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'Solo son mujeres', unos Max femeninos y contra el olvido
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xx edición de los premios de las artes escénicas

'Solo son mujeres', unos Max femeninos y contra el olvido

La gala de las mujeres, la danza y las ausencias. Ni el ministro ni el secretario de Cultura acudieron al 20 aniversario de unos premios donde reinaron 'Oskara', 'Caída del cielo' y 'Només són dones'

Foto: Carme Portaceli con el Max a mejor dirección y espectáculo teatral (Efe)
Carme Portaceli con el Max a mejor dirección y espectáculo teatral (Efe)

La vigésima gala de los Premios Max ha sido la de las mujeres, la danza y las ausencias. Este es el resumen de una fiesta de las artes escénicas, que se ha celebrado en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, un tanto descafeinada y de perfil discreto en la que los autores han sido los protagonistas, pero que sobre todo ha tenido un marcado acento femenino y ha defendido a las mujeres silenciadas y olvidadas de ayer y hoy.

Los Max han reivindicado en su 20 cumpleaños la visibilidad y la igualdad real de las mujeres. Ellas, según el último informe de Aisge, sufren una tasa de paro en la cultura seis puntos por encima de los hombres, que supera el 51%, trabajan menos días que ellos y también cobran menos. Precisamente de las mujeres de hoy y de entonces trata 'Només són dones' ('Solo son mujeres'), una obra sobre la memoria histórica que habla de esas luchadoras silenciadas en la Guerra Civil y la posguerra y que se alzó con el premio al mejor espectáculo teatral y a la mejor dirección escénica para Carme Portaceli, segunda mujer en la historia de los premios que se lleva este galardón tras el de Blanca Portillo por 'La avería'.

Esta obra contra el olvido parte de las voces de Matilde Landa, Amparo Barayón y Tomasa Cuevas para hablar de las más de 3.000 mujeres que fueron encarceladas, torturadas, separadas de sus hijos, asesinadas, tiradas a las cunetas y ninguneadas históricamente. Un espectáculo que, como aseguró la también directora del Teatro Español, habla de “mujeres, todas ellas, que como es habitual han sido olvidadas y sometidas a la más cruel y absoluta invisibilidad” y no antes en los tiempos oscuros “sino también hoy en los tiempos de luz” en las que “se las sigue ignorando en los espacios públicos” y “en algunos espacios privados se las asesina diariamente”.

La ausencia de mujeres es injusta y una pérdida de talento y capital humano, además altera los contenidos

Inés París, recién nombrada presidenta de la Fundación SGAE, organizadora de la gala, en un discurso político y encendido clamó por la igualdad en un sector en el que las mujeres “todavía son minoría". "La situación de los autores es difícil e injusta, pero ser mujer lo complica todavía más”. “Se equivocan los que creen que el paso del tiempo por sí mismo va a mejorar esta situación injusta. La ausencia de mujeres es injusta y una pérdida de talento y capital humano, además altera los contenidos”. Algo que, añadió, no hará que la lacra contra la violencia contra las mujeres se acabe “mientras no cambien los contenidos de nuestro cine, televisión y teatro. Altera los contenidos, los hace menos democráticos porque falta el punto de vista de la mitad de la población”. Por eso, pidió “llevar a cabo sin timidez acciones contra esta discriminación”.

París también hizo balance de la situación de las artes escénicas en los últimos 20 años, desde aquella primera gala de los Max en los que el patio de butacas abucheó a la entonces ministra de Cultura, Esperanza Aguirre. “Una premonición”, dijo, porque “si nos hubiera escuchado igual nos hubiéramos ahorrado 20 años”. La crisis, el IVA y las malas condiciones laborales del sector, lamentó, haceb “aún más penosas ante la falta de una estrategia pública en defensa de las artes escenas. Talento no falta en este país, lo que clama al cielo es la falta de una política publica”.

