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El día que Parisse quiso vestirse de Wilkinson y se equivocó: "Debí hacer otra cosa"
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PUDO SER EL HÉROE DE LA JORNADA DEL VI NACIONES

El día que Parisse quiso vestirse de Wilkinson y se equivocó: "Debí hacer otra cosa"

Sergio Parisse, capitán de Italia, mostró sinceridad y cierto arrepentimiento por haber intentado un drop en el tiempo de descuento cuando Francia ganaba 23-21

Foto: Sergio Parisse el pasado sábado en el estadio nacional de Francia.
Sergio Parisse el pasado sábado en el estadio nacional de Francia.

No era su misión, pero por unos instantes -impulsado por la histórica oportunidad ante la que se encontraba su equipo- así lo creyó. “Estoy decepcionado pero quizás sentí que estaba en la posición correcta y tomé una decisión en un segundo. Cuando la metes está todo bien, pero cuando no, se evidencia que deberías haber hecho otra cosa”. Sergio Parisse, capitán de Italia, mostró sinceridad y cierto arrepentimiento por haber intentado un drop en el tiempo de descuento cuando Francia ganaba 23-21. Si esa patada llega a entrar hubiera significado una épica y memorable victoria, con el enaltecimiento aún mayor de su figura. Falló y la pregunta es por qué el número ocho, en lugar de un pateador.

La acción tuvo lugar a 38 metros de palos, distancia respetable y en la que se requiere una excelente técnica para, en juego abierto y con pocas décimas de segundo, realizar un golpeo a bote pronto efectivo ante la oposición del rival. El especialista de Italia, Canna, había sido sustituido unos minutos antes y sobre el campo estaba su sustituto, Palazzani, y el autor del último golpe de castigo a favor de los transalpinos, Haimona. ¿Por qué no buscaron a uno de estos dos hombres?

Por un lado están los galones y el respeto que Parisse tiene en Italia para permitirle pasar por encima de la ley no escrita (y la lógica) de que sólo patean los especialistas, en cuyo caso no son los delanteros. Y por otro lado está la oportunidad que se le presentó en la que durante unos segundos no iba a estar presionado. No importó que dicho golpe no lo practique en los entrenamientos, su mente creyó que era capaz.

El último gran drop, de Dan Carter

La complejidad de un drop es tal que pocos jugadores aparecen con el suficiente talento como para ejecutar dicha patada de manera natural. Se trata de que el melón bote en la unión de las cuatro costuras (para ello se le acompaña con la mano) de tal manera que se patee unas décimas después sobre esas mismas costuras. En el recuerdo está el drop que Dan Carter realizó en la final del pasado Mundial que fue el desencadenante para la victoria de los All Blacks, la histórica patada de Joel Stransky que dio el triunfo a Sudáfrica en su Mundial de 1995 o la de uno de los mejores pateadores de la historia, Sir Jonny Wilkinson, en la final de Sidney de 2003, drop que significó la única Webb Ellis que ha ganado el Hemisferio Norte.

La patada de Parisse hubiera sido para Italia un manotazo sobre la mesa del torneo y una bofetada en la mejilla de una nueva Francia, la de Guy Noves, quien ha regenerado el combinado en busca del 'rugby champagne' que no se vio el sábado en Saint Denis. Al menos, los 'azzurri' regresaron a casa con un buen sabor de boca, hecho que no es garantía de protagonizar un buen torneo atendiendo a las palabras de Parisse antes de comenzar este VI Naciones: “En los últimos años conseguimos grandes resultados. Vencimos dos veces a Francia, a Irlanda, pero después concedimos 40 puntos al partido siguiente… Ahora siento que podemos ganarles”. Y el presentimiento era correcto, aunque por unos metros -o una mala decisión- no se cumplió.

No era su misión, pero por unos instantes -impulsado por la histórica oportunidad ante la que se encontraba su equipo- así lo creyó. “Estoy decepcionado pero quizás sentí que estaba en la posición correcta y tomé una decisión en un segundo. Cuando la metes está todo bien, pero cuando no, se evidencia que deberías haber hecho otra cosa”. Sergio Parisse, capitán de Italia, mostró sinceridad y cierto arrepentimiento por haber intentado un drop en el tiempo de descuento cuando Francia ganaba 23-21. Si esa patada llega a entrar hubiera significado una épica y memorable victoria, con el enaltecimiento aún mayor de su figura. Falló y la pregunta es por qué el número ocho, en lugar de un pateador.

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