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Sexo gay explícito y sin censura, sida y el comienzo de una historia de amor
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'Theo y hugo' se estrena el 15 de julio

Sexo gay explícito y sin censura, sida y el comienzo de una historia de amor

Los franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau dirigen 'Theo y Hugo', una historia de amor homosexual protagonizada por Geoffrey Couët y François Nambot

Foto: Fotograma de la película 'Theo y Hugo'
Fotograma de la película 'Theo y Hugo'

'Theo & Hugo, París 5:59' es una película que está del revés. Una historia de amor que empieza cuando se acaba la película, cuando el reloj de los protagonistas marca las 5:59 de la mañana después de una primera noche juntos de sexo en un cuarto oscuro, de pruebas de detección del sida en un hospital, de paseos en bici por un París romántico y desierto, de confesiones y tiras y afloja emocionales.

Tráiler de 'Theo & Hugo. París 5:59'

La pareja de directores franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau retoman en su octava película en común su imaginario centrado en las relaciones homosexuales, de nuevo con dos jóvenes actores como protagonistas: Geoffrey Cöuet en el papel de Theo y François Nambot como Hugo, ambos en sus primeros roles principales en un largometraje de distribución comercial.

Seis años después de su último largometraje, Ducastel y Martineau presentan una película arriesgada, cruda tanto en forma como en contenido, con un comienzo arrollador -o lo amas o lo odias, aquí no existen los grises- en el que el espectador y la cámara acompañan a Theo, como si formasen parte de la figuración, en su particular travesía por un mar rojo de cuerpos desnudos, músculo y piel.

PREGUNTA: La primera escena es realmente una declaración de intenciones. Un golpe sobre la mesa. Una secuencia larga en una club de sexo, sin diálogos, con montañas de cuerpos desnudos, relaciones explícitas, música industrial. ¿No les dio miedo que empezar 'Theo & Hugo' de esa manera pudiese echar para atrás a productores y espectadores?

OLIVIER: Queríamos plantear un principio sensorial, hipnótico, para que el espectador pudiese entrar en ese estado casi de trance. Buscábamos una sexualidad al mismo nivel que las sensaciones que queríamos crear. Y no tuvimos miedo de arriegarnos en el comienzo; este principio nos lo imaginamos mientras hablábamos con un productor y lo hicimos todo para que fuera exactamente igual al planteamiento. Al contrario; para él, el mayor riesgo era que el resultado fuese menos audaz de lo que nos habíamos propuesto, pero nunca nos dijo que le pareciera demasiado.

"Queríamos plantear un principio sensorial, hipnótico, para que el espectador pudiese entrar en ese estado casi de trance"

PREGUNTA: ¿El sexo que muestra es real?

GEOFFREY: Obviamente lo que se ve es real. Lo que no se ve, te lo puedes imaginar.

PREGUNTA: ¿Y cómo consiguieron que tanta gente se prestase a aparecer desnuda y en actitudes sexuales explícitas?

OLIVIER: Hicimos un casting de extras con muchos figurantes, bailarines y modelos, explicando perfectamente que queríamos gente desnuda en un club de sexo y de forma muy activa. Hubo mucha gente que dijo que no, como es normal. Pero incluso el mismo día que fuimos a rodar, a primera hora de la mañana, me tomé la molestia de volver a explicar claramente lo que íbamos a hacer y lo que se esperaba de ellos. Para que no empezáramos a rodar, se molestaran y se marcharan. Y hubo gente que se fue.

PREGUNTA: ¿Su cine cine rompe tabúes?

OLIVIER: En nuestro cine contamos historias homosexuales. Es decir, retratamos las relaciones entre chicos. Y en esas relaciones, el tema tabú siempre es el pene en erección. Está ahí pero no aparece representado, incluso en las relaciones heterosexuales. Cuando todas las fronteras de la violencia han sido superadas, sigue habiendo ese tabú. Lo que queremos en nuestro cine es que la erección aparezca representado de una manera normal.

JACQUES: Precisamente la representación de la sexualidad de manera más cruda es un clásico del cine gay. Nosotros intentamos filmar sin decir “estamos rompiendo un tabú”. Lo filmamos de una manera totalmente natural, para que se vea como cualquier otro tipo de escena. Queríamos instaurar eso de manera natural sin señalar que estamos rompiendo una frontera.

"Precisamente la representación de la sexualidad de manera más cruda es un clásico del cine gay"

PREGUNTA: ¿Y cómo se enfrenta un actor a una película con una representación del sexo tan "al natural"?

