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Impacto TV, el programa que logró enfurecer a todos los intelectuales de España
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Impacto TV, el programa que logró enfurecer a todos los intelectuales de España

Impacto TV empezó a finales de los años 90 y fue un auténtico escándalo. Hoy la mitad de sus vídeos tendrían cabida en un telediario y, por supuesto, también en Internet

Foto: Carlos García-Hirschfeld en la actualidad (E.T)
Carlos García-Hirschfeld en la actualidad (E.T)

Sentamos alrededor de un ordenador a un grupo de niños de entre ocho y diez años. El programa empieza con la cornada de un encierro, grabada desde lejos. Le sigue un aparatoso rescate en helicóptero que sólo se entiende cuando lo explica la voz en 'off'. Antes de llegar al tercer vídeo, los críos han perdido totalmente el interés. “¡Estos vídeos no son muy locos. Aquí no pasa nada!”, reclama, decepcionado, el más pequeño. Fin del experimento.

Los márgenes del asombro se han ensanchado mucho en los últimos veinte años. Para las pupilas acostumbradas a Internet, Impacto TV resulta tan trepidante como la misa de La 2. Pese a todo, este programa de finales de los 90 fue un claro precursor de lo que vino después. Carlos García Hirschfeld (Málaga, 1964), su primer presentador, reivindica la ascendencia. “No sólo fue un adelanto de Youtube, sino de los informativos que se hacen hoy. Ahora enciendes el telediario y la mitad de los vídeos que salen podrían haber sido emitidos en Impacto TV”. De hecho, dicen que Pedro Piqueras es lo primero que hace cada mañana: navegar por Youtube en busca de emociones fuertes.

Cuando Antena 3 estrenó el programa en 1997 reaccionaron la mitad de los intelectuales y moralistas españoles, que consideraban que se estaba rebasando una nueva barrera del 'trash'. El morbo de los golpes, de los accidentes, de la adrenalina. Y sin más excusa que causar impresión. “En El Mundo publicaron un editorial en el que decían literalmente que era un programa deleznable en el que se emitían violaciones, suicidios y asesinatos. Algo totalmente falso, por cierto. Los suicidios sólo los emitíamos si tenían final feliz, violaciones nunca pusimos que yo recuerde y asesinatos cuando eran históricos o retransmitidos en directo. Pero siempre hay gente que quiere educar al resto, como los que ahora piden prohibir Sálvame”, dice García Hirschfeld.

Repasando viejos programas, es cierto que no emitían prácticamente nada que no pueda aparecer hoy en un telediario: cornadas, trompazos, accidentes de moto, bomberos en acción... En los estudios de A3, cuenta el presentador, se descartaban muchas cintas. “Nos llegaban cosas muy bestias, muy gore. Por ejemplo, en cuanto moría alguien en un encierro a los pocos días nos llegaban varias cintas con imágenes. También suicidios terribles. La sensibilidad va por barrios, así que lo que hacíamos es verlo entre cuatro. Si a dos o más les parecía muy fuerte, lo descartábamos. No tenía sentido ponerle mal cuerpo a la gente a las ocho de la tarde (el horario de emisión)”.

Aunque parezca historia antigua, Impacto TV es de anteayer. La última versión del programa, presentada por Ximo Rovira, se emitió el 2007. Sobre todo durante la primera época, la de García Hirschfeld, aquello tenía un efecto hipnótico sobre el espectador. “Desde el primer día funcionó como un cañón. Nos ponían a parir por todos lados, pero a la audiencia le encantó desde el principio. Teníamos cuatro millones y pico de espectadores. Había días en los que el corte de publicidad se quedaba con el 22 por ciento del share, algo inconcebible hoy”, dice. Porque a finales de los 90, recuerda, la mayoría de los españoles sólo estaban familiarizados con los inocentes vídeos caseros de ‘Vídeos de Primera.

