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¿Qué pasa en Japón? Miseria, milagro, burbuja y fascinación cultural
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CRÍTICA PUBLICA UNA 'ENCICLOPEDIA' DEL PAÍS

¿Qué pasa en Japón? Miseria, milagro, burbuja y fascinación cultural

El experto nipólogo Florentino Rodao radiografía las claves del “país vulnerable” desde 1945 hasta hoy

Foto: Dos mujeres en Tokio. (Reuters)
Dos mujeres en Tokio. (Reuters)

El país admirado por la belleza de su naturaleza. La armonía. Sus jardines, el zen. Sus templos. Las visiones del monte Fuji. Por los rascacielos de Toranomon o Shinjuku, que parecen diseñados para una producción de ‘Tokio Runner’. Por sus robots, videojuegos; el manga y el anime. La deliciosa gastronomía. El país de las geishas y del barrio Gion de Kioto (también Nara, la primera capital imperial) que guardan las esencias. El alma del haiku, de los kamikazes y del Sol Naciente. Luchando contra el tópico de la tradición y la modernidad y asumiéndolos como algo inevitable.

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Japón pasó de ser odiado por las atrocidades del Ejército Imperial en Asia y en la II Guerra Mundial, a convertirse en un país en la ruina. Ejecutó un milagro económico en apenas dos décadas que derivó en una burbuja inmobiliaria y financiera, cuando se codeaba con EEUU por ser la primera potencia. Ahora ha perdido influencia política y económica, pero continúa ejerciendo una indiscutible fascinación cultural en todo el planeta.

placeholder 'La soledad del país vulnerable'
'La soledad del país vulnerable'

Relatar la historia de Japón entre 1945 y 2018 ha supuesto para Florentino Rodao, uno de los más reputados japonólogos contemporáneos, catedrático acreditado en la Universidad Complutense, más de dos años de concentración en la obra más importante sobre este país publicada en España en las últimas dos décadas. Lo es por su clara vocación de enciclopedia y por su orden expositivo, con datos, argumentos y contexto. Una guía imprescindible para profundizar en la atractiva sociedad japonesa.

Japón se presenta en ‘La soledad del país vulnerable” (Critica) en un continuo vaivén; en permanente reinvención. “Sus aportaciones se han convertido en referencia para una buena parte de la población mundial, desde la mañana hasta la noche, en momentos de ocio y de ensueño, durante las comidas, al vestirse o al ordenar su casa”, subraya Rodao en este libro de 530 páginas y exquisito diseño.

Hiroshima y Nagasaki

Las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki marcaron a Japón. También la sorpresa de perder su imperio asiático. Y pilló desprevenido a Japón su ocupación por Estados Unidos. No formaba parte de lo planeado por sus dirigentes, ni tampoco por el pueblo japonés. MacArthur comprendió que la figura del emperador Hirohito era indispensable para vivir en la era ‘Showa’ (la de la ‘paz’, toda una ironía hasta ese momento) que se prolongó hasta 1989.

Japón supo moldear su trayectoria adaptándose a los nuevos tiempos. Su pragmatismo en beneficio del bien general, encajaba a la perfección en la necesidad de trabajar en lo que unía, de concentrar todos los esfuerzos en recuperar un país arrasado tras las bombas estadounidenses que cambiaron el mundo, como expresó Obama.

placeholder Florentino Rodao, con una tarta con la portada del libro.
Florentino Rodao, con una tarta con la portada del libro.

Las continuas emergencias durante siglos en forma de tifones, terremotos y todo tipo de desastres naturales alcanzó su punto álgido en marzo de 2011 cuando el tsunami y la fuga radioactiva en la central nuclear de Fukushima colocaron el foco internacional en el país nipón. Y es ahí es donde Japón se da cuenta que sigue siendo vulnerable y que este país/archipiélago compuesto por 6.800 islas tiene su propia visión de estar en el mundo. También se sobrepone a la adversidad.

Los japoneses han enseñado cómo “los cambios pacíficos pueden ser tan radicales como los violentos o revolucionarios; solo hace falta que sean perseverantes”, detalla Rodao en un libro que pormenoriza el auge de Japón tras la ocupación estadounidense; la década olímpica, cómo los Juegos Olímpicos de 1964 en Tokio transformaron el país, la “vanagloria” de los ochenta, el conservadurismo socialdemócrata hasta la muerte del sistema antiguo, con el protagonismo del PLD, el PRI japonés, y la llegada del primer ministro Abe, consolidado en el poder, y con una visión 360 más allá de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Hay que mirar a Japón para saber qué nos va a ocurrir porque es una excepción, seguirá siendo peculiar y nos enseñará caminos no transitados

Florentino Rodao ofrece algunas claves del éxito de los japoneses. A saber: pensar en el grupo les permite “observar a más largo plazo”, algo que sirve para las empresas japonesas a las que tilda de “temerarias” al afrontar sus inversiones o la capacidad de convertir una relación desigual en beneficio propio. “Es un país precursor en el envejecimiento de la población, la deuda pública [la mayor del mundo en relación a su PIB] y la baja inflación”. También en fenómenos como el karoshi (la muerte por exceso de trabajo), los hikikomori (los apartados por la vida social), las hermanas de alquiler o los solteros parásitos.

“Hay que mirar a Japón para saber qué nos va a ocurrir porque es una excepción, seguirá siendo peculiar y nos enseñará otros caminos no transitados y posiblemente más humanos que habrá que conseguir con esfuerzo”, pronostica Rodao que sí tiene un Japón verdadero: “Los ramen”, bromea, sin ocultar la verdad.

Porque a este profesor, como a tantos otros, Japón le cambió la vida al aterrizar en el aeropuerto de Narita. Era abril de 1990, en plena temporada de sakura, con los cerezos en flor...

El país admirado por la belleza de su naturaleza. La armonía. Sus jardines, el zen. Sus templos. Las visiones del monte Fuji. Por los rascacielos de Toranomon o Shinjuku, que parecen diseñados para una producción de ‘Tokio Runner’. Por sus robots, videojuegos; el manga y el anime. La deliciosa gastronomía. El país de las geishas y del barrio Gion de Kioto (también Nara, la primera capital imperial) que guardan las esencias. El alma del haiku, de los kamikazes y del Sol Naciente. Luchando contra el tópico de la tradición y la modernidad y asumiéndolos como algo inevitable.

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