GEOFFREY: Para François y para mí era muy importante que las escenas fuesen sexuales, pero como expresión real de ternura y de amor. Para nosotros fue importante confirmar que no era una escena de porno u obscena y, antes de ver la película, teníamos miedo de cómo podía resultar la escena de cuando se conocen y tienen relaciones. Cuando la vimos, no nos resultó tan chocante y, efectivamente, había ternura y amor. Era un encuentro poético. Aunque por supuesto hacer este papel con escenas así es muy arriesgado para un actor.

PREGUNTA: ¿Cómo consiguieron el papel?

GEOFFREY: François y yo, que no nos conocíamos, contestamos a un anuncio de Internet. Después nos convocaron para una audición y, la gran suerte, es que la hicimos juntos, porque funcionamos como pareja. Una semana después nos enviaron el guión de la película, lo leímos, y aunque no conocía mucho a François le llamé para ver qué pensaba él. Los dos teníamos miedo, pero a los dos nos parecía una película estimulante, con personajes interesantes, súper fuertes, y con una primera escena que era un reto que valía la pena. Como actores no famosos -es la primera vez que François y yo hacemos algo importante- no hemos tenido que mentir con Jacques y Olivier; hemos podido ser muy honestos para poder decirles “no, nunca he hecho porno, nunca he hecho eso, me da miedo”. Lo más interesante del trabajo de actor es hacer algo difícil, subversivo. Quiero actuar, enfrentarme a diferentes retos, y éste no era un papel al que le pudieses decir que no.

PREGUNTA: ¿Cuál fue la escena más difícil como actor, Geoffrey?

GEOFFREY: La escena final. Es la más íntima. Estoy desnudo. Era un piso de 10 metros cuadrados, con todo el equipo dentro, y recuerdo que en la primera toma estaba muy nervioso y me olvidé de todo. Tenía mucho miedo. Mi personaje, que no tiene mucho diálogo en la película, es la primera vez que habla de él. La hicimos a la tercera semana de rodaje, casi al final, y menos mal que después de todo ese tiempo estaba en el ritmo del personaje. Y es que Theo es tímido, discreto, naif…. un personaje muy diferente a mí. Al principio tuvimos discusiones sobre el ritmo de la película. Mi personaje no tiene casi diálogo y a un actor le gusta hablar, hacer gestos. Pero Jacques y Olivier nos pidieron que viésemos 'Drive' porque Ryan Gosling no habla mucho y aceptó hacer una actuación simple, sin casi diálogo, que es otra forma de actuar que en la película funciona.

PREGUNTA: También muy pronto en la película aparece el sida. ¿Un recordatorio a las nuevas generaciones que no vivieron los años 80 y han perdido el miedo a la enfermedad?

JACQUES: En las relaciones homosexuales la cuestión del sida se plantea enseguida. Sobre todo si uno de los dos es seropositivo. Sigue siendo, no una obsesión, pero sí estando muy presente en las historias homosexuales hoy en día. Y hay que recordar que el virus está ahí. Evidentemente no estamos en los 90 y hay maneras de protegerse, tratamientos, pero sigue habiendo una gran incidencia en la comunidad homosexual.

"No estamos en los 90 y hay maneras de protegerse del sida, tratamientos, pero sigue habiendo una gran incidencia en la comunidad homosexual"

PREGUNTA: Por si no había riesgos suficientes, la película también se arriesga en el plano del uso del tiempo. El filme, que dura 97 minutos, transcurre casi en tiempo real. ¿Por qué apostaron por esta fórmula?

OLIVIER: Jacques y yo tenemos un gran amor por el tiempo real en el cine. Pensamos en 'Cleo de 5 a 7', de Agnés Vardá, lo que está muy presente en nuestra película. En una primera versión habíamos hablado de una historia que transcurriera durante toda la noche, pero luego nos dimos cuenta de que desde el momento que se produce el encuentro sexual no había razón para abandonar a los personajes. Había que seguir con ellos, no salir del tiempo real. Justo en este momento vimos la película 'Locke' -de Steven Knight- y vimos que había formas distintas de tratar el tiempo real y que podíamos usarlas para 'Theo & Hugo'.

Tráiler de 'Cleo de 5 a 7' de Agnés Vardá

El filme se estrena en las pantallas españolas el próximo 15 de julio, tras pasar por los festivales de Berlín -donde ganó el Premio Teddy del Público- y Guadalajara (México) -donde se hizo con el premio Maguey a Mejor Película-. Una historia de amor empezada por el tejado, cruda a la vez que tierna y, ante todo, arriesgada y polémica.

'Theo & Hugo, París 5:59' es una película que está del revés. Una historia de amor que empieza cuando se acaba la película, cuando el reloj de los protagonistas marca las 5:59 de la mañana después de una primera noche juntos de sexo en un cuarto oscuro, de pruebas de detección del sida en un hospital, de paseos en bici por un París romántico y desierto, de confesiones y tiras y afloja emocionales.

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