, el modo de correr, el consumo de oxígeno... queda solo que alguien lo consiga que es, por supuesto, el centro de toda esta carrera por lo imposible.

La gran barrera del atletismo actual se sitúa en 120 minutos. Es el tiempo que se quiere rebajar en la distancia más mítica, los 42 kilómetros y 195 metros que comprenden la maratón desde los Juegos Olímpicos de Londres en 1908. Dos horas, que no deja de ser, como todas, una cifra arbitraria. El récord masculino actual esta en 2.03.03, es decir, habría que rebajarle 183 segundos a la marca para llegar al objetivo. Un mundo. El atletismo es, entre todos los deportes, el que más ambiciona tirar los últimos muros. Y este, derribado hace décadas el de los 10 segundos en los 100 metros, es el más ambicioso de cuantos hay sobre la mesa.

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