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La Academia de Cine, a la deriva
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La Academia de Cine, a la deriva

La entidad se está convirtiendo en un refugio en donde pasar las tardes debatiendo un sinfín de cuestiones banales o intentando utilizar la organización en beneficio propio

Foto: Antonio Resines, último presidente de la Academia, en los premios Goya 2016. (Foto: EFE/Ballesteros)
Antonio Resines, último presidente de la Academia, en los premios Goya 2016. (Foto: EFE/Ballesteros)

La mayoría de los miembros de la Academia de Cine están preocupados por la deriva que ha tomado la organización desde la dimisión de su presidente Antonio Resinesy de sus vicepresidentesGracia Querejeta y Edmon Roch. Ante la necesidad de elegir nuevos académicos para estos cargos, han sido muchos los productores, actores y directores que han rehusado la invitación a presentarse, a causa del deterioro y desprestigio de la entidad. Se ha presentado una única candidatura para sustituir a la interina Yvonne Blake: está compuesta por ella misma, el director Mariano Barroso y la actriz Nora Navas. No se les conoce a ninguno de ellos experiencia alguna en la dirección y/o gestión de entidad alguna. Quizásu entusiasmo y dedicación suplirán su carencia de práctica en las funciones exigidas.

El origen del mal está en unos estatutos desfasados, creados en su fundación por unos personajes provenientes del sindicato vertical franquista, y confeccionados para controlar la Academia a través de una junta directiva compuesta por técnicos y artistas, algunos incorporados con intención de servir a la institución, pero otros al servicio de las productoras de las que son empleados continuos. Todo ello está convirtiendo la entidad en un refugio en donde pasar las tardesdebatiendoun sinfín de cuestiones banales o intentando utilizar la organización en beneficio propio.

El origen del mal está en unos estatutos desfasados, creados en su fundación por personajes provenientes del sindicato vertical franquista

Desde su fundación, y pese a haberse logrado introducir pequeñas modificaciones en los estatutos, no se ha permitido dotar al presidente y personal directivo de facultades para dirigir la Academia. Con una junta directiva que en definitivaha conseguido aburrir a una persona tan dinámica y activa como Antonio Resines y desesperar a su equipo.

Se hace imprescindible dotar a la Academia de nuevos estatutos y, sobre todo, atraer, para optar a su presidencia, a personas de prestigio y visibilidad mediática,capaces de ilusionar al resto de sus miembros y patrocinadorescon una gestión moderna y eficaz.

Urge una movilización

La dimisión de Resines ha llevado interinamente a la presidencia a una persona encantadora, y fantástica profesional del vestuario, pero desgraciadamente sin mucha experiencia en la gestión de una organización como la que nos ocupa y, por lo tanto, entregada a una junta directiva que, aunque elegida por los miembros de sus especialidades, no es representativa de un cine actual y ambicioso como es el español.

En próximas asambleas, habrá que liberar a la presidencia de su sometimiento a la junta directiva

En próximas asambleas habrá que movilizar a los académicos para lograr liberar a la presidencia de su actualsometimiento a la junta directiva, y así poder dotarlade poderes para formar su propio equipo ejecutivo, con un director a la cabezaa quien responsabilizar de la gestión diaria. Un trabajo que no puede limitarse a organizar los Goya, sino que ha de estimular la creación en el cine y la divulgación de nuestras películas con los nuevos procedimientos que han supuesto una revolución en la manera de producir y consumir cine.

Desde su inicio, la Academia de Cine española se ha mirado en lade Hollywood intentando imitarla. Sin embargo, la española ha sido incapaz de crear una junta de dirección y administración (Board of Governors, en EEUU) integrada por personajes ilustres, independientes y solventes. Las próximas asambleas, órgano máximo de la entidad, tendrán la oportunidad de corregir estos errores. De lo contrario, la Academia y los próximos Goya estarán en peligroante el vacío de poder real, la carencia de patrocinadores y quién sabe si incluso de un canal de televisión capaz de transmitir la gala.

La mayoría de los miembros de la Academia de Cine están preocupados por la deriva que ha tomado la organización desde la dimisión de su presidente Antonio Resinesy de sus vicepresidentesGracia Querejeta y Edmon Roch. Ante la necesidad de elegir nuevos académicos para estos cargos, han sido muchos los productores, actores y directores que han rehusado la invitación a presentarse, a causa del deterioro y desprestigio de la entidad. Se ha presentado una única candidatura para sustituir a la interina Yvonne Blake: está compuesta por ella misma, el director Mariano Barroso y la actriz Nora Navas. No se les conoce a ninguno de ellos experiencia alguna en la dirección y/o gestión de entidad alguna. Quizásu entusiasmo y dedicación suplirán su carencia de práctica en las funciones exigidas.

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