“A lo mejor nacer hombre o mujer no es tan importante sino es ser una persona lo más plena y empática posible con el resto de los seres humanos. He viajado muchas veces a través de personajes femeninos con la misma libertad que de los personajes masculinos”, dijo Alfredo Sanzol con su Max a mejor autoría teatral por 'La respiración', que se puede ver ahora en el Teatro de la Abadía de Madrid (7 a 25 de junio). La actriz de la obra, Nuria Mencía, ganó el Max a mejor protagonista. “Lo más importante en nuestra profesión es estar encima del escenario. Más trabajo para todos los profesionales de las artes escénicas”, pidió al igual que Ainhoa Santamaría, que recibió el premio a mejor actriz de reparto por 'La estupidez' con el deseo de que el teatro en este país se lleve a cabo “con una mejor gestión cultural. Tenemos los medios, los espacios y los profesionales para hacerlo mejor y seguir creciendo. Ojalá que en el teatro estuviese mejor repartido el trabajo. Va por ese 92%” de paro en la profesión.

Nacer hombre o mujer no es tan importante sino ser una persona lo más plena y empática posible con el resto de los seres humanos

Por su parte, Ángel Ruiz ganó el Max a mejor actor protagonista por 'Miguel Molina al desnudo'. “El teatro tiene que conmover, emocionar y dar una bofetada a nuestras conciencias”, señaló sobre un espectáculo que es “un tributo a todos aquellos que sufrieron al opresión, la persecución y el olvido. Espero que la Ley de Memoria Histórica, ojalá, se lleve a cabo”. Igualmente, Paco Ochoa se llevó el premio a mejor actor de reparto por 'El laberinto mágico'.

'Historias de Usera', de Kubik Fabrik, se alzó el Max a la mejor producción privada de artes escénicas y 'Cervantina', de Ron Lalá y la CNTC, obtuvo el premio a mejor espectáculo musical por este imprescindible espectáculo que reúne lo mejor de las obras de Miguel de Cervantes y de cuyas palabras se sirvió la compañía para hacer un divertido discurso. María Cárdenas, por 'Sindrhomo', ganó el premio a la mejor autoría revelación y José Ramón Fernández, a mejor adaptación o versión de obra teatral por 'El laberinto mágico'.

Un aniversario sin ministro y con mucha danza

También estos han sido estos Max de las ausencias. Han faltado muchos nombres relevantes de las artes escénicas, especialmente en un aniversario tan redondo, tanto entre los nominados (fuera de las candidaturas se quedaron espectáculos como 'La Cocina' o 'Incendios' o actores como Blanca Portillo, por 'El Cartógrafo'; Israel Elejalde, por 'Hamlet'; o Pedro Casablanc, por 'Yo Feuerbach') como entre los ganadores de pasadas ediciones. También ha escaseado la presencia institucional. Aparte del Gobierno valenciano con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, a la cabeza, la única representante del Ministerio de Cultura fue la directora general del INAEM, Montserrat Iglesias. No estuvieron ni el ministro Íñigo Méndez de Vigo ni el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo. Los que sí se dejaron ver por el Palau fueron los diputados de Podemos, Íñigo Errejón, y de Ciudadanos, Toni Cantó.

La danza fue la otra gran protagonista de la noche. Es la primera vez que acapara más nominaciones que cualquier otra disciplina. Algo que contrasta sobremanera con la precaria situación que vive en España. Según los datos del último Anuario de la SGAE, entre 2008 y 2015 el número de representaciones de montajes de danza cayó más del 57% con una pérdida del 54% de recaudación y de más del 47% de espectadores.

Rocío Molina, que con tan solo 26 años recibió el Premio Nacional de Danza por su renovación vanguardista del flamenco, aseguraba antes de la gala que hacer danza en España es una cuestión de “cojones” porque talento e intuición hay de sobra. Triunfó por partida doble al llevarse el Max a mejor coreografía, que recogió bailando, y a mejor intérprete femenina por 'Caída del cielo', un espectáculo sobre la celebración de ser mujer que también se alzó con la manzana a mejor diseño de iluminación. Manuel Liñán, por su parte, ganó el premio al mejor intérprete masculino por 'Reversible'.

