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Diario de una adolescente: sexo crudo, drogas y amor a los quince años
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Nueva edición del polémico libro / cómic

Diario de una adolescente: sexo crudo, drogas y amor a los quince años

New York Times afirmó que era "una de las obras más arriesgadas sobre la vida de las mujeres jóvenes que jamás se hayan visto". Ahora regresa a las librerías españolas con material inédito

Foto: Detalle de la portada de 'Diario de una adolescente', de Phoebe Gloeckner.. (Resevor Books)
Detalle de la portada de 'Diario de una adolescente', de Phoebe Gloeckner.. (Resevor Books)

"Claro que tenía deberes que hacer, pero ¡qué coño! Quería ir, así que fui y por supuesto me pusieron una o dos copas porque tengo un aspecto tan maduro... Y Monroe siempre parece beber en tales circunstancias. Estuvimos riéndonos de los chalados del escenario y la camarera nos dijo que dejáramos de hacer tanto puto ruido, así que nos fuimos al fondo de la sala. Él me sobaba las tetas, pero yo le interrumpí para ir dando tumbos al lavabo de señoras. Él decía: 'Oh, mira, me la estás poniendo dura, oh, mira, melaestásponiendodura'. Entonces me cogió la mano y la metió en sus pantalones, pero yo no la noté demasiado dura. Tenía la piel suave. No sé qué esperaba exactamente, supongo que la carne nunca puede estar realmente dura, como la formica o la madera porque, al fin y al cabo, es carne. Le dije que quería que me follara y él me contestó: estás locaohdiosmiramelaestásponiendodura". Cae la tarde neblinosa y fría en marzo de 1976 en San Francisco, Phoebe Gloeckner tiene 15 años y escribe las primeras líneas de su 'Diario de una adolescente' (Reservoir Books).

'Diario de una adolescente' es un libro extraordinario, hipnótico, tan dulce como inhóspito. Protagonizado por Minnie Goetze, una deslumbrante quinceañera en los estertores de la contracultura y la revolución sexual que sacudió la sociedad estadounidense entre 1968 y la reacción conservadora de finales de los setenta, su trayectoria ha sido extraña. Erigido instantáneamente en obra de culto y 'biblia' de iniciación sexual para una generación de púberes, esquivado durante una década y recuperado en 2015 al ser adaptado al cine por Marielle Heller y con Bel Powley en el papel de Minnie en una película tan deliciosa como desafortunada que, pese a ser premiada en la Berlinale o en Sundance, ni siquiera se estrenó en nuestro país.

Foto: (iStock) Opinión

Minnie es, como Phoebe Gloeckner ya ha explicado en varias ocasiones, un trasunto de sí misma, y Monroe, alias Mr. Melaestásponiendodura, nada menos que el novio de su madre divorciada, con la que la autora vivía en San Francisco a finales de los 70. Y novio seguía siendo cuando se publicó el 'Diario' en 2002. Que una quinceañera pierda la virginidad con la pareja de su madre resulta aquí tan colorido como irrelevante, en realidad. Pues, como argumenta Hillary Chute en la introducción a la nueva edición publicada en español con fotos y materiales inéditos por Reservoir Books -que recupera la traducción de Teresa Camprodón para Ediciones La Cúpula en 2007-, lo mejor de este libro no es tanto el 'qué' sino el 'cómo'.

placeholder 'Diario de una adolescente'. (Reservoir Books)
'Diario de una adolescente'. (Reservoir Books)

"Aunque se ha convertido en un lugar común alabar a alguien por su crudeza", escribe Chute, "puedo declarar sin miedo a equivocarme que el 'Diario' es probablemente el libro más 'crudo' que he leído en mi vida; en realidad lo pasé fatal leyendo ciertos pasajes por su ausencia de filtros, de manera que constituye una línea directa hacia la psique adolescente a veces herida y a veces extasiada. Pero la incomodidad que se siente al leer el 'Diario' -es decir, sobre lo mucho que a una chica de quince años le gusta que le follen- es mayúscula. El 'Diario' se ha quedado grabado en mi mente porque su prosa capta con valentía y descaro la complejidad de la vida a esa edad".

