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Virginie Despentes: "¿Podéis hablar un poco los hombres de lo que os pasa, por favor?"
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Virginie Despentes: "¿Podéis hablar un poco los hombres de lo que os pasa, por favor?"

La escritora francesa publica en España la tercera parte de su trilogía superventas 'Vernon Subutex' y reedita 'Teoría King Kong', un manifiesto ya clásico del feminismo a la contra

Foto: Virginie Despentes. (EFE)
Virginie Despentes. (EFE)

Francia se desintegra. La crisis arranca pedazos de vida a dentelladas, la gente pierde sus casas y las clases medias se desvanecen mientras los cabezas rapadas y los atentados islamistas masivos asuelan las calles en tinieblas. Y en medio de esta violenta orgía de desesperanza y egoísmo, en el centro mismo de la desolación posmoderna, un inclasificable grupo de individuos que no aspiran precisamente al heroísmo descubren el placer de estar juntos en torno a un gurú tan anodino como cautivador: un maduro ex vendedor de discos vagabundo de nombre extravagante: Vernon Subutex. La tercera parte de su historia acaba de llegar ahora a España después de erigir a su creadora Virginie Despentes ​(Nancy, 1969) en una de las escritoras más vendidas y reconocidas del país.

placeholder 'Vernon Subutex 3'. (Random House)
'Vernon Subutex 3'. (Random House)

Publicada en tres años consecutivos, la trilogía 'Vernon Subutex' (Literatura Random House) ejerce esa irresistible magia antigua de la literatura que te da ganas, al chutarte su última página, de ponerte a escribir. Novela por entregas, novela de personajes, novela que muestra la vida de verdad, la vida que solo puede parecer radicalmente verdadera merced al artificio literario. Despentes ya ha explicado en entrevistas a propósito de anteriores entregas cómo quiso contar el miedo de las clases medias a perderlo todo y cómo ella, feminista alternativa, se sintió de pronto muy cómoda echando mano de un protagonista masculino que no tiene que pedir disculpas por follar con mucha gente.

Cuando llego a nuestra cita al Hotel de las Letras de Madrid, Virginie Despentes está saliendo a fumar pero, educada, hace ademán de guardarse el cigarrillo de liar para atenderme. Le digo que no hace falta y me invita a fumar con ella. Vive a caballo entre París y Barcelona porque allí reside su novia maña y alucina con el 'procés' con algo de miedo por las pasiones negativas que alienta. También alucina con las banderas españolas de los balcones madrileños. Apagamos el pitillo y enciendo la grabadora.

PREGUNTA. Vernon Subutex ha evolucionado de víctima de la crisis a ídolo de las redes y gurú. ¿Lo que empezó como una biopsia del miedo de las clases medias ha acabado dando lugar en esta última entrega a una nueva religión de la desesperación?

RESPUESTA. Sí, tengo la sensación de ver surgir en directo todo tipo de prácticas espirituales paganas, que no son católicas, judías, musulmanas, un deseo de espiritualidad de esas clase medias cada vez más precarizadas y separadas. La crisis ha sido material pero también espiritual y la gente busca maneras de recomponerse. Vernon Subutex se va convirtiendo a lo largo de la trilogía en el gurú de un extraño grupo que no está compuesto exactamente de personas desesperadas sino que buscan una experiencia colectiva. Pero también es una novela sobre el rock, sobre cómo alguien hace algo nuevo y al principio sólo tiene de público a otros cuatro, y eso pasa constantemente en la historia del rock.

placeholder Virginie Despentes durante la entrevista. (Eva Cuenca)
Virginie Despentes durante la entrevista. (Eva Cuenca)

P. Pienso que a lo largo de estas tres partes el protagonista es el menos detallado de la luminosa y abigarrada galaxia de personajes. Como si Vernon estuviera esencialmente vacío y le sirviera a su autora más como una red narrativa para atrapar las identidades del resto de actores, ellos sí llenos de vida…

R. Estoy de acuerdo pero es que para mí esa es la imagen de lo que es el escritor, su vacío le permite ser utilizado como espejo del resto. Hay otros escritores con más autoridad, claro, pero mi modelo no es ese, yo no me siento una escritora interesante, lo que me hace escritora ya desde hace veinte años es la capacidad de recibir impresiones de aquí y de allá. Y pienso que hay también muchos grandes líderes así, sin autoridad, que sencillamente convocan que las cosas pasen en torno suyo.

P. ¿Cómo te explicas el tremendo éxito de la trilogía en Francia y más allá, qué crees que ha encontrado la gente en tus novelas?

R. Es difícil para mí explicarlo. Si intento buscar respuestas, la clave la encuentro en la ausencia de enjuiciamiento sobre lo que narro. Creo que son libros que reflejan bien nuestra realidad como lectores de internet que es muy distinta a la de hace veinte años, ese estar siempre en contacto con opiniones que no son las nuestras. Hace veinte años..., ¿tú qué edad tienes?