En danza los grandes favoritos eran los vascos de Kukai Dantza, con 'Oskara', un espectáculo que aúna el folclore tradicional vasco con la vanguardia en un recorrido por la cultura vasca y sus mitos desde su origen hasta la actualidad. Partían haciendo historia con siete nominaciones, nunca antes la danza había tanta presencia en unos Max, y se alzaron con otras tres estatuillas a mejor espectáculo de danza, elenco de danza y diseño de vestuario. “Por el Guernica de hace 80 años y los que todavía hoy suceden todos los días”, afirmó su director Jon Maya, y por los ciudadanos “que supieron levantarse” y gracias a los que “hoy podemos crear en nuestra lengua”. “Basta ya de boicots asquerosos que no nos lo merecemos”, añadieron sobre los últimos episodios protagonizados por Itziar Ituño y Miren Gaztañaga que pusieron en la diana a los actores vascos.

En esta vigésima edición de los Max, presentada por Ana Morgade y dirigida por el responsable de la compañía Comediants, Joan Font, también hubo novedades como el estreno del premio a mejor espectáculo de calle, que recayó en 'Mulïer', de Maduixa Teatre. Un reconocimiento, aseguraron, al teatro que se hace en “el mayor escenario del mundo que es la calle” y "a todas las mujeres que luchan día a día por conseguir la libertad". El circo, que no cuenta con una categoría propia en estos premios, también pidió su galardón a través de los ganadores a mejor espectáculo revelación, 'InTarsi', de la compañía de Circo eia. Salvador Távora obtuvo el Premio Max de Honor; el Festival de Teatro Clásico de Almagro, que este año celebra su 40 cumpleaños, el galardón a la Mejor Contribución a las Artes Escénicas y el Grupo Yeses de teatro de la cárcel Madrid I Mujeres de Alcalá el Max Aficionado a las Artes Escénicas.

Los ganadores de los Max

Mejor espectáculo de teatro: 'Només són dones', de Factoría Escénica Teatral

Mejor espectáculo revelación: 'inTarsi', Compañía de Circo 'eia'

Mejor espectáculo de danza: 'Oskara', de Kukai Dantza

Mejor espectáculo musical: 'Cervantina', de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Ron Lalá Teatro.

Mejor espectáculo de calle: 'Mulïer', de Maduixa Teatre

Mejor espectáculo infantil o familiar: 'Amour', de la Compañía Marie de Jongh

Mejor producción privada de artes escénicas: 'Historias de Usera', de Kubik Fabrik, SLU

Mejor dirección de escena: Carme Portaceli, por 'Només són dones'

Mejor autoría teatral: Alfredo Sanzol, por 'La respiración'

Mejor autoría revelación: María Cárdenas, por 'Sindrhomo'

Mejor adaptación o versión teatral: José Ramón Fernández, por 'El laberinto mágico'

Mejor coreografía: Rocío Molina, por 'Caída del cielo'

Mejor actriz protagonista: Nuria Mencía, por 'La respiración'

Mejor actor protagonista: Ángel Ruiz, por 'Miguel Molina al desnudo'

Mejor actriz de reparto: Ainhoa Santamaría, por 'La estupidez'

Mejor actor de reparto: Paco Ochoa, por 'El laberinto mágico'

Mejor elenco de danza: Kukai Dantza, por 'Oskara'

Mejor intérprete femenina de danza: Rocío Molina, por 'Caída del cielo'

Mejor intérprete masculino de danza: Manuel Liñán, por 'Reversible'

Mejor diseño de espacio escénico: Curt Allen Wilmer, por 'Hamlet' (TCS)

Mejor diseño de vestuario: Iraia Oiartzabal, por 'Oskara'

Mejor diseño de iluminación: Carlos Marquerie, por 'Caída del cielo'

Mejor composición musical para espectáculo escénico: Damián Sánchez, por 'Mulïer'

Premio Max de Honor: Salvador Távora.

Premio Max a la Contribución a las Artes Escénicas: Fundación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

Premio Max Aficionado a las Artes Escénicas: Grupo Yeses.

La vigésima gala de los Premios Max ha sido la de las mujeres, la danza y las ausencias. Este es el resumen de una fiesta de las artes escénicas, que se ha celebrado en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, un tanto descafeinada y de perfil discreto en la que los autores han sido los protagonistas, pero que sobre todo ha tenido un marcado acento femenino y ha defendido a las mujeres silenciadas y olvidadas de ayer y hoy.

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