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Ali-Foreman: ‘El Combate’ de Norman Mailer
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Ali-Foreman: ‘El Combate’ de Norman Mailer

Ali es un personaje histórico, para el deporte y para la sociedad estadounidense. También es un personaje periodístico, incluso literario. Los más grandes autores se fijaron en él

Foto: Ali contra Foreman (reuters)
Ali contra Foreman (reuters)

Kinshasa, 1974. Un ring africano presidido por el retrato gigante de Mobutu, el dictador del Zaire. “Ali bomaye, Ali bomaye" (Ali, mátale; Ali, mátale), grita la afición. Un campeón charlatán, desafiante. Aquí Muhammad Ali, antes Cassius Clay, 32 años, ex ‘número 1’ del mundo.

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En el otro extremo del cuadrilátero, George Foreman, 24 años, de gran pegada y favorito en la pelea. El 30 de octubre se cumplen 42 años del combate mejor contado de la historia del boxeo. Lo narró el escritor Norman Mailer en ocho reportajes divididos en dos partes y publicados en la revista 'Playboy': 'The Dead Are Dying of Thirst' y 'All Night Long' (mayo y junio de 1975).

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'The fight' (El Combate) representa –lo es para muchos aficionados y especialistas– “el combate del siglo”. También se le denominó “el combate de la jungla”. Tuvo lugar en el centro de África, en el actual Congo, el mismo lugar donde Joseph Conrad situó 'El corazón de las tinieblas'.

'El Combate', recogido en 2005 dentro del volumen 'América' (Anagrama), que agrupa sus mejores trabajos periodísticos, se trata quizá de su reportaje más memorable, a la altura de la lucha diabólica, electrizante y mediática que presenció el novelista/periodista como privilegiado testigo directo.

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Mailer entró así en el nutrido grupo de escritores universales rendidos a la seducción narrativa del ring. Hemingway con su 'Cincuenta de los grandes' (recuperado en 2007 por la editorial Lumen en la antología 'Cuarenta y nueve primeros cuentos' seleccionados por el propio autor en 1938); Cortázar ('Torito', 'La noche de mantequilla'); Jack London ('Un buen bistec'); Ring Lardner ('Campeón') o el poeta-boxeador Arthur Cravan, quien acertó en su visión del pugilismo: “Me planteo cada poema como si fuera un combate de boxeo, y cada combate de boxeo como si fuera un lienzo en blanco en el que se pudiera todavía pintar”.

Autores que convirtieron el ring en literatura. Los guantes se transforman en fascinante metáfora de la vida, demasiado atractiva para no convertirse en material literario de ficción o crónica. Lo ha explicado Joyce Carol Oates, autora del ensayo 'Del boxeo' (Tusquets): “A los escritores les interesa tanto el boxeo porque miran y vean dos oponentes ideales, casi en igualdad de condiciones, y sienten una gran identificación con eso, porque es como escribir una novela: como si estuvieras peleando con ese otro yo”.

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Mailer cruzó guantes desde joven. Aporreó a su enemigo Gore Vidal. Se lio a golpes en un programa de televisión en directo. Durante el rodaje de la película 'Maidstone' (1970), que él mismo escribió y dirigió, le pegó un puñetazo y le arrancó un pedazo de oreja de un mordisco al joven actor Rip Torn, como Mike Tyson con Evander Holyfield en Las Vegas el 28 de junio de 1997. También apuñaló a su segunda mujer en una fiesta (pasó 17 días de arresto domiciliario).

Con semejante historial a nadie le puede extrañar que la violencia forme parte del ADN del estadounidense y que ese currículo le pudiera servir en su faceta creativa. “Las pocas ocasiones en mi vida en que estuve asociado con el peligro real permanecen conmigo y siguen siendo una fuente de la escritura”. Y añade el escritor en el ensayo 'Un arte espectral' (editorial Emecé): “Ciertos acontecimientos, sin son dramáticos o fundamentales para nosotros, permanecen después como cristales en nuestra psiquis. Esas experiencias debieran ser preservadas en vez de asentarlas por escrito. Son demasiado especiales, demasiado intensas, demasiado concentradas para usarlas directamente”.

Wolfe, Talese, Mailer...

La violencia del boxeo se topó en el camino del cronista Mailer, padre fundador de una nueva forma de contar periodismo. Este ¿deporte? ya aparecía en la Biblia de Tom Wolfe 'El nuevo periodismo' con el reportaje titulado ‘Joe Louis: el Rey hecho Hombre de Edad Madura’. Lo publicó Gay Talese en la revista 'Esquire' en otoño de 1962.

