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Isabel Coixet: "La Ley del cine no me la he leído, pero me he leído tres veces el 'Ulises'"
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la directora presenta 'aprendiendo a conducir'

Isabel Coixet: "La Ley del cine no me la he leído, pero me he leído tres veces el 'Ulises'"

La barcelonesa ha encadenado cuatro proyectos en tan sólo dos años y ya ultima los preparativos para comenzar el quinto en octubre

Foto:  La directora de cine Isabel Coixet estrena 'Aprendiendo a conducir' (EFE)
La directora de cine Isabel Coixet estrena 'Aprendiendo a conducir' (EFE)

Que se aparten Woody Allen y Terrence Malick (post El árbol de la vida), el verdadero culmen de la hiperproductividad cinematográfica lo tiene Isabel Coixet. La barcelonesa ha encadenado cuatro proyectos en tan sólo dos años y ya ultima los preparativos para comenzar el quinto en octubre.

Desde 2013 se ha encargado de Ayer no termina nunca, Mi otro yo, Nadie quiere la noche y Aprendiendo a conducir, la película que se estrena este viernes y que ha costado ocho años levantar.

Un proyecto que nace de un artículo del New Yorker que la actriz Patricia Clarkson entregó a Coixet y a Ben Kingsley en el rodaje de Elegy. Rápidamente quedó prendada de esta historia que, a priori, poco tiene que ver con su cine y, especialmente, con su tono. “Es verdad que es más ligero, pero quería reproducir el tono del relato original. Hablar de las cosas sin dramas ni aspavientos, con un tono muy tierno y creo que era perfecto para esta historia. Otro más grandilocuente no le iba a ir”, cuenta la directora a El Confidencial.

Con Aprendiendo a conducir Coixet busca reencontrarse con la crítica y con los espectadores, que la auparon hace años a la cima del cine español gracias al éxito de Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras, y que luego la dejaron caer con sus siguientes filmes, algo que la realizadora considera que ha ocurrido “a todos los cineastas de este país”. “Haces dos películas que gustan a la gente y luego tienen un desencanto. Lo asumo. Qué le vamos a hacer, no voy a estar llorando porque me quieran más o me quieran menos”, añade.

La directora de Cosas que nunca te dije relativiza las reacciones de los críticos y explica cómo la misma película puede gustar en un país y ser detestada en otro. “Es curioso, pero en EEUU la única de mis películas que ha funcionado es Elegy y, sin embargo, Mi vida sin mí que aquí gustó muchísimo recibió sus peores críticas en EEUU. Cuando leí la del New York Times iba llorando por la Quinta Avenida. Un cineasta tiene que convivir con los errores que comete y con los aciertos. Que quieres que te quieran todo el rato, pues claro, pero ya eres mayor y sabes que eso no va a ocurrir”, añade.

'Haces dos películas que gustan a la gente y luego tienen un desencanto. Lo asumo. Qué le vamos a hacer, no voy a estar llorando porque me quieran más o me quieran menos'

Isabel Coixet rehúye en todo momento hablar de la industria del cine español. No por miedo a meterse en camisa de once varas, sino porque no le interesa aquello que no sea el arte de hacer cine. “Yo soy cineasta, lo que me interesan son las películas. Me da igual quién las promocione o que las haya hecho un tipo con crowdfunding. No soy la industria. Tú me preguntas cómo está la Ley del cine y te juro que no lo sé, pero me preguntas cómo funciona un dron para rodar un plano aéreo y te lo cuento. Hay cosas que se me escapan. No me he leído la ley. Eso sí, me he leído tres veces el Ulises de Joyce”, analiza la autora al ser preguntada por una posible polarización en nuestra industria entre las grandes producciones bajo el brazo de Telecinco Cinema y Atresmedia y el cine hecho con cuatro duros.

Puestos a pedir, Coixet se apunta a las grandes campañas de promoción que realizan desde las cadenas de televisión a las que pertenecen estas productoras. “Me gustaría que mis películas estuvieran con estas compañías porque ponen muchos spots y la gente va más a verlas, pero con esas campañas me vale, otro apoyo no me hace falta”, añade.

Reivindicando el cine de autor español

Este 2015 Coixet ha sido la encargada de inaugurar el Festival de Cine de Berlín con Nadie quiere la noche, protagonizada por Juliette Binoche y rodada después de Aprendiendo a conducir. Es una de las pocas autoras que entra siempre en las secciones oficiales de los grandes certámenes y aunque suele ir a la Berlinale también ha probado suerte en Cannes.

'No entiendo como estos títulos no están en festivales internacionales. Creo que hay una ceguera por parte de los comités de selección'

La ausencia de nuestros directores en los grandes festivales (excepto San Sebastián) es un fenómeno inexplicable para Coixet: “No lo entiendo, se me escapa. Es que el año pasado se hicieron películas como 10.000 km, La isla mínima, Loreak o Magical Girl. No entiendo como estos títulos no están en festivales internacionales. Creo que hay una ceguera por parte de los comités de selección. En Cannes he visto bastantes películas que son peores que las que se hicieron aquí”, comenta resignada mientras reivindica el cine hecho por nuestros directores el último curso.

Y puestos a reivindicar, también se encarga de hacerlo en Aprendiendo a conducir con las actrices de más de 40 años. En este caso le da el protagonismo absoluto a Patricia Clarkson, que estuvo en el proyecto desde que comenzó. “La palabra reivindicación me da un poco de alergia, porque parece que vas de campeona y no es así, pero tiene que haber de todo en la viña del señor. Películas para mujeres de 25 años, de 40 años y de 80 si puede ser”, explica Coixet que, como la protagonista, aprendió a conducir durante el rodaje.

Ahora prepara su próxima película, The bookshop, una adaptación “muy libre y atrevida” de la novela de Penélope Fitzgerald. Parece que Isabel Coixet se atreva con todo, pero hay un reto al que no se atreve a dar forma, adaptar Chesil Beach, la novela de Ian McEwan que adora: “No me atrevería. Los derechos los tenía Sam Mendes para hacerla con Kate Winslet, pero se les rompió el amor. Es tan bonita… Es la perfección, y si algo es tan perfecto cómo lo voy a tocar”.

Que se aparten Woody Allen y Terrence Malick (post El árbol de la vida), el verdadero culmen de la hiperproductividad cinematográfica lo tiene Isabel Coixet. La barcelonesa ha encadenado cuatro proyectos en tan sólo dos años y ya ultima los preparativos para comenzar el quinto en octubre.

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