P. ¿Yo? 40.

R. Diez menos que yo, pues tú también has conocido aquella realidad en la que sólo leías contigo mismo, contabas con tu gente, la veías de verdad y ya está. No sabías nada de los nazis, por ejemplo, y ahora conoces lo que piensa un montón de gente con la que antaño nunca te habrías relacionado. Escuchar todas estas voces es nuevo y es brutal. Antes pensábamos que un mundo en el que todos pudiéramos hablar sería una maravilla y ahora descubrimos que no lo es. Supongo que mis novelas te permiten acceder a la vida de los que emiten estos comentarios atroces y darte cuenta de que son personas como tú, con sus razonamientos, con sus peculiares motivos que les han llevado a ese punto de odio, rabia y desprecio. Y tal vez al lector le calme un poco su angustia descubrir que detrás de tales comentarios hay gente que a fin de cuentas podemos comprender como seres humanos. Son tus vecinos. ¿Qué pasa en la cabeza de alguien que aquí en Madrid pone una bandera de España en su balcón? Pues yo intento entrar en sus casas y en sus cabezas y eso alivia. Ese caos de voces traumáticas tiene también una parte positiva, tenemos que convivir todos juntos.

Ese caos de voces traumáticas que es el mundo de hoy tiene también una parte positiva: tenemos que convivir todos juntos

P. Hace unos meses, el historiador de la literatura francesa Antoine Compagnon explicaba en una entrevista en un medio español que no habías inventado la pólvora, que el éxito de tu trilogía obedecía a la eficaz réplica de los modelos narrativos del XIX. ¿Te parece una crítica o más bien un elogio?

R. En la forma narrativa supongo que soy completamente 'siglo XIX' pero atravesada por los temas de mi tiempo y, una vez más, internet. La manera que tenemos hoy, cuando conocemos a alguien, de buscarle inmediatamente en Facebook y ver sus fotos de familia, saber de sus amigos, dónde viven..., ese es mi método para presentar a mis personajes.

P. Pero, para un escritor, Facebook debe ser también una interrupción constante. ¿No es más difícil escribir así?

R. A mí se me hace muy difícil concentrarme, mucho más que antes, y eso es duro para un escritor. Pero yo he escrito 'Vernon Subutex' sin cortar internet ni un momento como creo que hacen otros autores. Eso se nota en el libro pero debía trabajar con el problema en lugar de contra el problema.

P. Compagnon también citaba en su entrevista como narrador decimonónico a tu compatriota Houellebecq con el que no es la primera vez que te comparan. Pero a él no parece interesarle tanto la red.

R. Conozco a Michel. Como persona me gusta y como escritor lo leemos casi todos en Francia, es el John Lennon de nuestra literatura. Hace mucho que no lo veo pero no me lo imagino en internet sino más bien tranquilo leyendo en su casa y bebiéndose una botella de vino. El día que entre en internet será muy interesante la novela que escriba.

placeholder Virginie Despentes. (EFE)
Virginie Despentes. (EFE)

P. Por cierto que es habitual entre sus compañeros de letras salvar a Houellebecq de sí mismo como si no debiéramos tomarnos en serio por ejemplo el apocalipsis islamista que dibujaba en su última novela. ¿Houellebecq es realmente de extrema derecha o solo lo parece para vender novelas?

R. No me gustaría meterme con él, es demasiado inteligente y sensible para ser de extrema derecha, es un poeta extraordinario. Hay una mezcla en él, es muy listo para vender libros y, a la vez, como tantas personas en Francia, ha escogido caminos conservadores...

P. Hay un momento en la trilogía de Vernon en el que una madre 'progre' se lamenta porque le ha salido un hijo de derechas. Y escribes: "los chicos inteligentes ya no son necesariamente de izquierdas".

R. Sí es que yo flipo con esos jóvenes inteligentes, interesantes, atípicos y super de derechas. Y los de mi edad, los que antes eran de izquierdas y se van haciendo viejos, todos se vuelven de derechas, es una tragedia. No entiendo muy bien que interés tendría alguien como Houellebecq por ejemplo en una sociedad de derecha o ultraderecha, alguien que ha defendido tanto su vulnerabilidad y su sensibilidad.

P. Es curioso que siendo su caso el contrario, una mujer de izquierdas, lesbiana y feminista, tus historias sean tan descarnadas y los motivos que mueven a tus personajes siempre animales, egoístas y rastreros. ¿Nadie hará la revolución leyendo tus novelas?

R. Intento ser sincera: no veo ninguna posibilidad. A mi edad cada aventura política colectiva que he iniciado ha sido un fracaso por diferentes razones que no hemos analizado bien y así volvemos a cometer constantemente los mismos errores. Me entusiasma ser feminista o lesbiana, lo que vivo en mi vida real, pero políticamente no desarrollo ninguna práctica cotidiana. Publico en un gran grupo, voy a la tele, en fin. Mi generación ya no va a inventar nada, a ver los jóvenes. Leo a Naomi Klein y me parece muy potente... pero como análisis de la derrota, es mucho más débil para proyectar el futuro.

