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'Belleza oculta': autoayuda navideña, terapia de grupo en el multicine
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'Belleza oculta': autoayuda navideña, terapia de grupo en el multicine

Will Smith protagoniza la última película de David Frankel, una especie de 'Love Actually' sufriente que funciona como un manual de autoayuda para superar el duelo y la pérdida

Foto: Will Smith protagoniza 'Belleza oculta'.
Will Smith protagoniza 'Belleza oculta'.

Estar de bajón en Navidad es un asco. La Navidad, esa burbuja catalizadora de los estados de ánimo, como una estancia inevitable de dos semanas en la casa de 'Gran Hermano'. El gran Juan Miguel Lamet, en sus clases de guion, entre flema y flema, no se cansaba de repetirnos como a zoquetes que la base del drama y la comedia está siempre en el contraste. Una ruptura amorosa en medio de una boda, ¡contraste! Un anciano buscando su dentadura postiza mientras su familia se atiborra de turrón duro, ¡contraste! Andar llorando por las esquinas al ritmo de 'El chiquirritín' —aparte de deprimente— ¡contraste! Sobrellevar dignamente el desánimo en una época de entusiasmo explícito colectivo sin estancarse en la segunda etapa del modelo de Kübler-Ross y sin echar maldiciones aztecas a los 'villanciqueros' callejeros, merece una medalla al Mérito Civil. Señor Dastis, tome nota.

Tráiler de 'Belleza oculta'

Y así se siente Howard (Will Smith) en 'Belleza oculta', una especie de híbrido lacrimógeno entre 'Love Actually' (2003) y 'Cuento de Navidad', un producto 'hollywoodiense' perfectamente diseñado para estas fechas, con un reparto coral de grandes estrellas, un espíritu buenista y redentor y un mensaje claro y prístino que busca una introspección elemental del espectador antes de que ordene mentalmente sus propósitos de Año Nuevo. Una película que se asemeja más a un libro de autoayuda, a una terapia colectiva encapsulada en poco más de hora y media, con un elenco de personajes en el que todos parecen tener colgado en la pared su título compulsado del grado en Psicología. Y si a alguien le sirve, pues bienvenido.

placeholder Will Smith y Keira Knightley, en un fotograma de la película.
Will Smith y Keira Knightley, en un fotograma de la película.

David Frankel ('El diablo viste de Prada', 2003) dirige esta fábula navideña centrada en el duelo, en la forma de sobreponerse a una pérdida importante y recuperar la ilusión por vivir tras los reveses de la vida. Una película simple y fácil de digerir gracias a unos diálogos explicativos y a unos personajes que verbalizan cada una de sus emociones sin pudor, perfectamente inteligible, sostenida sobre la tesis unidireccional de que siempre se puede salir adelante, siempre se puede recuperar la ilusión, siempre, aunque cueste, la vida vuelve a abrirse paso entre los escombros. Un mensaje positivo y lleno de buenas intenciones.

David Frankel dirige esta fábula navideña centrada en el duelo, en la forma de sobreponerse a una pérdida importante y recuperar la ilusión por vivir

La película, como 'El libro gordo de Petete', tiene la respuesta para cualquier pregunta. Dime tu desdicha, que te doy la solución: ¿quieres ser madre, pero temes que se te haya pasado el arroz por haber estado más centrada en tu carrera profesional que en tu vida familiar? Yo tengo la respuesta. ¿Tu hija te odia porque te culpa del desmoronamiento de su familia? Yo tengo la respuesta. ¿Tienes una enfermedad terminal y no sabes cómo enfrentarte a ella? Yo tengo la respuesta. 'Belleza oculta' ofrece incluso, en un irónico gesto de autoconsciencia, la respuesta a su propio problema, cuando su protagonista grita enfadado: "¡Yo ya me sé todos tus tópicos!". Y es que no hay que olvidarse de que 'El libro gordo de Petete' es, al fin y al cabo, un libro infantil.

placeholder Michael Peña, Edward Norton y Kate Winslet son los 'amigos' de Howard.
Michael Peña, Edward Norton y Kate Winslet son los 'amigos' de Howard.

