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Al Atlético le toca correr, pero dejando gasolina de sobra para la final de Berlín
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la champions league sigue entre ceja y ceja

Al Atlético le toca correr, pero dejando gasolina de sobra para la final de Berlín

El Atlético de Madrid corrió siete kilómetros menos en Leverkusen que su media en la competición europea y perdió. Pero esa 'relajación' podría estar prevista para llegar mejor al tramo decisivo

Foto: El Atlético realizó muchos menos kilómetros en Leverkusen que habitualmente (Reuters).
El Atlético realizó muchos menos kilómetros en Leverkusen que habitualmente (Reuters).

Si el Atlético de Madrid destaca particularmente en algo es en su reconocida superioridad física sobre prácticamente cualquier adversario. Se acepta de manera común que al Atlético se le puede superar con el balón, realizando un juego asociativo muy preciso y de manera tan continuada que los rojiblancos se pierdan en una red de pases. Se le puede ganar si se tiene un día más acertado que ellos, simplemente por tener más suerte. Pero lo que no suele ser habitual es que un equipo supere al Atleti en el apartado físico, que breguen más que ellos, que corran más, que vayan más fuerte al choque. Eso pasó en Leverkusen y lo peor no es que sucediese, sino que lo consiguiera una plantilla que no está ni por asomo preparada para ello como la del Bayer.

Si algo preocupa desde hace tiempo en el club colchonero es precisamente eso, el físico. El Atleti aguantó de maravilla la temporada pasada durante toda la temporada en las tres competiciones y eso que tuvo que jugar un total de 61 partidos oficiales entre Supercopa de España, Copa del Rey, Liga y Champions League. El resultado fue óptimo, con el título de Liga en las vitrinas, pero la sensación global en el vestuario era que la temporada no había sido un éxito, casi todo lo contrario, porque llegaron a los 30 minutos más importantes de su historia sin la más mínima gasolina. Y perder contra el Real Madrid fue un golpe insuperable.

Aquella prórroga en Da Luz fue un sufrimiento de media hora. Psicológicamente, el gol de Sergio Ramos podría haber hundido hasta al Titanic, y evidentemente afectó y mucho al juego rojiblanco en el tiempo extra. Pero donde decayó más el Atleti fue en el físico. La reserva se acabó en una segunda parte en la que ya el Madrid se había mostrado muy superior tanto en el plano físico como en el juego. El Atleti estaba aguantando, nada más. No podía ni salir al contragolpe. Y en la prórroga, era cuestión de tiempo que los blancos acertaran.

A pesar de que Juanfran estaba tocado, que Costa aguantó ocho minutos, y que el resto del equipo no podía literalmente más, el gol de Gareth Bale no llegó hasta el 110’. Después fueron cayendo los otros dos goles. El más sangrante fue el de Marcelo, al que no pudo tapar nadie porque no daban para más. Una vez se recibió la triste pero muy honrosa medalla de plata, hubo un debate en el vestuario buscando por qué se había llegado tan mal a esa última media hora y qué se puede hacer para evitarlo. En esta faceta, la labor del Profe Óscar Ortega es básica. El club como los jugadores tienen fe ciega en él y están convencidos de que dará con la clave.

Es por esa misma razón, porque es absolutamente inolvidable esa derrota, que el Atlético tiene claro que la única forma de borrarla, es esta vez sí ganar la Champions. No quieren fallar de nuevo en el momento clave, cuando errar está prohibido. La Copa de Europa no se les va de la cabeza. Están convencidos de que pueden llegar, que quieren llegar a Berlín. Por supuesto se considera probable superar al Bayer Leverkusen en el partido de vuelta de octavos de final. Y a partir de ahí, seguir trabajando duro, superando rondas hasta el 6 de junio.

Todo depende del 17 de marzo

Pero una cosa es lo que se quiera conseguir y otra es la realidad que depare el futuro. Lo cierto es que ahora mismo la situación del Atlético no es favorable ni en Liga ni en Champions League. Remontar al Bayer es factible, pero ya vimos en este periódico que hay tantos pros como contras en esa eliminatoria. Otro mal día, y el sueño de Berlín se borrará repentinamente. Y este fin de semana, el domingo a las 19 horas para ser exactos, el Atlético visita al Sevilla. Es un partido fundamental en el devenir de la Liga, porque una derrota o un empate podrían ya poner al Real Madrid a diez o nueve puntos, teniendo además por medio al Barça. Luego vendrá el Valencia. Y bueno, están cayendo jugadores, como Koke, cuyo muslo dijo basta.

Es decir, la Liga pende de un fino hilo. ¿Lo mejor de alejarse en Liga? Poder centrarse en Champions. Pero lo dicho, todo depende de un partido, el del 17 de marzo. En ese día se van a centrar todos los esfuerzos colchoneros. No se va a tirar la Liga, porque el Cholo es competitivo por naturaleza y lo quiere ganar todo, pero si hubiese un pinchazo que les hiciese alejarse demasiado del título, tampoco saltarían las alarmas. El objetivo es la Orejona. El Atleti no va a dejar de correr, porque no puede, pero sí que dejará gasolina suficiente para no repetir errores pasados.

Si el Atlético de Madrid destaca particularmente en algo es en su reconocida superioridad física sobre prácticamente cualquier adversario. Se acepta de manera común que al Atlético se le puede superar con el balón, realizando un juego asociativo muy preciso y de manera tan continuada que los rojiblancos se pierdan en una red de pases. Se le puede ganar si se tiene un día más acertado que ellos, simplemente por tener más suerte. Pero lo que no suele ser habitual es que un equipo supere al Atleti en el apartado físico, que breguen más que ellos, que corran más, que vayan más fuerte al choque. Eso pasó en Leverkusen y lo peor no es que sucediese, sino que lo consiguiera una plantilla que no está ni por asomo preparada para ello como la del Bayer.

Óscar Ortega Diego Simeone Champions League
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