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Los colores de la Eurocopa son rojo y amarillo
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EUROCOPA 2008 EN SUIZA Y AUSTRIA

Los colores de la Eurocopa son rojo y amarillo

España entra hoy en escena por segunda vez, ante Suecia, cuando se cumple una semana desde que comenzó la Eurocopa. Las sensaciones no pueden ser mejores.

Foto: Los colores de la Eurocopa son rojo y amarillo
Los colores de la Eurocopa son rojo y amarillo

España entra hoy en escena por segunda vez, ante Suecia, cuando se cumple una semana desde que comenzó la Eurocopa. Las sensaciones no pueden ser mejores. Suiza y Austria se han convertido en un espacio de expresión multicultural con disfraces de pasión, ilusión, alegría y tristeza. Y es que un evento de estas dimensiones, es, para muchos, la inyección de fantasía que llega cada cuatro años para curar el alma, para olvidar las penas, para sacar el estrés de la vida cotidiana, para refugiarse de las crisis, para justificar sus faltas personales y sobre todo para conocer nuevos jugadores que en breve se convertirán en héroes.

Pero no sólo lo que sucede en el campo de batalla es el fútbol. La inauguración es el principio de un todo que culmina con el trofeo mirando al cielo. La apertura de la ‘Euro’ fue breve pero elegante. Se homenajeó el arte moderno combinado con elementos tradicionales. Se engrandecieron los valores universales del fútbol, la pasión, la solidaridad y el deseo. Hubo una reminiscencia a la música clásica vienesa con la interpretación de los valses. Cubos multicolores dibujaron formas sin precedentes. Hombres disfrazados de rojo y blanco hicieron un reloj humano que marcó un minuto exacto. Y todo esto fue el aperitivo para abrir el apetito a un menú que, hasta la fecha, ha sido exquisito.

Sin embargo, la Eurocopa no empieza para todos al mismo tiempo. España tuvo que esperar hasta el martes para oler el césped, enfundarse la elástica roja y desprenderse de la adrenalina acumulada. Para entonces,el portugués Pepe, jugador madridista, había sido elegido el primer mejor jugador del torneo. Portugal había presentado su candidatura como una de las favoritas tras vencer a Turquía. Alemania y Polonia se habían ensalzado en una gresca mediática que terminó con la victoria germana con dos goles de un futbolista polaco nacionalizado alemán. Innsbruck, ciudad en donde se concentra la ‘Roja’, esperaba a 12.000 hinchas españoles. La campeona del mundo perdía respeto y era goleada por Holanda. Algunos de los colegiados encargados de pitar los encuentros manifestaban su afición por la pintura y la ópera. Un alemán ponía en subasta cuatro entradas para ver la final a 13.500 euros. Una cervecería austriaca incentivaba a sus internacionales ofreciéndoles cerveza de por vida a cada jugador que marcase un gol en los próximos dos partidos. Y así, un sin fin de anécdotas. Hasta que llegó el día de la verdad.

España debutaba ante Rusia. El ‘Tejadillo dorado’ (Goldness Dachl), símbolo de la ciudad, no reflejaba el oro de su techo, sino los colores rojo y amarillo que predominaban en sus inmediaciones. Botas de vino, vestidos de torero, Manolo el del Bombo, el Himno Nacional, el ¡Que viva España! que popularizó internacionalmente Manolo Escobar, se escucharon en todo lo alto antes de que David Villa se inspirara en Juan Carlos Valerón, último verdugo español de Rusia, en la Eurocopa de 2004, para marcar el primer Hat-trick, ojalá no el último, del campeonato y conducir a la ‘Roja’ rumbo al altar.

La selección española debutó con el pié derecho. Marcó cuatro goles, recibió uno, jugó bonito, fue contundente, explosivo y siniestro. Demostró que tiene fútbol, que ésta vez la suerte le acompaña. Pero está en el mismo punto que dos años antes en el Mundial de Alemania 2006. En aquel entonces, en su debut, le metió cuatro a Ucrania y después se despidió del torneo en octavos con la moral por los suelos. La diferencia radica en que esa fatídica anécdota les ha dado una lección fundamental. Nada de confianzas. Y se nota. La plantilla de Luis Aragonés no echa las campanas al vuelo. Su temperatura emocional no ha subido tras la goleada. Han sido más prudentes. Han sido cautos y han cambiado su estrategia. Hoy podrían conseguir su pase a los famosos ‘cuartos malditos’, pero la historia del fútbol se escribe en el verde césped de Suiza y Austria. Sólo ahí, es donde se habla, se discute y se escriben los mejores poemas deportivos. Y España tiene el don de escribir.

Alineaciones probables:

Suecia: Isaksson; Stoor, Mellberg, Hansson, Nilsson; Sebastian Larsson, Andersson, Svensson, Ljungberg; Henrik Larsson e Ibrahimovic.

España: Iker Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila; Marcos Senna; Iniesta, Xavi, Silva; Villa y Fernando Torres.

Arbitro: Pieter Vink (HOL).

Estadio: Tivoli Neu de Innsbruck, con capacidad para 30.000 espectadores.

Hora: 18.00 hora peninsular.

España entra hoy en escena por segunda vez, ante Suecia, cuando se cumple una semana desde que comenzó la Eurocopa. Las sensaciones no pueden ser mejores. Suiza y Austria se han convertido en un espacio de expresión multicultural con disfraces de pasión, ilusión, alegría y tristeza. Y es que un evento de estas dimensiones, es, para muchos, la inyección de fantasía que llega cada cuatro años para curar el alma, para olvidar las penas, para sacar el estrés de la vida cotidiana, para refugiarse de las crisis, para justificar sus faltas personales y sobre todo para conocer nuevos jugadores que en breve se convertirán en héroes.

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