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Nadie se atreve a sentenciar y enterrar el proyecto de un futuro Madrid olímpico
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TRAS LA DERROTA EN BUENOS AIRES

Nadie se atreve a sentenciar y enterrar el proyecto de un futuro Madrid olímpico

Las dudas sobre la posibilidad de ver a Madrid convertida en sede olímpica crecen, pero nadie, ningún responsable se atreve a cerrar esa puerta

Foto: Ana Botella y Alejandro Blanco tras la eliminación de Madrid 2020. (Efe)
Ana Botella y Alejandro Blanco tras la eliminación de Madrid 2020. (Efe)

El Ayuntamiento de Madrid -primero con Alberto Ruiz-Gallardón y ahora con Ana Botella-, la Comunidad de Madrid -con Esperanza Aguirre y su suscesor, Ignacio González- y el Gobierno de España -en su día PSOE, después PP- han echado tres órdagos seguidos para lograr que Madrid fuese ciudad olímpica. Las candidaturas para 2012, 2016 y, finalmente, 2020 han sido un estrepitoso fracaso para un proyecto al que las tres administraciones han dedicado dinero, a espuertas, y trabajo.

Tras el batacazo de Madrid 2020 -candidatura que se vio humillada por el Comité Olímpico Internacional en la reunión de Buenos Aires, haciendo pasar a la final a Estambul en perjuicio de la capital de España- esos apoyos 'a muerte' para convertir a Madrid en sede del deporte empiezan a desvanecerse. No es más que una consecuencia lógica. Una manifestación del desgate que acumulan las tres administraciones en esta guerra que, aunque Mariano Rajoy y el Príncipe Felipeafirmen que "Tiene sentido", realmente para algunos es ya un sinsentido.

El desánimo erala tónica general en el regreso de la expedición de la candidatura a Madrid. La derrota ha agudizado alguna que otra diferencia yha llenado la cabeza de dudas a losresponsables del proyecto. Lógico cuando se cae derrotadoy más de la manera en la que ha sucedido. La austeridad no es amiga del COI y ha quedado demostrado. Las dudas sobre la posibilidad de ver a Madrid convertida en sede olímpica crecenpero nadie, ningún responsable, se atrevió en el día después a cerrar de manera definitiva la puerta a laposibilidad de una cuarta candidatura.

La tercera derrota se ha tomado como una humillación. Más que nada por caer en primera ronda, alejada de la pelea final. Las sensaciones son muy parecidas a las vividas al regreso de Copenhague. Se hablaba de proyecto agotado, sin sentido, pero dos años después Gallardón se retiró para darprioridad a un hombre del deporte, Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español pero nunca presidente de la candidatura.

Ahora no hay prisa por tomar una decisión. Todo apunta a un adiós tras tres batacazospero nadie de los presentes en Buenos Aires se ha atrevido a guardar en el trastero la idea de aparcar de manera definitiva los aros olímpicos. Ni el Príncipe Felipeni Mariano Rajoy ni Ana Botella ni el propio Alejandro Blanco. Respuestas ambiguas y que hablan del momento y no el fondo de la situación.

El proyecto falla

La decisión o no de presentar un candidatura pertenece al ayuntamiento de cada ciudad. La alcaldesa madrileña ha calladopero sabe que esa decisiónse debe tomar dentro de dos años yno le correspondea ella. La cautela obliga a callar, a esperar, pero todos los que el sábado pisaron el Hilton se dieron cuenta que algo falla, que la cuestión va más allá de la simpatía o no.

El proyecto austero ha fallado como lo hicieron los proyectos basados en la finalización derecintos estiloCaja Mágica. El COI se mueven por intereses y en esa hoja de ruta no figura Madrid, proyecto condenado de antemano pero que nadie se atreve a enterrar. ¿Por qué será?

Ayer, la cuenta oficial de Twitter del Gobierno (@desdelamoncloa) retiró el emblema de la candidatura de Madrid que el sábado sorprendió a la comunidad internauta. Para el Ejecutivo, al menos visualmente, la candidatura de Madrid se ha desvanecido por completo.

El Ayuntamiento de Madrid -primero con Alberto Ruiz-Gallardón y ahora con Ana Botella-, la Comunidad de Madrid -con Esperanza Aguirre y su suscesor, Ignacio González- y el Gobierno de España -en su día PSOE, después PP- han echado tres órdagos seguidos para lograr que Madrid fuese ciudad olímpica. Las candidaturas para 2012, 2016 y, finalmente, 2020 han sido un estrepitoso fracaso para un proyecto al que las tres administraciones han dedicado dinero, a espuertas, y trabajo.

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