No entiendo que interés tendría alguien como Houellebecq por ejemplo en la ultraderecha, alguien que ha defendido tanto su vulnerabilidad

P. En España ha explotado recientemente un debate en la izquierda -que en realidad no es nuevo- que intenta responder a una vieja pregunta. "¿Por qué los obreros y los pobres votan a la derecha y aún a la extrema derecha, y cada vez menos a nosotros?" "¿Son tontos que votan contra sus intereses o es que la izquierda hace mucho que nos separamos de ellos y no tenemos ni idea de lo que piensan?"

R. Ojo, no solamente los obreros votan a la extrema derecha, también lo hacen los ricos y los privilegiados e igualmente contra sus intereses. ¿Eres gay y de extrema derecha? ¿Seguro? ¿Judío y de extrema derecha? ¿Seguro? No podemos echarle la culpa siempre a los obreros. La izquierda no ha hecho las cosas bien, no incluyó a tiempo a las mujeres, a las razas, llegó tardísimo. En la izquierda debemos analizar nuestra derrota y no siempre los de enfrente son muy malos. Aunque los del Frente sí son muy malos, jajaja. Pero es que además, al menos en Francia, hay una propaganda muy fuerte que viene de arriba a favor de la extrema derecha, vemos a Marine Le Pen cada día en la tele, la escuchamos en la radio, todos los días. Y los obreros ven la tele y escuchan la radio y votan en consecuencia.

P. Tu trilogía está escrita justo antes de la llegada de Macron a la presidencia cuando la victoria del Frente Nacional parecía inevitable. ¿Macron triunfará o será solo un paréntesis?

R. ¡Qué suerte increíble ha tenido el tío! El chico de la derecha clásica se hundió por una tontería, de lo que me alegro porque no me gusta Fillon, y ahí estaba Macron, que además se enfrentó a Marine Le Pen en segunda vuelta. ¡Hasta yo voté a Macron contra Marine Le Pen! Pero me parece que la próxima vez no tendrá tanta suerte. Macron es un personaje muy francés, encantado de pertenecer a las clases dominantes y convencido de que es así por derecho divino. Si tengo dinero y poder, piensa, debo ser maravilloso. Y a los que quieren hacer dinero este año les da igual lo que pase el próximo: Macron y sus amigos van a hacer un montón de pasta estos años y cuando llegue lo peor, cuando se acabe esta extraña prosperidad en la que la gente trabaja más y gana menos que nunca y tengamos aquí a la hija o a la sobrina Le Pen, pues ellos se marcharán de Francia y ya está.

placeholder Virginie Despentes. (EFE)
Virginie Despentes. (EFE)

P. Junto a la tercera entrega de 'Vernon Subutex' tu sello español ha reeditado 'Teoría King Kong', un manifiesto que es considerado ya un clásico del feminismo, un feminismo que vive ahora una arrolladora actualidad debido al fenómeno #Metoo. ¿No crees que ideas claves que tú formuladas entonces como el atreverse a ser violada para salir de casa o la defensa de la prostitución tendrían hoy un encaje en el nuevo feminismo, más abolicionista y moralista, mucho más complicado?

R. Pero ya era así de complejo antes, el feminismo abolicionista de la mujer digna siempre fue mainstream. Lo que pasa es que entonces solo hablábamos de feminismo entre nosotras. Y esas discusiones de los ochenta y los noventa fueron muy violentas. Llegó un momento en que me dije: "Yo no voy más". Me cuesta un montón entender por qué chicas que nunca han sido prostitutas y tienen mucho dinero se pongan tan nerviosas con la prostitución. Pero también me parece que hoy las feministas alternativas como yo que pensamos que hay que la prostitución debe tratarse de otra manera que con prohibiciones somos cada vez más escuchadas en internet. El debate es sano.

placeholder 'Teoría King Kong' (Random House)
'Teoría King Kong' (Random House)

P. Catherine Deneuve y otras mujeres compatriotas tuyas defendieron recientemente en un polémico manifiesto el derecho de los hombres a importunar. ¿Temes que la nueva ola feminista acaba derivando en un puritanismo que envenene el sexo y en general las relaciones entre hombres y mujeres?

R. Entiendo lo que decían mis compañeras pero no acepto que la amenaza puritana venga del feminismo, sino de Facebook cuando te impide enseñar una teta, por ejemplo. Ese manifiesto no llegó en un buen momento. Son los hombres los que tenéis que cambiar en el trabajo, en público... ¿Los hombres no tienen derecho a importunar? ¡Por favor! ¡Comportaos! ¿Podéis hablar un poco los hombres entre vosotros de lo que os pasa, por favor?

Francia se desintegra. La crisis arranca pedazos de vida a dentelladas, la gente pierde sus casas y las clases medias se desvanecen mientras los cabezas rapadas y los atentados islamistas masivos asuelan las calles en tinieblas. Y en medio de esta violenta orgía de desesperanza y egoísmo, en el centro mismo de la desolación posmoderna, un inclasificable grupo de individuos que no aspiran precisamente al heroísmo descubren el placer de estar juntos en torno a un gurú tan anodino como cautivador: un maduro ex vendedor de discos vagabundo de nombre extravagante: Vernon Subutex. La tercera parte de su historia acaba de llegar ahora a España después de erigir a su creadora Virginie Despentes ​(Nancy, 1969) en una de las escritoras más vendidas y reconocidas del país.

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