Naturalidad irresistible

El descorchamiento de su himen -con efusiva sangría descrita al detalle- catapulta a la quinceañera Minnie al cielo de un sexo tan desenfrenado como feliz y desacomplejado. Y revoluciona su cabeza. Comienza a acostarse con multitud de hombres -también con alguna amiga en un estruendoso trío- y descubre que se le da muy bien, que le gusta follar y que además disfruta contándonoslo. También cómo se pone hasta arriba de alcohol, porros, coca y los míticos 'quaaludes' de 'El lobo de Wall Street'. Si aún colea hoy esa mezcla de curiosidad e inquietud masculina al recibir las confidencias erótico festivas del sexo opuesto, pueden imaginar el impacto que provocó la publicación del 'Diario' hace más de quince años. Aquí nada se oculta pero a la vez nada sonroja, la naturalidad desencaja y golpea irresistiblemente, las páginas vuelan mientras te empapas de sudor. Olviden por un momento el 'eros' cínico y deprimente de Houellebecq, tiren a la basura el bochornoso porno para mamás de '50 sombras de Grey'. Esto es de verdad.

Olviden el 'eros' cínico y triste de Houellebecq, tiren a la basura el bochornoso porno para mamás de '50 sombras de Grey'. Esto es de verdad

"Intentamos decidir si debíamos o no. Entonces él colocó mi mano entre sus piernas. Ya la tenía dura. Le froté el pecho y luego nos quitamos la ropa y le chupé la polla y luego me lo follé y luego él me folló el teléfono sonó dos veces y por fin nos corrimos y luego nos fuimos a dormir. Él me acariciaba la espalda y su caricia era tan cálida y tan desnuda que apenas dijimos nada después. Ya lo habíamos hecho y probablemente no deberíamos haberlo hecho. Dijo que si yo podía esperar y ni separarnos, podríamos salir cuando yo tuviera dieciocho años. Podríamos ir juntos al cine sin paranoias. Podríamos navegar en su barco. Seguro que para entonces ya tendría un barco. Le robé 2,75 dólares cuando se fue al baño".

placeholder 'Diario de una adolescente'. (Reservoir Books)
'Diario de una adolescente'. (Reservoir Books)

Phoebe Gloeckner despertó creativamente en el burbujeante underground californiano, en el mismo círculo de Robert Crumb, Art Spiegelman o Aline Kominsky. En 1998 publicó el cómic 'Vida de una niña y otras historias' y en 2002 llegó su 'Diario de una adolescente' que es ya novela aunque salpimentada con numerosas páginas de viñetas. En su prólogo a la edición revisada que incorpora la nueva versión española, tras cuatro décadas de vida, tres maridos y dos hijas, Gloeckner, que ha tenido además que lidiar con una acusación de pederastia contenida supuestamente en una de sus últimas novelas gráficas, rechaza los intentos de apropiación de su obra por ningún discurso:

"Se suele decir que el 'Diario de una adolescente' es una autobiografía, una autoficción o unas memorias. Estas categorizaciones parecen un intento de definir el libro como un 'documento' o en términos 'feministas', como el testimonio de la vida de una mujer joven en una época particular, un testimonio cuyo valor es más político e histórico que estético o literario. Yo veo mi obra de otra manera, este libro es una novela. (...) La pregunta que me han hecho acerca de este libro es '¿es verídico, ¿son tus propias vivencias?'. Esta pregunta me confunde. Aunque una obra de arte no debe confundirse con su creador, he de admitir que se encuentran innextricablemente unidos. En muchos sentidos, este libro va "de" mí. Sin embargo también va claramente de ti. (...) Va de haber nacido en ciertas circunstancias y de encaminarse hacia la acción independiente y la conciencia de los propios deseos, las propias limitaciones y las propias capacidades. Va del dolor y del amor. Va de la vida. Nada más".

"Claro que tenía deberes que hacer, pero ¡qué coño! Quería ir, así que fui y por supuesto me pusieron una o dos copas porque tengo un aspecto tan maduro... Y Monroe siempre parece beber en tales circunstancias. Estuvimos riéndonos de los chalados del escenario y la camarera nos dijo que dejáramos de hacer tanto puto ruido, así que nos fuimos al fondo de la sala. Él me sobaba las tetas, pero yo le interrumpí para ir dando tumbos al lavabo de señoras. Él decía: 'Oh, mira, me la estás poniendo dura, oh, mira, melaestásponiendodura'. Entonces me cogió la mano y la metió en sus pantalones, pero yo no la noté demasiado dura. Tenía la piel suave. No sé qué esperaba exactamente, supongo que la carne nunca puede estar realmente dura, como la formica o la madera porque, al fin y al cabo, es carne. Le dije que quería que me follara y él me contestó: estás locaohdiosmiramelaestásponiendodura". Cae la tarde neblinosa y fría en marzo de 1976 en San Francisco, Phoebe Gloeckner tiene 15 años y escribe las primeras líneas de su 'Diario de una adolescente' (Reservoir Books).

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