Es noticia
'Aliados': una reliquia de amor, traiciones y esvásticas
  1. Cultura
  2. Cine
ESTRENOS DE CINE

'Aliados': una reliquia de amor, traiciones y esvásticas

Robert Zemeckis propone un homenaje a 'Casablanca' y al cine de Hitchcock con este 'thriller' ambientado en los años cuarenta protagonizado por Brad Pitt y Marion Cotillard

Foto: Marion Cotillard y Brad Pitt, en un fotograma de 'Aliados'.
Marion Cotillard y Brad Pitt, en un fotograma de 'Aliados'.

'Aliados' es una película testarudamente anclada en el pasado, y no solo por la meticulosidad con la que reconstruye ciudades devastadas por la batalla en los años cuarenta sino sobre todo porque la película misma es, deliberadamente, algo parecido a una reliquia: el tipo de 'thriller' que solía hacerse hace siete décadas, lleno de amores y traiciones y hombres y mujeres glamurosos que pretenden ser gente que no son y luego descubren haberse convertido en aquello que fingían ser, y mientras eso sucede, ninguna identidad está libre de sospecha.

Tráiler de 'Aliados'

En concreto, a juzgar por su premisa, 'Aliados' parece tratar de posicionarse como una variación de 'Casablanca' (1942) —nadie podrá acusar al director Robert Zemeckis de no ponerse el listón alto—. Su peripecia argumental arranca precisamente en 1942 en Casablanca, adonde dos asesinos letales han sido enviados para hacerse pasar por un matrimonio de simpatizantes nazis y usar esa fachada para matar a un embajador alemán y a cualquiera que luzca un brazalete con la esvástica estampada. Él, Max (Brad Pitt), es un operativo quebequés empleado por la Inteligencia británica; ella, Marianne (Marion Cotillard), es miembro de la resistencia francesa.

placeholder Marion Cotillard y Brad Pitt.
Marion Cotillard y Brad Pitt.

La regla de oro que ambos acuerdan es que su relación no debería ir más allá de lo puramente profesional, pero dos personas tan listas deberían saber que nadie pagará 10 euros para ver a Pitt y a Cotillard en pantalla manteniendo las distancias. De modo que la relación entre ellos se pone más caliente que el siroco. En vísperas de su misión mortal, conducen hasta las dunas y dan rienda suelta a la pasión en el asiento delantero, la cámara dando giros febrilmente a su alrededor mientras, fuera del coche, una tormenta de arena toscamente generada por ordenador funciona como metáfora del fragor sexual —o del cabreo que debió de agarrarse Angelina al ver la escena—.

Ese momento es ejemplar por el modo en que se sitúa a medio camino entre el retrato de emociones y el despliegue técnico; y ahí, de entrada, radica uno de los problemas de 'Aliados'. Lo que quizá debería haber sido una mirada privada e íntima a los engaños que se acumulan en un tiempo de guerra y en un matrimonio, se ve inflado, por la necesidad de atraer al cine a amantes del 'blockbuster', a base de aparatosos efectos especiales, que tan bien encarna otra escena en la que un avión se estrella arbitrariamente cerca de la casa londinense que, 45 minutos de metraje después, Marianne y Max comparten.

Max (Brad Pitt) es un operativo quebequés empleado por la Inteligencia británica; ella, Marianne (Marion Cotillard), es miembro de la resistencia francesa

Porque, una vez completada su misión, los espías deciden transformar su matrimonio de pega en uno de verdad, y 'Aliados' deja de ser cine de acción para convertirse en un retrato de domesticidad en tiempos de guerra. Después tienen un hijo. Y, después, Max es informado de que Marianne es sospechosa de trabajar para los nazis. Y de que, si esas sospechas resultan confirmarse, él mismo tendrá que matarla. Devastado, inicialmente no da crédito a las acusaciones pero, poco a poco, empieza a preguntarse si ella ha estado engañándole desde el principio. Y, mientras lo observa, la película trata de ilustrar cómo la duda puede envenenar toda relación sentimental, pero especialmente una entre personas que se ganan la vida mintiendo y matando.

Al tiempo que Max emprende una serie de misiones secretas para limpiar el nombre de su esposa y se ve situado en medio del conflicto entre su deber patriótico y su amor familiar, 'Aliados' establece parentescos con títulos de Hitchcock como 'Sospecha' (1941) y 'Encadenados' (1946). Lástima que, por muchos trucos que maneje para generar tensión, Zemeckis no sea ningún maestro del suspense.

placeholder Brad Pitt y Marion Cotillard en 'Aliados'.
Brad Pitt y Marion Cotillard en 'Aliados'.

Parte del problema es que, una vez se nos informa de que Marianne podría ser una agente doble, solo hay dos posibilidades: que lo sea o que no lo sea. Y el modo constante en que el director nos empuja a situar nuestras conjeturas ahora en una opción ahora en la otra no es tanto un reflejo de las zozobras de Max como una forma algo burda de manipularnos. Y pese a ello, 'Aliados' no tiene excesivo recorrido psicológico. Su resolución no tiene mucho sentido, pero aun así es del todo predecible.

Pitt, a lo largo de su carrera, ya ha demostrado que solo sabe ofrecer interpretaciones interesantes en la piel de personajes excéntricos o perturbados

De lo que en todo caso más carece la película es de un fluir genuino de emociones. En cambio, es todo superficie, y buena parte de la culpa la tiene la interpretación de Pitt, que a lo largo de su carrera ya ha demostrado que solo sabe ofrecer interpretaciones interesantes en la piel de personajes razonablemente excéntricos o perturbados. Aquí no resulta convincente ni a la hora de derrochar afecto ni consumido por la ansiedad y la desconfianza. Su presencia en pantalla resulta esencialmente robótica, sobre todo al compararla con la de Cotillard, una actriz siempre hábil a la hora de jugar al despiste sobre las intenciones reales de sus personajes. Aunque Marianne es por definición un misterio —esposa y madre devota, pero también posible villana—, 'Aliados' habría resultado mil veces más interesante contada desde su perspectiva.

placeholder Cartel de 'Aliados'.
Cartel de 'Aliados'.

A falta de urgencia dramática, eso sí, la película al menos ofrece innegables placeres accesorios: los escenarios derrochan elegancia y exuberancia, del vestuario a los vehículos a los peinados a los locales a los objetos decorativos a las coreografías de acción —se mire como se mire, Cotillard luce de maravilla con su traje de noche, acribillando alemanes sin despeinarse—. En ese sentido, hay algo definitivamente admirable en el empeño de Zemeckis por rendir homenaje al espíritu de un Hollywood pretérito y evocar un mundo tan ajeno al signo de los tiempos.

Foto: Chino Darín y Penélope Cruz, en una escena de 'La reina de España'.
TE PUEDE INTERESAR
'La reina de España': ¡viva el cine español!
Eulàlia Iglesias
Foto: Elle Fanning, en un fotograma de 'The Neon Demon'.

'Aliados' es una película testarudamente anclada en el pasado, y no solo por la meticulosidad con la que reconstruye ciudades devastadas por la batalla en los años cuarenta sino sobre todo porque la película misma es, deliberadamente, algo parecido a una reliquia: el tipo de 'thriller' que solía hacerse hace siete décadas, lleno de amores y traiciones y hombres y mujeres glamurosos que pretenden ser gente que no son y luego descubren haberse convertido en aquello que fingían ser, y mientras eso sucede, ninguna identidad está libre de sospecha.

Críticas de cine Cartelera y estrenos de cine
El redactor recomienda