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'Blair Witch': ¡ding dong, la bruja ha vuelto!
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'Blair Witch': ¡ding dong, la bruja ha vuelto!

Adam Wingard recupera la leyenda de la bruja de Blair en una secuela de la película que en 1999, con 60.000 dólares de presupuesto, revolucionó por completo el cine de terror

Foto: Fotograma de 'Blair Witch', de Adam Wingard.
Fotograma de 'Blair Witch', de Adam Wingard.

Era el final de los años noventa y el cine de terror estadounidense procrastinaba cualquier atisbo de originalidad tirando de secuelas, precuelas, 'remakes' y adaptaciones de todo pelaje. Entre las pesadillas en Elm Street, las novias y los amigos de Chucky, bestias asesinas, insectos asesinos e incluso tomates asesinos que se acercaban más a la serie Z que al cine comercial, el género se arrastraba por las salas de cine, reciclando lo irreciclable, ajeno todavía al tsunami de cine oriental de terror que estaba a punto de estallar y desembarcar en las pantallas occidentales. Tuvo que ser una película de bajo presupuesto —apenas 54.000 euros— rodada en apenas ocho días y escrita y dirigida por dos cineastas novatos —Daniel Myrick y Eduardo Sánchez— la que acabase salvando y reinventando un género que parecía agotado.

Su apuesta por el uso de un supuesto 'found footage' —metraje encontrado— para confeccionar la historia, la utilización de una cámara de 16 milímetros operada por uno de los protagonistas y una campaña con noticias falsas sobre el caso en el entonces incipiente mundo de internet para otorgar verosimilitud a la historia convirtieron a 'El proyecto de la bruja de Blair' (1999) en un fenómeno sin precedentes que acabó recaudando 223 millones de euros en todo el mundo. Después de 17 años, el director Adam Wingard recoge el testigo de Myrick y Sánchez y vuelve a los bosques de Maryland con un objetivo mucho más difícil de cumplir: volver a hacer sentir miedo a un público 17 años más adulto y que está de vuelta de —casi— todo.

Tráiler de 'Blair Witch' (2016), de Adam Wingard

El objetivo es ahora mucho más difícil de cumplir: volver a hacer sentir miedo a un público 17 años más adulto y que está de vuelta de —casi— todo

Y la destreza de Wingard en 'Blair Witch' radica, precisamente, en no jugar todas sus cartas a la baza de la sorpresa y la originalidad. Porque el mundo y el espectador de 2016 dista mucho del que en 1999 se entusiasmó con aquella cinta de terror psicológico: primero porque la historia ya no resulta una novedad, segundo porque hoy sería imposible engañar a toda la red con una estrategia de mercadotecnia como la de entonces, y tercero porque lo que nos asusta hoy en día no es lo mismo que lo que nos asustaba antes del cambio de milenio. Por eso, Wingard hace de la flaqueza una virtud y juega con inteligencia con las preconcepciones de los espectadores. Y ahí es donde el suspense y el encanto de 'Blair Witch' empiezan a hacer su trabajo de sugestión. Sabemos lo que va a pasar, pero no sabemos ni cómo, ni cuándo.

James (James Allen McCune) es un joven estudiante de cine que prepara su proyecto final de carrera: un documental sobre la desaparición de su hermana Heather y dos de sus amigos —los protagonistas de 'El proyecto de la bruja de Blair'— hace más de dos décadas, en en los alrededores de la localidad de Burkittsville, en Maryland.​ Mientras navega por internet, James descubre en YouTube un vídeo supuestamente encontrado en los bosques de Black Hills —donde los tres jóvenes desaparecieron— que puede ayudarle a conocer el paradero de Heather. O al menos saber qué pasó. Por eso, junto a cinco de sus amigos, James decide volver al lugar y acabar así su proyecto de documental.

'Blair witch' deja a un lado la búsqueda del estilo de falso documental y una única cámara en mano para optar por una factura mucho más trabajada

Wingard juega con los paralelismos obvios con la primera película, recurriendo a una estructura similar, con continuos guiños y referencias. Sin embargo, deja a un lado la búsqueda del estilo de falso documental y la propuesta formal de una única cámara en mano para optar por una factura mucho más trabajada gracias a los cambios de formato y de punto de vista, a un montaje más sofisticado y a un acabado más estético y cinematográfico. De nuevo, la gran baza de la película es lo que se sugiere fuera de plano y fuera de foco, más que lo que se enseña. Y el director consigue generar una atmósfera de inquietud que aliña de forma efectiva con una retahíla de sustos bien colocados.

placeholder Cartel de 'Blair Witch'.
Cartel de 'Blair Witch'.

Está claro que el cine de terror no pasa por su mejor época y que, a diferencia de la película de Myrick y Sánchez, 'Blair Witch' no aporta ninguna novedad reseñable que suponga un revulsivo para el género. Sin embargo, la propuesta de Wingard consigue, sin sorprender, ser efectiva. Logra dar miedo, mantener el corazón en vilo y acelerarlo hasta el borde del infarto, algo que se agradece. Es más, algo bastante loable después de ver las propuestas de terror que han llegado en los últimos años a la cartelera, pero muy lejos del nivel de, por ejemplo, James Wan, que, con su saga de 'Expediente Warren', ha conseguido agarrarse al trono del rey contemporáneo del terror. Y, de momento, no hay quien le baje.

Foto: Fotograma de 'Sully', de Clint Eastwood.
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Foto: Fotograma del documental.

Era el final de los años noventa y el cine de terror estadounidense procrastinaba cualquier atisbo de originalidad tirando de secuelas, precuelas, 'remakes' y adaptaciones de todo pelaje. Entre las pesadillas en Elm Street, las novias y los amigos de Chucky, bestias asesinas, insectos asesinos e incluso tomates asesinos que se acercaban más a la serie Z que al cine comercial, el género se arrastraba por las salas de cine, reciclando lo irreciclable, ajeno todavía al tsunami de cine oriental de terror que estaba a punto de estallar y desembarcar en las pantallas occidentales. Tuvo que ser una película de bajo presupuesto —apenas 54.000 euros— rodada en apenas ocho días y escrita y dirigida por dos cineastas novatos —Daniel Myrick y Eduardo Sánchez— la que acabase salvando y reinventando un género que parecía agotado.

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