Red Bull exprime el marketing de las emociones extremas

El tsunami mediático que ha generado el estratosférico salto del paracaidista austriaco Félix Baumgartner ha catapultado a la marca Red Bull a la cúspide del marketing deportivo. No se recuerda una campaña semejante en mucho tiempo. Los más de 8 millones de espectadores que a través de Youtube –en lo que fue un récord absoluto del medio de Google- siguieron el salto al vacío de este intrépido austriaco son una buena muestra de ello. El ‘Red Bull Stratos’, con una inversión cercana a los 100 millones de euros, ha ligado para siempre la imagen de la empresa dirige el magnate austríaco Dietrich Mateschitz al deporte de aventura y riesgo extremo. 

La enorme difusión, obviamente, le reportará a Red Bull un importante beneficio. Ayer, Ben Sturner que es presidente y CEO de Leverage Agency, una agencia especializada en organización de eventos deportivos y campañas de marketing, valoraba para Forbes cuál había sido el impacto económico del salto de Baumgartner: "El valor para Red Bull de este evento es de decenas de millones de dólares dada su gran exposición global. Tengan en cuenta que Red Bull Stratos es un acontecimiento del que se seguirá hablando durante mucho tiempo. Este patrocinio ha trascendido al deportes y ha llegado a la sociedad, se ha convertido en algo de cultura popular. Eso le dará un gran beneficio a Red Bull a nivel global".

El mayor salto al vacío (39.043 metros), la mayor velocidad alcanzada por un ser humano (1.173 kilómetros por hora) superando la velocidad del sonido (1.130 k/h) y el ascenso en globo más alto jamás hecho (39.068 metros de altitud). Estos son los tres récords pulverizados por Baumgartner, el personaje empleado por Red Bull para llevar hasta las últimas su estrategia de marketing de las emociones extremas, como así han denominado muchos expertos en mercadotecnia a la forma en que la firma de la bebida energética más famosa del mundo explota su imagen.

Bajo el eslogan ‘Red Bull te da alas’, la marca austriaca ha cimentado su imagen alrededor de todo aquello que dispara la adrenalina y acerca al ser humano a sus límites. Fórmula 1, X Cross Fighter, Ultramaratones, Esquí extremo, Air Race o Cliff Diving (saltos). Y por supuesto, la última joya: Stratos. Una antítesis a lo que representa Coca Cola, su gran antagonista en la apuesta por patrocinios en deporte, y que realza como valor asociado a su bebida la felicidad. La repercusión mediática y, por supuesto, los números respaldan la estrategia por el peligro que fomenta Red Bull.

El balance de cuentas del pasado ejercicio son todo un impulso para que Red Bull siga apostando por el deporte extremo, por más que algunos hayan puesto en tela de juicio la exploración de los límites del ser humano que promulga, sobre todo después que el año pasado falleciera el piloto español, Alex Mclean, de la Red Bull Air Race durante un entrenamiento de preparación. Ni con esas. Así, la firma austriaca vendió un total de 4.631 millones de latas de su bebida energética en todo el mundo durante 2011, lo que supone un incremento del 11,4% con respecto a 2010. Un aumento de ventas que supuso una facturación de 4.253 millones de euros, un 12,4% que el año anterior cuando se facturaron 3.785 millones.

La apuesta de la compañía por el marketing es tan decidida que no dudan en invertir el 25% de su facturación a la explotación de marca. Una inversión que, visto lo acontecido con Felix Baumgartner y la planetaria repercusión del proyecto Stratos, está más que amortizada. Por no hablar de la perspectiva de que Sebastian Vettel conquista por tercera vez consecutiva el Mundial de Fórmula 1, la apuesta de patrocinio más fuerte (200 millones de euros) de Dietrich Mateschitz. Aunque aquí algo tendrá que decir todavía Fernando Alonso.