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El Parma, un histórico que se apaga
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suspende su partido por no poder pagarlo

El Parma, un histórico que se apaga

El club emiliano suspende su partido contra el Udinese por no poder pagar la seguridad del Tardini ni el costo energético. El próximo paso podría ser la liquidación de la entidad, colista de la Serie A

Foto: El Parma es colista de la Serie A a doce puntos de la salvación (EFE).
El Parma es colista de la Serie A a doce puntos de la salvación (EFE).

Un histórico se apaga. Y lo hace de una forma agónica, terrible y dolorosa para todas las partes implicadas. Bueno, para todas, todas, quizá no, porque el presidente y dueño del club no parece demasiado preocupado por el futuro del Parma. Hasta tal punto llega la situación del club emiliano que esta jornada no podrán recibir al Udinese en el estadio Ennio Tardini porque no pueden hacer frente a los pagos a los miembros de seguridad que deben estar presentes durante el partido ni al gasto energético que se producirá. Esta semana, el dinero, o más bien, la ausencia del mismo, impide a la afición gialloblu ver jugar a su equipo para soñar con la salvación.

La salvación ya no significa evitar descender deportivamente a la Serie B, lo cual, visto lo visto, parece casi imposible, ya que es colista de la Serie A con 11 puntos, a doce del cuarto por la cola. La salvación es que después de descender, o mejor dicho, después de las próximas semanas, el club siga existiendo y jugando como lo lleva haciendo desde hace 102 años. Porque de seguir con esta situación, el Parma podría entrar en liquidación y, de seguir existiendo, empezar a jugar en las ligas amateurs de Italia, lugar desde el que volver a escalar a las grandes ligas.

Pero, ¿cómo se ha producido este desastre? Pues la verdad es que es una incógnita. Según informan medios italianos, el Parma tenía en 2006 una deuda adquirida de 16 millones de euros, una cantidad importante, pero no dramática para un club del máximo nivel. Sin embargo, hoy en día, sólo nueve años después, la sociedad tiene una deuda de 197 millones. ¿Cómo es posible que se haya multiplicado exponencialmente la deuda si no se han producido fichajes demasiado costosos y se ha recibido unos 200 millones sólo en derechos de televisión? Es ciertamente inexplicable, y no lo han explicado ni el anterior presidente, ni el que le sustituyó al primero, ni el que sustituyó a este… y así hasta llegar a Giampietro Manenti, actual presidente y propietario.

En los últimos meses, el Parma ha tenido cinco presidentes diferentes desde que Tommaso Ghirardi, presidente desde 2007, anunció su dimisión y la venta de su paquete mayoritario de acciones. De hecho, el 30 de mayo de 2014 ya anunció que dejaba el cargo de presidente después de que la UEFA no admitiera la licencia UEFA al Parma, sexto en la pasada Serie A, y se la otorgase al Torino, por los impagos del club a sus jugadores y empleados. Un tiempo después, en septiembre, se echó para atrás y volvió a ocupar el cargo de máximo mandatario hasta que en diciembre confirmó la venta a un grupo chipriota del que se desconoce prácticamente todo.

Un tiempo después, el 9 de febrero, se confirmó la nueva presidencia a cargo de Manenti, propietario de una empresa, Mapi Group, que tiene sede social en Eslovenia… que legalmente cerró el 19 de febrero, es decir, el pasado jueves. En estos pocos días como mandatario, Manenti no sólo no ha conseguido sacar los 15 o 20 millones que eran necesarios para tapar por ahora los agujeros del club, sino que parece dispuesto a proceder a la liquidación de la entidad. Aunque, por ahora, no ha puesto en conocimiento de la autoridad judicial la imposibilidad de hacer frente a la situación… ¿Por qué? Gran pregunta.

De hacerlo, ahorraría mucha agonía e incluso podría abrir una investigación que si todo va bien, podría mantener la viabilidad del club. Si la justicia no encontrase nada legal y se procediese a una, por llamarla así, quiebra controlada, el Parma mantendría la licencia deportiva, que se pondría a la venta y podría empezar la temporada que viene en la Serie B, si acaba descendiendo. Y además, la entidad que comprase el club sólo tendría que hacer frente a los gastos propios de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC). Pero en caso de encontrar delitos, falsedades en los balances o cualquier otro desajuste, sólo quedaría empezar desde abajo del todo, algo similar a lo que le ocurrió al Glasgow Rangers en Escocia.

Un histórico se apaga. Y lo hace de una forma agónica, terrible y dolorosa para todas las partes implicadas. Bueno, para todas, todas, quizá no, porque el presidente y dueño del club no parece demasiado preocupado por el futuro del Parma. Hasta tal punto llega la situación del club emiliano que esta jornada no podrán recibir al Udinese en el estadio Ennio Tardini porque no pueden hacer frente a los pagos a los miembros de seguridad que deben estar presentes durante el partido ni al gasto energético que se producirá. Esta semana, el dinero, o más bien, la ausencia del mismo, impide a la afición gialloblu ver jugar a su equipo para soñar con la salvación.

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