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gaspar noe, más sentimental de lo que esperaba

Gatillazo porno en Cannes

'Love' resulta un drama romántico mediocre con algunas hermosas escenas de sexo

Foto: El director Gaspar Noe en la presentación de la película 'Love', en el Festival de Cannes. (REUTERS)
El director Gaspar Noe en la presentación de la película 'Love', en el Festival de Cannes. (REUTERS)

¿Vestirse de etiqueta para asistir a una sesión golfa de una película porno en 3D? Sí, una situación absurda que sin embargo no resulta extraña en el Festival de Cannes. El certamen francés siempre reserva un hueco para el escándalo mesurado, aquel que se puede degustar en traje de gala. Este 2015 la protagonista de la presunta polémica ha sido Love, la nueva película de un viejo conocido del festival, Gaspar Noe, que ya causó revuelo en 2002 al presentar a competición Irreversible.

Love se ha proyectado fuera de concurso en sesión de medianoche, acompañada (casi) de la misma pompa y protocolo que el resto de filmes candidatos a la Palma de Oro. El festival adereza estos eventos con incomodidades añadidas: el acceso tanto a la proyección oficial como a la de prensa, en una sala de aforo muy reducido, ha dejado fuera a docenas de acreditados, con todo el ruido que ello genera. ¿Valía la pena tanta expectativa?

La representación del sexo todavía es una asignatura pendiente en el cine convencional

El protagonista de Love, Murphy (Karl Glusman), un estudiante de cine estadounidense que reside en París, explica que a él le gustaría rodar una película como jamás se ha filmado, un filme repleto de “sexualidad sentimental”. Murphy parece hablar en boca del mismo Noe, que también ha declarado que su intención con Love era “filmar la dimensión orgánica de estar enamorado”.

Tras una llamada que le despierta el día de Año Nuevo en el domicilio que comparte con su compañera Omi (Klara Kristin) y su hijo, Murphy recuerda la tormentosa relación que mantuvo con Electra (Aomi Muyock), de quien no se tienen noticias desde hace meses.

Más que una película pornográfica, Noe sirve un drama romántico con muchas escenas de sexo explícito. Las secuencias eróticas rehúyen, además, la estética propia del cine porno. No hay apenas, por ejemplo, primeros planos de los genitales. Noe filma a la pareja (o al trío) en planos medios o generales donde aparecen como una unidad. Y en todo momento los rostros de los intérpretes transmiten algo más que placer: enamoramiento, pasión, ternura, ira o enfado.

La película cumple así su objetivo de narrar los altibajos de una relación sentimental a través de la vida sexual de la pareja. Cada coito cambia según el estado de ánimo de Murphy y Electra. Por si fuera poco, Noe subraya las emociones de cada momento con algún tema musical ad hoc, del rock progresivo a Erik Satie.

Love resulta un drama romántico mediocre con algunas hermosas escenas de sexo. Noe resulta especialmente inepto en lo que a narrativa cinematográfica se refiere. Love está explicada de forma plana, obvia, aburrida y por momentos directamente ridícula. Algunas escenas han provocado involuntariamente las risas de algunos espectadores, como aquella en que un policía francés aconseja al protagonista con cierto aire de superioridad que acuda a un local de intercambio de parejas. Según el gendarme, el problema de Murphy es que, como norteamericano, resulta demasiado violento y posesivo, mientras que los franceses tendrían una concepción mucho más liberal y relajada del amor...

¿Y el 3D? Se reserva para uno de los escasos primeros planos del filme: uno frontal de un pene en erección, que acaba eyaculando en dirección al espectador...

Aunque se puedan salvar algunos momentos eróticos, el director francés tampoco nos propone en este sentido nada que no hayan hecho antes que él muchos otros cineastas. La representación del sexo todavía es una asignatura pendiente en el cine convencional, directores contemporáneos como Lars von Trier, Michael Winterbottom, Larry Clark, Catherine Breillat, Bruno Dumont o Tsai Ming-liang, por nombrar solo algunos, han incorporado recursos del porno en algunas de sus películas, en la mayoría de los casos con resultados mucho más brillantes.

¿Y el 3D? Pues tampoco le saca Gaspar Noe demasiado provecho a la tridimensionalidad. Para justificarla, nos reserva uno de los escasos primeros planos del filme: uno frontal de un pene en erección, que acaba eyaculando en dirección al espectador...

Éxtasis cinéfilo

Para compensar la nadería provocadora de Gaspar Noé, la sección oficial ha llegado al éxtasis cinéfilo con The Assassin, de Hou Hsiao-hsien, uno de los títulos más esperados de Cannes 2015. El director de El maestro de marionetas y Millennium Mambo llevaba años rodando lo que se presentaba a priori como un cambio radical en su filmografía. Como el resto de integrantes de la llamada Nueva Ola Taiwanesa, Hou renovó el cine de su país, que durante décadas había estado monopolizado por el wuxia, el cine histórico de artes marciales, y otros géneros escapistas alejados de la realidad del momento. Tras reseguir el pasado reciente de Taiwán en buena parte de su filmografía, Hou se embarcaba por primera vez a realizar él mismo un wuxia, un género en principio en las antípodas de su estética realista, rigurosa y contemplativa.

Pero poco tiene que ver The Assassin con otras recuperaciones recientes del wuxia como Tigre y dragón del también taiwanés Ang Lee. Hou se lleva el género a su territorio para urdir una filigrana fílmica que provoca al mismo tiempo fascinación y extrañeza. Protagonizada por su actriz habitual, Shu Qi, The Assassin se sitúa en la China del siglo IX y se centra en una justiciera que recibe el encargo de eliminar a su antiguo prometido. Con esta base narrativa reducida a la mínima expresión, Hou elabora un film insólito.

Lejos de la épica del género, rueda en formato académico (la proporción de pantalla casi cuadrada) una película contenida que tiene lugar en buena parte en interiores asfixiantes, como ya sucedía en su film con más conexiones con éste, Las flores de Shanghai. Las escenas de acción son tan contadas como impecablemente rodadas. La asesina del título resulta una presencia casi fantasmagórica, de acuerdo con su propia estado emocional: la justiciera implacable fue rechazada por el mismo entorno en el que ahora se debe infiltrar. Sin duda, la película más audaz de la competición de Cannes 2015, The Assassin se alza como una obra capaz todavía deproponer nuevos retos estéticos al espectador.

¿Vestirse de etiqueta para asistir a una sesión golfa de una película porno en 3D? Sí, una situación absurda que sin embargo no resulta extraña en el Festival de Cannes. El certamen francés siempre reserva un hueco para el escándalo mesurado, aquel que se puede degustar en traje de gala. Este 2015 la protagonista de la presunta polémica ha sido Love, la nueva película de un viejo conocido del festival, Gaspar Noe, que ya causó revuelo en 2002 al presentar a competición Irreversible.

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