'Malas tierras' para una nueva generación

Todas las generaciones tienen su romance maldito entre un contrabandista y su secuaz enamorada. En 1967 fue Bonnie y Clide, que contaba la historia real dos enemigos del estado americano que durante los años 30 robaron un gran número de gasolineras y bancos.

En 1973 fue Malas tierras. La historia de amor entre una chica adolescente y su novio basado en el asesinato real de Starweather –Furgate que conmocionó a EEUU en la década de 1950.

Ahora llega a las pantallas En un lugar sin ley. Una nueva vuelta de tuerca al subgénero de amor entre fugitivos. En esta ocasión los protagonistas no se basan en personajes reales, sino que se cuenta una historia de ficción en la que una pareja de prófugos, Bob Muldoon y Ruth Guthrie, son separados cuando él es detenido por las autoridades.

Muldoon se enterará estando en la cárcel de que ha nacido el hijo que esperaban, por lo que planeará su huida para rencontrarse con su familia.

Con esos mimbres ha tejido David Lowery una de las películas independientes más aclamadas del año. Un filme que pudo disfrutarse en Sundance y Cannes y que por fin se estrena en España.

Lowery ha tenido que ver cómo su tercer filme era comparado constantemente con Terrence Malicky, concretamente, con Malas Tierras. El propio director confiesa a El confidencial que no pensó mucho en ello, aunque reconoce que es una de las piedras angulares del género que quería tratar: “Me interesaba el género de amantes huyendoy, probablemente,Malas tierras sea la mejor de todas ellas”.

El filme fue diseñado para ser sentido más como una canción que como una película. Por eso lo sensorial es tan importante para mí

Si por algo se compara En un lugar sin ley al cine de Malick no es sólo por su trama, sino por lo sensorial de su propuesta:los colores, la fotografía, los sonidos… todo importa. Lowery admite que siempre pensó en esta película en esos términos: “El filme fue diseñado para ser sentido más como una canción que como una película. Por eso lo sensorial es tan importante para mí” aclara.

Una canción que tiene a Casey Affleck y Rooney Mara como protagonistas, las primeras opciones del director, que se muestra afortunado de que ambos dijeran que sí cuando mando el guion a sus representantes. En un lugar sin ley tiene otro personaje principal, los paisajes de Texas. Un lugar esencial para la historia que Lowery siempre tuvo en mente como escenario del filme.

El indie: un estado mental

Gracias a En un lugar sin ley el nombre de David Lowery se ha puesto en el radar de las grandes productoras de Hollywood. Un director al que no le gustan las etiquetas, ni encasillarse,como muestra el proyecto en el que se encuentra trabajando en estos momentos: “Tengo una película para Disney que estoy haciendo y estoy muy emocionado. También una película bélica que he adaptado de una novela llamada The yellow birds. Una de ellas llegará en otoño. Todavía tengo que descubrircuál” cuenta el realizador a este periódico.

No es uno de esos creadores que prefiere no hablar de proyectos, sino que desvela sin tapujos cualquier guion que esté escribiendo. Acaba de terminar otro libreto para una película llamada The old man & The gun, un filme que Robert Redford va a producir.

¿Y su anunciado proyecto de ciencia ficción con su nuevo actor fetiche, Cassey Affleck?: “También lo estoy escribiendo, llevo un año con ello y es un reto, pero muy emocionante. Probablemente no será mi próximo filme, pero se hará” aclara.

Un futuro lleno de ideas que le hace mirar a la industria del cine con optimismo, aunque admita sentirse preocupado por temas como el número de películas que se producen o la muerte de la pantalla grande. Precisamente su película se estrenó en España en un festival de cine online, el Atlántida Film Fest.

“Estoy encantado con que la película esté disponible para la gente. Eso es lo primero y más importante. Abre las puertas a que la gente descubra el filme. Dicho eso, me encanta ver las películas en el cine e hice esta obra para que fuera vista de ese modo, así que si la gente puede elegir, espero que escojan esa opción”.

En una industria aficionada a las etiquetas, a David Lowery le ha tocado lade 'revelación indie'. Un término que él no comparte del todoy que cree que define más bien“un estado mental”. “No hay un presupuesto exacto en el que puedas usar esa categoría, las películas indies pueden costar entre 5 dólares y 30 millones, depende más del espíritu bajo el que esté hecha”.