Talese es otro de los grandes periodistas aliados con la literatura del ring. Él utiliza un reporterismo más visual que versal. Lo que él llama “el fino arte de frecuentar”. Dos de sus mejores trabajos, también editados por 'Esquire', 'Ali in Havana' y 'Boxing Fidel', son dos certeros retratos que convendría traducir al español para lograr un mejor acceso al conocimiento de la literatura boxeística estadounidense.

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En El Combate, Norman Mailer emplea las técnicas nuevo-periodísticas que formulara Wolfe: “La construcción escena-por-escena, contando la historia saltando de una escena a otra y recurriendo lo menos posible a la mera narración histórica. De aquí parten las proezas a veces extraordinarias para conseguir su material que emprendieron los nuevos periodistas: para ser efectivamente testigos de escenas de la vida de otras personas a medida que se producían... y registrar el diálogo en su totalidad”.

He aquí un ejemplo del diálogo Mailer-Ali:

Cuando habían recorrido cerca de un kilómetro, Ali dijo:

- Estás en muy buena forma, Norm.

- No tanto como para hablar- respondió sin separar los dientes.

(…)

- ¿Qué edad tienes, Norm?

Respondió en dos resoplidos:

- Cincuen… taiuno.

- Cuando yo tenga cincuenta y uno no tendré fuerzas ni para correr hasta la esquina –dijo Ali–, ya me siento cansado.

Mailer siguió a Ali (que no le llamaba Norman, sino Norm) hasta su campo de entrenamiento en Deer Lake, Pennsylvania. Incluso le vio escribir y recitar sus propios poemas: “Para Ali, componer unas pocas palabras de real poesía se equipararía a un intelectual tratando de tirar un buen golpe”.

24 horas con el púgil

Mailer (Nueva Jersey, 1923-Nueva York, 2007) sabía de la importancia de captar la desbordante personalidad de Ali, quien luchaba por volver a ser el emperador del boxeo mundial. En juego estaba cincelar, no perderse ni un detalle, empotrarse en la historia. Contar las 24 horas del púgil. Las previas de los combate. Sus excesos y rarezas. Los fogonazos y contradicciones de una estrella como Ali. Se trataba de penetrar en la psicología y mente de Ali, ir más allá de lo que ningún cronista pudo lograr con el boxeador que antes se hacía llamar Cassius Clay, también conocido como el loco de Louisville.

Viajó con él, en el mismo avión, al antiguo Congo, para presenciar, como señalaba un anuncio, “una pelea entre dos negros en una nación negra, organizada por negros y vista por el mundo entero: una victoria del mobutismo [en referencia a Mobutu, el presidente de Zaire, en el que el árbitro también era… negro]”.

Como Ali, Mailer era una celebridad y está dispuesto a aprovechar su reportaje para citarse cuantas veces estimara necesarias. Mailer como personaje. Mailer cita continuamente a Mailer. Ironiza con su posible muerte por una ballena. “¡Qué manera perfecta de morir! Su lugar en la literatura norteamericana estaría asegurado para siempre. Los podrían a los pies de Melville. Melville y Mailer, ¡ah!, la consanguinidad de las M y de las L”. También recurre a la hipérbole: “Se adivinaba, destacado para siempre en letras luminosas, el juicio El fabuloso quinto asalto del combate Ali-Foreman”. El lenguaje bélico es otra de las características de esta joya periodística que el 'Times Literary Suplement' llegó a declarar como “revolución en el arte del reportaje”:

Foreman avanzó para aniquilarlo. Empezó un bombardeo que hacía recordar los combates de artillería de la Primera Guerra Mundial (…). En ese reducido campo de batalla Foreman lanzó ráfagas de cuatro, seis, ocho y nueve golpes pesados, furiosos y resonantes (…), auténticas bombas dirigidas al cuerpo, trallazos a la cabeza (…). Volvió a la carga bombardeando.

El belicismo, la necesidad de plasmar por escritos imágenes contundentes, elevó la calidad literaria de la crónica:

El blanco de los ojos de Ali tenía el brillo vidrioso de los de un soldado que, tras una explosión, ve un brazo amputado cruzando el cielo. ¿Con qué clase de monstruo se estaba enfrentando?

Al igual que ya lo hicieran los nuevos periodistas Truman Capote (“Una adorable criatura”) y el propio Mailer con Marilyn Monroe (“Marilyn”), Talese con Frank Sinatra (“Sinatra está resfriado”) o Barbara Goldsmith con Andy Warhol (“La dolce viva”), el novelista que ejercía de reportero tuvo acceso completo al personaje. Y a su entorno, dominado, con mano dura, por su manager Don King, un promotor inmobiliario, expropietario de clubes nocturnos, rey del juego ilegal, que consiguió que Mobutu les pagara cinco millones de dólares a Ali y Foreman.

