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“Las fantasías sexuales no deberían tener límites”
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entrevista a erika lust

“Las fantasías sexuales no deberían tener límites”

La directora sueca de cine erótico alternativo analiza las claves de su actual trabajo y sus problemas para encajar en la industria del cine porno

Foto: Erika Lust junto a dos de sus colaboradores. (Erika Lust)
Erika Lust junto a dos de sus colaboradores. (Erika Lust)

Decir que Erika Lust (Estocolmo, 1977) es una directora de cine porno alternativo es quedarse corto. Y lo es porque Lust es mucho más que eso. Si a su trabajo como directora, productora y guionista de cine para adultos le sumamos sus labores como novelista (‘La canción de Nora’) y su condición de activista feminista nos encontramos a una agitadora cultural (en un mundo tan reacio a la agitación –es decir, a los cambios- como el del porno mainstream).

Lust, afincada en Barcelona, prepara estos días el rodaje de una nueva remesa de cortos de su último proyecto, XConfessions, que podríamos calificar de porno colaborativo: los espectadores envían a la cineasta sus fantasías sexuales para que las convierta en películas.

PREGUNTA. XConfessions se apoya en el porno colaborativo: ruedas las fantasías que la gente deposita en un buzón virtual: ¿Ha cambiado tu visión del porno desde que empezaste este proyecto? ¿Y tu visión de las fantasías sexuales?

RESPUESTA. Del porno, en absoluto. Sigo queriendo representar el sexo con más naturalidad y de manera mucho más realista que el porno convencional. Salvo que ahora tengo todavía más ganas de rodar: XConfessions me permite estar muy cerca de mi público y entender mucho mejor qué quieren y qué les gusta. El site recibe nuevas historias cada día: ¡es un mundo maravilloso y extenso que me encanta investigar y que me inspira muchísimo! Más que un buzón virtual, XConfessions es un foro abierto. Los usuarios pueden leer las confesiones de los demás, añadir sus comentarios, reconocerse en los deseos ajenos. Es un proyecto muy vivo.

P. ¿Las fantasías sexuales tienen límites?

R. Los tienen en nuestras cabezas, porque nosotros mismos solemos ponerlos. ¡Pero no deberían! Es como preguntar si la música tiene límites. Las fantasías sexuales, ‘per se’, no se pueden numerar. El sexo, la fantasía y la pasión son tan personales como sorprendentes, cada uno tiene las suyas y es completamente normal que así sea.

P. ¿Qué tiene de malo y qué tiene de bueno el porno mainstream?

El porno mainstream se olvida de que el sexo se hace entre personas


R. El porno mainstream se olvida de que el sexo se hace entre personas, por lo que evita las cosas que hacemos en la vida real: la tensión, los besos, las caricias, el placer compartido, el estar cerca, las diferencias... En general, son producciones que convierten en ‘personajes’ a cuerpos sin rostro y sin personalidad, y sobre todo transforman a las mujeres en sacos de placer para el hombre-pene. Educan así a toda una generación de varones en un modo casi siempre erróneo de tratar los actos sexuales y de tratar a las mujeres, y a ellas les enseña una noción errónea de cómo comportarse y cómo no.

En cuanto a lo positivo, el porno ayuda a romper tabús y a entablar conversaciones sobre sexo, sexualidad, fantasías y género. Aunque esto lo hace el público, no la industria. Por esto es tan importante que haya muchas más personas, con visiones diferentes, produciendo cine erótico.

placeholder La cineasta sueca en un rodaje
La cineasta sueca en un rodaje

P. ¿El porno mainstream es apolítico? ¿Y tu porno? ¿Qué tiene de político?

R. El porno no es sólo porno, es un discurso, una manera de hablar sobre sexo y sexualidad. El problema es que la mayor parte de este discurso tiene una sola voz: la misógina, y esto es lo que hay que cambiar. El discurso del porno mainstream es casi 100 % masculino (y muchas veces machista), todavía no hay casi voces femeninas - igual que hasta hace poco no había voces femeninas en la esfera política o en los comités de dirección de la empresa privada. Para eso estamos yo y otras mujeres: para hacer otro porno con voz propia. Mi opinión sobre este asunto se encuentra resumida en mi manifiesto. Es parte de uno de mis libros - ‘Porno para mujeres’- que se puede descargar gratis en castellano. ¡Puedes compartirlo con tus lectores!

Conferencia de Erika Lust en Viene

P. ¿Qué opinaba de ti la industria del porno cuando empezaste? ¿Cómo encaja una directora feminista en un mundo -el del porno mainstream- monopolizado por las visiones de los hombres?

R. Mis comienzos fueron duros. Muchos directores de porno mainstream intentaron desmotivarme con sus opiniones: que el porno ya tenía opciones para mujeres, que mi visión de la industria no era aceptada. Desde luego, ninguno de ellos ni entendía ni tenía claras las carencias de género de la industria. Cuando lancé mi primera película (‘The Good Girl’) en internet-, flipé con el resultado: ¡más de 2 millones de descargas! Ahí descubrí que existía un público para lo que quería hacer. Había más personas que pensaban como yo. Una directora de películas eróticas encaja lentamente y con paso fuerte... Tiene que estar preparada para recibir y leer críticas espeluznantes (incluso de las propias mujeres). Pero cuantas más somos y cuantos más cambios producimos en la industria, más divertido y enriquecedor es el trabajo.

P. Los feminismos tienen visiones antagónicas sobre el porno. ¿Qué características debería tener un filme porno feminista en tu opinión?

R. Yo tengo mi propia visión; relacionada con mi manera de ver el mundo y, sobre todo, con mis gustos en cuestiones de sexo y erotismo. Mi cine retrata la naturalidad de las relaciones humanas. Filmo a dos personas que se transforman en confidentes, que se sienten cómodos el uno con el otro y que terminan queriendo experimentar juntos. Mi cine captura el consenso sexual de dos individuos que buscan complacer y complacerse. Es sexo natural, con personas reales y en situaciones plausibles. Lo que contrasta con el porno mainstream, que históricamente ha sido producido y reproducido por y para hombres, sin ninguna calidad cinematográfica ni en los guiones ni en las producciones. Creo que estos son los ingredientes necesarios, a grandes rasgos, para cocinar un buen filme porno feminista. Naturalidad ante todo.

Decir que Erika Lust (Estocolmo, 1977) es una directora de cine porno alternativo es quedarse corto. Y lo es porque Lust es mucho más que eso. Si a su trabajo como directora, productora y guionista de cine para adultos le sumamos sus labores como novelista (‘La canción de Nora’) y su condición de activista feminista nos encontramos a una agitadora cultural (en un mundo tan reacio a la agitación –es decir, a los cambios- como el del porno mainstream).

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