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Otra estocada para el futuro del deporte español: "Era una inyección para vivir"
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PREOCUPACIÓN POR LA INVERSIÓN ECONÓMICA

Otra estocada para el futuro del deporte español: "Era una inyección para vivir"

Los deportistas españoles veían en Madrid 2020 la posibilidad de sortear los recortes de la crisis. La inversión estaba asegura, ahora el futuro se complica

Foto: Jennifer Pareja, capitana de la selección española femenina de waterpolo
Jennifer Pareja, capitana de la selección española femenina de waterpolo

Más allá de los sueños de cada uno, los deportistas españoles veían en la candidatura de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos de 2020 la tabla de salvación a la que agarrarse para relanzar una maltrecha profesión sometida, como otros muchos ámbitos de la vida española, a duros recortes por la crisis. El tijeretazo anunciado el pasado mes de marzo por el Consejo Superior de Deportes (CSD) con un 34% menos de presupuesto para las federaciones (25 de las 63 están ya en quiebra técnica) supuso un duro revés para los presentes deportistas profesionales, pero sobre todo para los futuros. Sin dinero, parece inviable formar deportistas de élite que después puedan devolver la fe en su esfuerzo y calidad con medallas olímpicas. La causa efecto es clara.

Madrid 2020, en este sentido, era sinónimo de inversión. Así se había vendido desde la candidatura. Las garantías de que se buscarían los recursos necesarios –de nuevo se puso sobre la mesa la ley de mecenazgo que demanda el deporte desde haceaños- para que España estuviera en dichos Juegos a la altura de las circunstancias, habían convencido a todos. Barcelona’92era el ejemplo. La adjudicación de los Juegos en 1986abrió paso a la creación del Plan ADO de ayuda económica al deportista. Becas para que los atletas más talentosos desarrollaran plenamente su carrera. Los resultados están ahí: 22 medallas, en la mejor cosecha de la historia de España. Madrid, siguiendo la lógica de lo acontecido en el 92,era la promesa viva de que el deporte español seguiría su brillante curso de los últimos años y que los recortes quedarían en anécdota. Nada más lejos.

La decepción, por lo tanto, ha sido doble y dura de digerir para muchos de ellos, como el palista David Cal, el deportista español con más medallas olímpicas -cinco, un oro y cuatro platas-: “Es duro, una gran pena. Llevábamos una candidatura fuerte. Es una mala noticia para el deporte español”. Razones no le faltan a Cal para pensar en un futuro complicado, muchos deportistas han tenido que renunciar ya al profesionalismo para poder compatibilizar su dedicación al deporte con otros trabajos con los que ganarse económicamente la vida. Son las consecuencias de la crisis.

El ciclista español Samuel Sánchez, campeón olímpico en ruta en los Juegos de Pekín 2008, tampoco ocultaba su decepción: “Cuando se trabaja a fondo por la conquista de un objetivo, la victoria no está garantizada, pero sí el orgullo de haber formado parte de un gran proyecto de forma comprometida y noble. Esperamos que el deporte español se levante". Saúl Craviotto, Campeón olímpico en Pekín 2008 en K-2 500 metros, junto a Carlos Pérez Rial, y subcampeón en Londres 2012 en K-1 200 metros, no salía de su asombro ante la eliminación de Madrid: “Me he quedado de piedra. Nos espera un futuro complicado, aunque hay que seguir”.

La regatista Blanca Manchón, cinco veces campeona mundial en la clase RS:X (windsurf olímpico) y diploma olímpico en Atenas 2004, era la más realista poniendo voz a lo que muchos esperaban de Madrid 2020: "La adjudicación de los Juegos a Madrid hubiera sido una inyección para seguir viviendo". Esa es la realidad del deporte español, que como recalca el triatleta Javier Gómez Noya, doble campeón del mundo, triple de Europa y medallista olímpico de plata (en Londres'12) de triatlón, tendrá que “mirar hacia adelante después de este varapalo y buscarse la vida donde sea”. Salir fuera de España parece la única solución a corto plazo. El futuro para el deporte español, desde luego, parece haberse fundido en negro tras ladesolación de Buenos Aires. Empieza una travesía por el desierto, habrá que saber cuándo o dónde acaba.

Más allá de los sueños de cada uno, los deportistas españoles veían en la candidatura de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos de 2020 la tabla de salvación a la que agarrarse para relanzar una maltrecha profesión sometida, como otros muchos ámbitos de la vida española, a duros recortes por la crisis. El tijeretazo anunciado el pasado mes de marzo por el Consejo Superior de Deportes (CSD) con un 34% menos de presupuesto para las federaciones (25 de las 63 están ya en quiebra técnica) supuso un duro revés para los presentes deportistas profesionales, pero sobre todo para los futuros. Sin dinero, parece inviable formar deportistas de élite que después puedan devolver la fe en su esfuerzo y calidad con medallas olímpicas. La causa efecto es clara.

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