El programa estaba basado en un formato de la NBC estadounidense (Real TV) que trajeron a España por Jesús Hermida y Pepe Abril, entonces directores de programas de Antena 3. Decidieron poner frente a las cámaras a un periodista, en concreto al que se encargaba del informativo de las siete de la mañana. “Impacto TV tenía vocación periodística porque contaba una historia real, buscaba los testimonios de los protagonistas”, recuerda.

Mientras visionaban el programa original estadounidense para adaptar el formato, se dieron cuenta de la primera particularidad: mientras que los informativos entonces contaban las cosas después de que hubiesen ocurrido, Real TV llevaba al espectador al momento en el que ocurrían. “Eso llamaba la atención, se nos acusaba de sensacionalistas”. Por captar el momento, por hacer lo que ahora persigue cualquier editor.

Al principio, el 80 por ciento del material que utilizaban era extranjero, fundamentalmente estadounidense o japonés. Con los años, la proporción se invirtió. Las videocámaras, cada vez más comunes en España, recogían a diario todo tipo de situaciones impactantes que acababan llegando a Antena3. “Teníamos un acuerdo con una agencia de reparto. El envío del vídeo le salía gratis al espectador, pero si se emitía le pagábamos un mínimo de 5.000 pesetas y un máximo de 100.000. A finales de los noventa era bastante pasta y hubo algunos que prácticamente se convirtieron en suministradores nuestros”.

El material llegaba por paquetería. Y los mensajes, por carta. “Tardamos unos años en empezar a recibir algún email, pero pocos. Creo que a la gente le gustaba salir en la tele más que ahora, también porque se hacían menos barbaridades. Era una simbiosis. Al protagonista le gustaba salir, al que lo había grabado le gustaba pensar que se emitía su vídeo, y nosotros hacíamos un programa de éxito con todo ello”.

P. ¿Os preocupaba que os colasen montajes?

R. Cuando un vídeo está preparado se nota muchísimo. Igual alguna vez alguien nos lo coló, pero es que se nota un montón. Es muy difícil reproducir la realidad. Y más en golpes y cosas así. Lo que sí nos pasaba es que llegábamos a tener hasta cinco o seis cámaras diferentes del mismo suceso. Había un accidente en una carrera y empezaban a llegar cintas de gente que no se conocían entre ellos. Y hacíamos unos montajes a seis cámaras como si hubiese un despliegue espectacular.

Le preguntamos a García Hirschfeld cuál fue el vídeo que más le impactó emitir. Responde que una mordedura de tiburón blanco (ver vídeo superior) en la que sólo se ve la cabeza de la víctima y sangre en el agua. Al menos así es como se emitió. Probablemente hoy ni siquiera conseguiría una alta viralidad porque hay decenas de escenas parecidas esperando en Youtube. “Antes había muchas menos cámaras, hoy vas a cualquier sitio y hay más gente grabando que mirando. Si volviésemos a hacer Impacto TV la materia prima sería mucha más y mucho más espectacular”.

P. ¿Tendría sentido Impacto TV hoy o sería imposible competir con Youtube?

R. No creo que fuera imposible. A la gente le gusta que le empaqueten las cosas y haya un presentador. Youtube tiene el inconveniente de que no hay nadie que te empaquete el producto. Yo creo que los contenidos de televisión bien hechos van a seguir existiendo.

Desde que salió de Antena 3, García Hirschfeld dirige su propia productora. Actualmente andan ocupados con un proyecto para RTVE sobre seguridad vial. Admite que no sigue demasiado lo que ocurre en los canales de Youtube. “Lo siguen más mis hijos. Yo no es que sea un viejales, que lo soy, pero no estoy muy metido, ni conozco a ningún youtuber".

Sentamos alrededor de un ordenador a un grupo de niños de entre ocho y diez años. El programa empieza con la cornada de un encierro, grabada desde lejos. Le sigue un aparatoso rescate en helicóptero que sólo se entiende cuando lo explica la voz en 'off'. Antes de llegar al tercer vídeo, los críos han perdido totalmente el interés. “¡Estos vídeos no son muy locos. Aquí no pasa nada!”, reclama, decepcionado, el más pequeño. Fin del experimento.

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