Howard perdió a su hija pequeña hace dos años a causa de una enfermedad rara. Desde entonces, apenas sale de su apartamento, en el que vive recluido en soledad. Sin comer. Sin dormir. Sin pagar el alquiler. La depresión lo ha vaciado por dentro. Cuando la empresa que dirige se va a pique y los puestos de trabajo empiezan a peligrar por la dejadez en sus funciones, sus tres mejores 'amigos' —y compañeros— deciden intervenir para inhabilitar a su amigo y antiguo jefe y salvar la compañía. Una solución no demasiado compasiva, justificada como una medida extraordinaria. Y es que ellos también tienen sus propias miserias. Whit (Edward Norton) está divorciado, sin un duro y su hija lo odia. Además, vive con su madre con alzhéimer. Claire (Kate Winslet) siente que se le ha 'pasado el arroz' y que si quiere tener una familia, deberá recurrir a la inseminación artificial. Y Simon (Michael Peña) sufre una recaída de su enfermedad.

placeholder Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore, en 'Belleza oculta'.
Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore, en 'Belleza oculta'.

Cuando Whit conoce a Amy (Keira Knightley) en una audición, decide contratarla a ella y a sus compañeros actores, Brigitte (Helen Mirren) y Raffi (Jacob Latimore), para que interpreten las personificaciones del Amor, la Muerte y el Tiempo y hagan creer al consejo de administración de la empresa que Howard está loco y que necesita que le inhabiliten. Un plan, según ellos, muy coherente y efectivo. Así que, al estilo de 'Cuento de Navidad', Howard se irá encontrando con sus fantasmas e iniciando el camino de la recuperación del duelo mientras, paralelamente, sus 'amigos' prosiguen con su retorcido plan.

A pesar de que haya buenas intenciones detrás, la simplificación de los obstáculos de la vida y de la forma de enfrentarlos demuestra una continua condescendencia

La película es una colección de vidas frustradas y dolientes ambientadas en un Nueva York navideño, lleno de árboles y luces de colores. ¡El contraste! Sin embargo, el retrato de la ciudad se desarrolla en consonancia con una película carente de personalidad y profundidad. Y, a pesar de que haya buenas intenciones detrás —no lo discuto—, la simplificación de los obstáculos de la vida y de la forma de enfrentarlos demuestra una continua condescendencia con el espectador.

placeholder Cartel de 'Belleza oculta'.
Cartel de 'Belleza oculta'.

Aparte del concepto de la película en sí, 'Belleza oculta' adolece de un guion repleto de situaciones inverosímiles, giros erráticos y diálogos ortopédicos sacados de un manual de clichés y frases hechas. Como producto mercantilizable perfectamente catalogado y empaquetado, construido para satisfacer las necesidades del consumidor, la película está articulada con una estructura clara —y encorsetada—, y ata todos y cada uno de los cabos lanzados con una filosofía robada del crucificado solista de 'La vida de Brian'. Y, lo peor, sin ironía.

Foto: Fotograma de 'Assassin's Creed'.
Foto: Un fotograma de 'Michelle & Obama'.
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Estar de bajón en Navidad es un asco. La Navidad, esa burbuja catalizadora de los estados de ánimo, como una estancia inevitable de dos semanas en la casa de 'Gran Hermano'. El gran Juan Miguel Lamet, en sus clases de guion, entre flema y flema, no se cansaba de repetirnos como a zoquetes que la base del drama y la comedia está siempre en el contraste. Una ruptura amorosa en medio de una boda, ¡contraste! Un anciano buscando su dentadura postiza mientras su familia se atiborra de turrón duro, ¡contraste! Andar llorando por las esquinas al ritmo de 'El chiquirritín' —aparte de deprimente— ¡contraste! Sobrellevar dignamente el desánimo en una época de entusiasmo explícito colectivo sin estancarse en la segunda etapa del modelo de Kübler-Ross y sin echar maldiciones aztecas a los 'villanciqueros' callejeros, merece una medalla al Mérito Civil. Señor Dastis, tome nota.

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