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'Te pago para que compres mi libro': el misterioso anuncio que nadie puso
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FNAC HA CANCELADO LA PRESENTACIÓN

'Te pago para que compres mi libro': el misterioso anuncio que nadie puso

Un anuncio que busca figurantes para la presentación del libro 'SOS, me he enamorado' de la escritora Trinidad Fuentes evidencia los problemas que atraviesa el sector

Foto: Las salas vacías son la peor pesadilla de escritores y editoriales. (Fnac La Maquinista, Barcelona)
Las salas vacías son la peor pesadilla de escritores y editoriales. (Fnac La Maquinista, Barcelona)

El sector editorial se encuentra en mitad de una convulsión tan profunda y violenta que, cuando salga de ella, y parafraseando a Alfonso Guerra, no lo va a conocer ni la madre que lo parió. A medida que se desinfla el interés de la sociedad por el libro, al menos en su formato físico, han caído todas las barreras de acceso a la publicación, un coto vedado históricamente a un grupo de personas popularmente conocidas como 'los escritores'. En consecuencia, no es raro encontrar obras que se publicitan en todos los medios imaginables colocando menos de 500 ejemplares en las librerías o autores que se ven forzados a costear personalmente los gastos de lanzamiento de su criatura. Es la nueva realidad del escritor, azotado por la misma precariedad que ha golpeado en diversos sectores: ya no basta con escribir, también hay que editar y promocionar el libro.

La presentación es una parte clave en el proceso de promoción. No solo significa la llegada del libro a las estanterías, sino que también es la única ocasión que tiene el autor para contestar la dudas de sus lectores y generar complicidad. Sin embargo, debido a la proliferación de obras y a la expansión de sellos que más que editoriales son intermediarios de obras autopublicadas, cada vez es más complicado llenar en la presentación de un libro. Es un arma de doble filo: si un lanzamiento abarrotado de lectores esperando a que les firmen su ejemplar es sinónimo de prestigio y ventas para su autor, uno vacío significa exactamente lo contrario.

Y, si en los últimos meses nos hemos acostumbrado al 'spam' al que nos someten nuestros conocidos cuando les da por escribir un libro, a partir de ahora podemos encontrarnos con un nuevo perfil: el lector contratado. Se trata de la profesionalización del prestigio, una muestra más de la debilidad de un sector que no ha sabido reinventarse a tiempo. El anuncio, distribuido por correo y WhatsApp, deja poco espacio a la duda: "Buscamos 18 personas de 25 a 50 años para hacer de figurantes (relleno) en la presentación de un libro".

La oferta no solo busca concurrencia en la sala, sino orquestar un éxito a base de talonario: algunos de los candidatos tendrían que preguntar a la autora y hacerse fotos con ella. Por dos horas pagan 32 euros, que en el desglose son 20 por las molestias y otros 12 que han de reinvertirse en la compra del libro. Este último detalle constituiría un fraude tanto para el espacio que acoge la presentación, en este caso La Maquinista de Fnac en Barcelona, como para las demás editoriales, con las que incurriría en un acto de competencia desleal.

A tenor de los datos de la convocatoria, rematada instando a la "total privacidad", la presentación corresponde al libro 'SOS. Me he enamorado', de la escritora Trinidad Fuentes y publicado por el sello de autoedición Letrame. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la autora sin éxito a través de distintos canales. Desde la editorial indican que "lleva toda la mañana desaparecida". Rechazan la autoría del anuncio. "Nos hemos enterado esta mañana cuando ha empezado a llamar gente preguntando por la convocatoria. Nosotros no tenemos nada que ver ni sabemos quién ha podido ser", dicen desde la editorial.

Poco después, Letrame ha reiterado que no tienen nada que ver con el asunto con el siguiente comunicado.

Letrame cobra a los autores por corregir, encuadernar y elaborar la portada de sus trabajos. A partir de los 200 ejemplares contratados, como reza en su página web, también se comprometen a conseguir tres presentaciones del libro que curiosamente ilustran con una imagen de la librería La Maquinista en Barcelona, la misma para la que se convoca a los figurantes mañana.

Su versión de los hechos genera dudas dentro del sector editorial: "Letrame es una editorial de Almería que fundó Luis Muñoz, exsocio del sello Círculo Rojo, hace unos pocos meses. No sé cómo funcionará Letrame, pero sí sé que Círculo Rojo es quizá la editorial que publica más libros de España y que es bien conocida por sus métodos de promoción, entre ellos crear unos premios que casi siempre ganan sus autores", dicen fuentes del sector. A primera hora de la tarde, Letrame ha comenzado a apuntar al boicot de la competencia: "Este hecho, sin duda, se trata de una artimaña de un individuo, bajo una publicación falsa y anónima, realizado con la única intención de ensuciar nuestro buen nombre, el de nuestros autores y el de los establecimientos donde realizan sus actos", dice en su comunicado.

Fnac, por su parte, ha decidido cancelar la presentación del libro al enterarse de la polémica por este periódico. "No sabemos qué ha pasado ni por supuesto tenemos nada que ver, nunca nos habíamos encontrado con algo como esto, y presentamos libros todos los días. De modo que, al estar pasando cosas raras, nos hemos puesto en contacto con la editorial para suspender el acto hasta que se aclare qué ha sucedido", relatan desde el gigante editorial francés.

El sector editorial se encuentra en mitad de una convulsión tan profunda y violenta que, cuando salga de ella, y parafraseando a Alfonso Guerra, no lo va a conocer ni la madre que lo parió. A medida que se desinfla el interés de la sociedad por el libro, al menos en su formato físico, han caído todas las barreras de acceso a la publicación, un coto vedado históricamente a un grupo de personas popularmente conocidas como 'los escritores'. En consecuencia, no es raro encontrar obras que se publicitan en todos los medios imaginables colocando menos de 500 ejemplares en las librerías o autores que se ven forzados a costear personalmente los gastos de lanzamiento de su criatura. Es la nueva realidad del escritor, azotado por la misma precariedad que ha golpeado en diversos sectores: ya no basta con escribir, también hay que editar y promocionar el libro.

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