Esta pieza periodística, piedra angular del documental 'Cuando éramos reyes', ha fascinado a cronistas como Raúl del Pozo, quien ha escrito del gran reportaje de Mailer:

Cuando leí El combate, me quedé grogy y me enganché a sus poderosos relatos. Aquella era la historia de tres campeones, Muhammad Alí, Foreman y el propio Norman; coincidían en Zaire cuando se iba a disputar en medio del rugido de la selva el título mundial de los pesos pesados a 15 asaltos.

El relato es perfecto, supera a los de Hemingway. Dios le dio todo para ser escritor; le hizo nacer en Long Branch, Nueva Jersey en 1923, pero lo crio en Brooklyn, le dio sangre judía y cabeza de izquierdas. Su literatura estremece, llega al fondo del alma humana e intenta decirnos que la vida a veces tiene cosas más fuertes que nosotros.

El olfato periodístico

Jamás modesto, Mailer fue consciente de su talento para relatar esa historia. Y tuvo el olfato periodístico para seguir el hilo de la crónica, no dejando que el personaje le dominase a él.

En la ya citada obra 'Un arte espectral' vuelve a incidir sobre su propia capacidad para este tipo de historias, no solo en el terreno del periodismo, sino en el de la ficción: “Creo que podría poner a un campeón mundial de peso pesado en una novela y que fuera convincente, incluso entrar en su mente sin tener que ser el mejor boxeador-escritor del momento. Buscaría usar uno u otro modo de los pocos cristales que poseo relacionados con el esfuerzo extraordinario”.

No fue El combate la única gran pieza que Norman Mailer escribió sobre boxeo. Menos conocido, pero no menos brillante, aunque cortísimo en extensión –apenas 80 líneas– es 'Boxeando con Hemingway': la pelea de boxeo en París de Hemingway con el escritor canadiense Callaghan, una tarde de junio de 1929, con Francis Scott Fitzgerald de cronometrador de la lucha. La valentía, el miedo y el suicidio aparecen en este texto, reproducido en América, cuyo original lo publicó 'New York Review of Books' en el invierno de 1963.

El periodista Ben Meyrs, en el diario británico 'The Guardian', resalta cómo el novelista norteamericano siempre ha visto en el deporte “una metáfora de la gran apuesta de la vida: luchar o huir”. Mailer no ha tenido un heredero natural, alguien que supiera combinar lo mejor de la literatura con lo mejor del periodismo, la crónica y el reportaje, contando un combate de boxeo. Myers se pregunta: “¿Acaso conseguir grandes premios literarios los ha convertido en blandos?”. El boxeo, un deporte para duros. ¿Demasiado para los escritores 'star-system' de esta época?

Sí, hoy en día ni el boxeo tiene esa aureola de leyenda del siglo XX ni los escritores están dispuestos a bajarse al 'ring-side', a fajarse en la crónica periodística, aquella que tan magistralmente moldeó Mailer, Norman -“Norm” para el peso pesado Ali-, en 'El combate'.

En 'Una especie en peligro de extinción. Doce escritores hablan sobre su oficio, sus ideas y su vida' (Belacqua, 2008) Lawrence Grobel entrevista a Mailer y le pregunta, nada más empezar la interviú, a bocajarro:

  • ¿Cómo preferiría que le presentaran?
  • El inimitable Norman Mailer.

Seguro que Ali también contestaría algo parecido y recordaría el pasaje que relata Mailer con la voz del locutor David Frost:

Muhammad Ali lo ha conseguido. El gran hombre lo ha conseguido. Es la escena más feliz que jamás se haya visto en la historia del boxeo. Es una escena increíble. El ambiente desborda la locura. Muhammad Ali ha ganado.

Ali y Mailer campeones. Del boxeo y de la literatura.

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Agustín Rivera (Málaga, 1972) es autor de ‘La edad de oro del boxeo: 15 asaltos de leyenda’ (Libros del KO, 2014) junto a Teodoro León Gross.

* Este artículo se publicó originalmente en 2009 en la revista 'Zut'.

Kinshasa, 1974. Un ring africano presidido por el retrato gigante de Mobutu, el dictador del Zaire. “Ali bomaye, Ali bomaye" (Ali, mátale; Ali, mátale), grita la afición. Un campeón charlatán, desafiante. Aquí Muhammad Ali, antes Cassius Clay, 32 años, ex ‘número 1’ del mundo.

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