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Cómo el cine francés consiguió bajar su IVA al 5%
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Isabelle Giordano, responsable de Unifrance, explica las claves

Cómo el cine francés consiguió bajar su IVA al 5%

Isabelle Giordano, responsable de Unifrance, rama exterior del cine galo, analiza las diferencias fiscales entre Francia y España

Foto: Escena de 'The Artist'
Escena de 'The Artist'

El cine francés no es una industria: es un rodillo. Sólo EEUU lo supera en número de entradas vendidas a escala internacional. En 2012, impulsado por el extraordinario tirón de películas como The Artist, ganadora del Oscar a la mejor película, e Intocable, la cinta más lucrativa de su historia, despachó 140 millones de entradas en el extranjero. Multipliquen esa cifra por el precio de una entrada y comprobarán que se trata de un negocio de miles de millones de euros. La encargada de dirigirlo se llama Isabelle Giordano, recién nombrada directora ejecutiva de Unifrance, la rama exterior del cine francés, que pasó fugazmente por San Sebastián para apoyar a la representación de su país (doce películas entre las diferentes secciones) y habló con El Confidencial sobre las diferencias fiscales entre el IVA del cine español y el francés. “El IVA al 21% es una pena para España. Desde que se tomó la decisión, la recaudación ha bajado un 14%, un dato muy malo para la industria”, afirma para empezar.

La llegada de Giordano al cargo coincidió con el anuncio de que el Gobierno francés bajaría el IVA del cine en 2014 del 7% al 5%. Giordano explica así cuáles pueden ser las consecuencias de esta rebaja para su industria cinematográfica: “El año pasado nuestro cine vendió más de 200 millones de entradas en Francia (en concreto 203,4; en España se vendieron 94,16). Creo que la bajada del IVA provocará que superemos esa cifra los próximos años. Más dinero, por tanto, para la industria. Subirá el consumo lo que, a la larga, acabará beneficiando al Estado. Es un mecanismo económico de retroalimentación. Digamos que los políticos españoles tienen otra manera de ver este asunto. Igual es una decisión ideológica, igual no lo es. Quizás no tengan otra opción por motivos fiscales. Fuera como fuese, es una pena”.

Dependiente del Centro Nacional de la Cinematografía y fundada en 1949, Unifrance es la poderosa herramienta promocional de la industria audiovisual del país vecino. Organiza cada año en París el mercado más grande de su cine, asiste a los festivales y mercados internacionales más importantes (Cannes, Berlín, Toronto), trabaja con los distribuidores extranjeros de sus películas y organiza festivales de cine online (MyFrenchFilmFestival).

placeholder Isabelle Giordano, directora general de Unifrance

Una actividad frenética respaldada por una industria con mucho músculo, tanto por su presupuesto como por su capacidad de influencia. En principio, el IVA del cine francés debía haber subido al 10%. Al final se quedó en la mitad. Estamos hablando de cientos de millones de euros menos recaudados por el Estado para los próximos años (aproximadamente 60 millones de euros menos por temporada). Todo ello en un contexto de subidas generalizadas de impuestos en Francia y en el resto de Europa. Lo crean o no, Giordano es capaz de explicar cómo el cine francés consiguió bajar su IVA al 5% con una sola palabra: “Lobby”. Tan fácil y, a la vez, tan complicado.

“La industria del cine francés cuenta con un lobby muy creativo y energético formado por directores, productores y actores, entre otros, con capacidad para influir a ministros y asesores gubernamentales. Es una cuestión de influencia. Un asunto puramente político”, aclara.

La receta de este lobby se ha ido cociendo al vapor de las luchas político-comerciales desarrolladas en Bruselas desde los años noventa. “El poder de nuestro lobby se explica repasando su trayectoria histórica. El lobby cultural francés en Bruselas siempre ha sido muy fuerte. La lucha por defender la excepción cultural durante las negociaciones de libre comercio con EEUU dura ya varias décadas. Se ha creado una dinámica de defensa de la cultura francesa. Por eso el lobby del cine tiene tanta energía. Estamos acostumbrados a luchar”, aclara.

El IVA al 21% es una pena para España. Desde que se tomó la decisión, la recaudación ha bajado un 14%, un dato muy malo para la industria

El precio de una entrada de cine da para mucho. Uno puede subir su IVA hasta el 21%, lo que reduce el trozo de la tarta que se llevan exhibidores, distribuidores y productores. O puede hacer todo lo contrario. Y lo puede hacer incluso dos veces: bajando el IVA y, para colmo, dedicando el 11,5% del precio de la entrada a financiar tanto las películas francesas como el Centro Nacional de la Cinematografía. Resumiendo: que las superproducciones hollywodienses llevan años financiando tanto a sus rivales francesas como al ministerio de Cultura de nuestros vecinos. Un dato que nos permite entender mejor la larga batalla comercial impulsada por EEUU para liberalizar de una vez por todas tanto la cultura como el cine europeos.

Pese a que las políticas de protección cultural están sufriendo una intensa campaña de desprestigio y acoso político-económico desde hace varios años, Giordano cree que el modelo francés sigue manteniendo su influencia. “Muchos países están tratando de imitarnos. O al menos vienen a Francia a estudiar nuestro modelo. Incluido China. Como broma te diré que uno de los representantes del cine chino dijo hace poco que 'éramos más comunistas que los propios comunistas chinos'. Era un chiste sobre nuestro modelo de proteccionismo cultural”, matiza.

Giordano pregunta detalles sobre el modelo cultural español y su relación con las instituciones públicas. Hay un dato que a los extranjeros les entra directo al cerebro: se está recortando hasta en la institución cultural más internacional y emblemática del país: el Museo del Prado. ¿Tiene lógica política, cultural y económica esta medida? “Lo primero que se me ocurre es que a la larga se perderán turistas. Y que el Prado se verá obligado a buscar financiación privada, siguiendo el modelo estadounidense”, dice.

Entonces se queda unos segundos en silencio y suelta: “En Francia muchos piensan que saldremos de la crisis gracias a la cultura”. Y uno no puede evitar mirarla como si fuera una criatura llegada de otra galaxia.

El cine francés no es una industria: es un rodillo. Sólo EEUU lo supera en número de entradas vendidas a escala internacional. En 2012, impulsado por el extraordinario tirón de películas como The Artist, ganadora del Oscar a la mejor película, e Intocable, la cinta más lucrativa de su historia, despachó 140 millones de entradas en el extranjero. Multipliquen esa cifra por el precio de una entrada y comprobarán que se trata de un negocio de miles de millones de euros. La encargada de dirigirlo se llama Isabelle Giordano, recién nombrada directora ejecutiva de Unifrance, la rama exterior del cine francés, que pasó fugazmente por San Sebastián para apoyar a la representación de su país (doce películas entre las diferentes secciones) y habló con El Confidencial sobre las diferencias fiscales entre el IVA del cine español y el francés. “El IVA al 21% es una pena para España. Desde que se tomó la decisión, la recaudación ha bajado un 14%, un dato muy malo para la industria”, afirma para empezar.

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