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Miedo y asco en la Diputación. ¿Y si el asesinato de Isabel Carrasco sí fue político?
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3 años de la muerte de la líder leonesa del pp

Miedo y asco en la Diputación. ¿Y si el asesinato de Isabel Carrasco sí fue político?

'Muerte en León' desvela una posible trama política del crimen, pero nadie quiere investigarla. Hablamos con el director de una de las mejores series españolas en años

Foto: Isabel Carrasco en una foto promocional de 'Muerte en León'
Isabel Carrasco en una foto promocional de 'Muerte en León'

Si una idea quedó fijada tras el asesinato de Isabel Carrasco, del que hoy se cumplen tres años, es que no se trató de un crimen político. Lo dijo un día después del magnicidio Jorge Fernández Díaz, entonces ministro del Interior: "El caso está bastante esclarecido". Lo ratificó la prensa: "Isabel Carrasco, el crimen no político de una mujer política". Y lo zanjaron los tribunales: la presidenta de la Diputación y del PP de León fue asesinada a tiros por Montserrat González con la ayuda de su hija, Triana Martínez, extrabajadora de la Diputación. ¿Los motivos? Una mezcla de odio y venganza por el acoso laboral -y puede que sexual- al que Carrasco sometió a Martínez.

He aquí un caso de locura y relaciones maternofiliales enfermizas. Móvil político 100% descartado, según la versión oficial. ¿Seguro?

Aunque es innegable que la pedrada mental de Montserrat y Triana fue un factor clave de la tragedia (es tremendo escuchar a la madre desde la cárcel asegurando que volvería a matar a Isabel Carrasco "como hay Dios"), decir que el asesinato no fue político recuerda a un dicho popular: cuando el dedo señala a la Luna, el tonto mira al dedo. Pero el director británico Justin Webster (Aldershot, 1963) no tiene un pelo de tonto: decidió rodar una serie de no ficción sobre el magnicidio llevado por la "intuición de que tenía que haber algo más" detrás de la historia de un ama de casa que pierde la cabeza y asesina a un político a sangre fría. Y no se equivocó: el resultado de su investigación de un año y medio es una serie de cuatro horas llamada 'Muerte en León'. Estrenada hace unos meses en Movistar sin hacer demasiado ruido, el boca a boca la ha ido poniendo en su sitio: se trata de una serie española sensacional, digna de HBO, que juega en la misma liga que recientes y aclamadas series de no ficción como 'Making a murderer', 'The Jinx' o 'O.J. 'Made in America'.

"El de Isabel Carrasco sí fue un crimen político, en el sentido amplio y original de la palabra: 'polis' (ciudad). En la 'polis' se despachaban los asuntos de la ciudad y de los ciudadanos, de la convivencia al manejo del poder. La política como algo que va más allá de las ideologías", razona el director.

Corrupción es una palabra demasiado limitada para describirlo. Yo hablaría de abuso de poder

Si el crimen de Isabel Carrasco es mucho más que un asunto personal, 'Muerte en León' es mucho más que una historia sobre un asesinato. Es la gran serie sobre la corrupción política en España que todos estábamos esperando. O la descripción de un microcosmos saturado de corrupción -la Diputación de León- como espejo de un país contaminado por las comunidades de intereses (turbios). Aunque las imágenes más impactantes de 'Muerte en León' son las del juicio -solo por los planos de los rostros de Montserrat y Triana mientras hablan los testigos ya merecería la pena ver la serie- Webster pone el foco también en el contexto político que hizo posible el crimen.

Por explicarlo sin eufemismos: en la Diputación de León de Isabel Carrasco estaba (casi) todo el mundo de mierda hasta el cuello. Una cadena de favores de arriba abajo -de los grandes contratos de la provincia a los exámenes amañados para entrar a trabajar en la Diputación (trapicheo esencial para entender el caso). O el que se mueva no sale en la foto en versión thriller de terror sobre el día a día de una oficina (la Diputación de León). Triana Martínez trepó a lomos de la corrupción hasta que cayó en desgracia y fue vetada de la cadena de favores. La cosa se zanjó a tiros. Más político imposible.

placeholder Imagen promocional de la serie
Imagen promocional de la serie

"Corrupción es una palabra demasiado limitada para describirlo. Yo hablaría más bien de abuso de poder, y no solo por parte de los poderosos: abuso de poder como forma de vida aceptada por la mayoría", explica Webster. El director inglés ha estado esta semana en Madrid hablando con uno de los abogados defensores del proceso porque sigue trabajando en la serie: 'Muerte en León' ha convertido un caso cerrado -la justicia ha ratificado la sentencia tres veces; hasta el Supremo- en un caso abierto, o al menos en un caso cerrado en falso...

"O es una negligencia o es una ocultación", dice el director sobre la negativa de la justicia a investigar los indicios desvelados por la serie

Mientras daba los últimos retoques al filme, Webster descubrió una serie de misteriosas llamadas al móvil de Triana Martínez (incluido el día del asesinato) que no habían sido ni investigadas ni incluidas en el sumario judicial. Resulta que la persona que hablaba todos los días con Triana era un asesor del Presidente de Castilla y León. Estábamos como mínimo ante una negligencia en la investigación; como mínimo...

"O es una negligencia o es directamente una ocultación. Yo no sé si este asesor ha tenido algo que ver con el crimen, lo que sí sé es que no se ha investigado. Es inexplicable", afirma Webster, que mantiene en secreto la identidad del asesor. Y ahora viene la noticia: la justicia guarda un silencio sepulcral sobre las revelaciones de 'Muerte en León'. "Los abogados de Isabel Carrasco quisieron mover este asunto, pero desistieron porque decían sentirse muy solos", zanja el director. ¿Tendrá algo que ver esta ´negligencia' con las duras luchas de poder de las camarillas provinciales del PP que refleja la serie? Algo huele a podrido en las 'polis' españolas.

Si una idea quedó fijada tras el asesinato de Isabel Carrasco, del que hoy se cumplen tres años, es que no se trató de un crimen político. Lo dijo un día después del magnicidio Jorge Fernández Díaz, entonces ministro del Interior: "El caso está bastante esclarecido". Lo ratificó la prensa: "Isabel Carrasco, el crimen no político de una mujer política". Y lo zanjaron los tribunales: la presidenta de la Diputación y del PP de León fue asesinada a tiros por Montserrat González con la ayuda de su hija, Triana Martínez, extrabajadora de la Diputación. ¿Los motivos? Una mezcla de odio y venganza por el acoso laboral -y puede que sexual- al que Carrasco sometió a Martínez.

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