Urdangarín y Gallardón quisieron colocar a Mercedes Coghen al frente del COE en 2005

Hoy Alejandro Blanco será reelegido como presidente del Comité Olímpico Español (COE) en el que será su tercer mandato. Blanco contará con el respaldo mayoritario de las distintas federaciones. Hace ocho años, en el inicio de su aventura como presidente, la historia fue muy diferente, con todo el poder establecido en su contra. En las elecciones celebradas en septiembre de 2005, Blanco obtuvo 101 votos por los 84 de Mercedes Coghen, candidata que peleó por la presidencia avalada por Iñaki Urdangarín, Alberto Ruiz Gallardón, Jaime Lissaveztky y el entonces vicealcalde Manuel Cobo.

Todo se inicia en el vuelo de regreso de Singapur, con la candidatura de Madrid 2012 derrotada por la de Londres. Un avión repleto de personalidades, federativos y deportistas de todo tipo. En una de las zonas del Airbus se produce una reunión nada casual. Derrotados pero con el espíritu olímpico en las venas, algunos de los allí presentes buscan dar un golpe de efecto y, de paso, de autoridad. Alberto Ruiz Gallardón, Manuel Cobo, Jaime Lissaveztky, en ese momento Secretario de Estado para el Deporte e Iñaki Urdangarín, planeaban el asalto a la presidencia del COE con Mercedes Coghen como la persona elegida. Todos de acuerdo. El objetivo, impedir que Alejandro Blanco, ya anunciado como candidato, se hiciera con el control del COE. 

Una vez que el marido de la infanta Cristina comprobó que su carrera en el COE y Comité Olímpico Internacional había tocado a su fin por el enfrentamiento directo que tuvo con algunos federativos por sus ambiciosos planes "no pisaba el suelo cada vez que aparecía por el COE", afirman esos mismos que le pararon los pies, llegó el momento de buscar una alternativa, el de crear un marco idóneo en el que dar cobertura a su negocio.

En este extraño consenso cada uno buscaba su parcela de poder. Por un lado, Urdangarín quería seguir abriendo puertas en las que colar su Instituto Nóos; Gallardón seguir teniendo bajo control el deporte en el que apoyar su sueño olímpico colocando a una persona de su total confianza como es Mercedes Coghen, tal y como demostró al nombrarla Consejera Delegada de Madrid 2016 y posteriormente Directora General de deportes del Ayuntamiento; Manuel Cobo por contar con más respaldo para su gestión, mientras que Lissaveztky sintonizaba, desde su posición de Secretario de Estado, en tomo momento con el entonces alcalde de Madrid.

El apoyo de la Casa Real 

Tras la charla del avión, el acuerdo entre todas las partes queda cerrado en el Club de Campo de Madrid coincidiendo con la celebración de un torneo seis naciones de hockey femenino. Los interesados habían sondeado a diferentes presidentes de federaciones y al contar el respaldo de la Casa Real por la vinculación que en ese momento tenía Urdangarín, sirvió de arrastre y de principal argumento. El plan pintaba bien y si bien él no había podido asaltar el poder si que encontró la colaboración necesaria para manejar el deporte. "Alejandro que sepas que hemos encontrado a una persona para que luche por ser presidente del COE contigo. Tiene el respaldo de la Casa Real", comunicó uno de los 'socios' al en ese momento candidato. 

El mundo federativo otorgó la confianza a Alejandro Blanco por un estrecho margen. Coghen se quedó a dieciocho votos de poder sentarse en el sillón presidencial. Poco después encontró acomodo como Consejera Delegada de Madrid 2016 que fue derrotada en 2009 por la candidatura de Río de Janeiro. Urdangarín no bajó los brazos y ya como externo a cualquier organismo oficial del mundo del deporte, recibió ayuda de la candidatura de Madrid 2016 por valor de 120.000 euros, intentó organizar los Juegos de la juventud en Valencia, intermedió en el patrocinio de las Islas Baleares a un equipo ciclista... todo sea por el deporte.