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El arma de guerra definitiva de Corea del Norte: el cine revolucionario de Kim Jong-il
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la gran pasión del 'amado líder'

El arma de guerra definitiva de Corea del Norte: el cine revolucionario de Kim Jong-il

El exlíder Juche fue un amante del séptimo arte: vigiló las producciones propagandísticas, secuestró a actores para sus películas y escribió el manual 'El arte cinematográfico'

Foto: Kim Jong-il escribió varios manuales sobre técnica cinematográfica
Kim Jong-il escribió varios manuales sobre técnica cinematográfica

Corea del Norte es la primera potencia mundial. Lo es desde el 27 de julio de 1953, cuando "los invasores imperialistas americanos se arrodillaron y rindieron aquí frente al heroico pueblo coreano", tal y como indica la placa conmemorativa que recuerda el fin de la Guerra de Corea en la frontera que separa el país de sus vecinos del sur, en la zona más militarizada del planeta. Lo dice la televisión norcoreana, lo dice el cine norcoreano y lo dice Kim Jong-un, que el día previo a la celebración este sábado del 105 aniversario del nacimiento de su abuelo, el "eterno líder" Kim Il-sung, ha caldeado el ambiente internacional a través de un comunicado emitido por la agencia KCNA en el que avisa de que su país adoptará "la reacción más dura contra Estados Unidos y sus fuerzas vasallas, sin piedad y sin permitir que los agresores sobrevivan", en respuesta a las últimas "provocaciones" de Donald Trump.

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Probablemente, pocos acontecimientos podría haber más delirantes que un careo propagandístico entre los gobiernos de Trump y Kim Jong-un, a pesar de que el pequeño de los Kim palidezca ante la alargada sombra de su padre, el 'Amado Líder' Kim Jong-il. Al antiguo dirigente de Corea del Norte -que murió en 2011- la historiografía oficial norcoreana le atribuye proezas como la de haber escrito más de 1500 libros durante los 3 años en los que estudió en la universidad; haber inventado en el año 2000 el 'Gogigyeopbbang', un plato consistente en carne de hamburguesa flanqueada por dos rebanadas de pan de hamburguesa -es decir, una hamburguesa-; haber aprendido a andar a los tres meses de edad y a hablar a los ocho; tener la habilidad de cambiar el estado meteorológico o haber batido el récord del mundo de golf, completando 11 hoyos de un solo golpe. Para hacer que un país entero comulgue con estas ruedas de molino hace falta tener mucho talento, sin duda.

"[Kim Jong-il] utilizó el cine para convencer a 24 millones de personas de que él era un dios y que Corea del Norte dominaba el mundo", explica Anna Broinowski en 'Aim High in Creation' (2013), un documental en el que importantes personalidades de la cinematografía norcoreana desglosan la hoja de ruta ideológica del régimen juche a través de sus películas. Porque si Kim Jong-il tenía una pasión, aparte de las alzas en los zapatos, dirigir su país con pulso firme y mirar atentamente el mundo que lo rodea, esa era el cine. No sólo tenía una colección privada de entre 20.000 y 30.000 películas en DVD y VHS -entre ellas los grandes clásicos de Hollywood-, sino que desde 1964 también se dedicó a adaptarlas para producirlas en los estudios de Pyonyang y en 1973 escribió el ensayo 'El arte cinematográfico', el manual sobre el que desde entonces se asienta toda la cinematografía del país asiático.

Antes de convertirse en el líder supremo de Corea del Norte en 1994, Kim Jong-il fue el máximo responsable del Departamento de Agitación y Propaganda y el director de la División del Cine y las Artes. Ya en los años 60, su padre se había dado cuenta del poder del cine como transmisor de ideas y había instado a la producción de películas como 'Mar de sangre' -una hagiografía del propio Kim Il-sung y de su lucha frente al Japón invasor de los años 30'- o 'La chica de las flores', que se convirtieron en grandes clásicos del cine norcoreano.

La obsesión de Kim Jong-il con el séptimo arte le llevó a secuestrar en 1978 a la actriz Choi Eun-hee y el director Shin Sang-ok

Como cuenta el libro 'Producciones Kim Jong-II Presenta…' (2015), de Paul Fisher, la obsesión de Kim Jong-il con el séptimo arte le llevó a secuestrar en 1978 al matrimonio surcoreano conformado por la actriz Choi Eun-hee y el director Shin Sang-ok con la idea de sublimar la producción cinematográfica de Pyongyang, a los que obligó a rodar, entre otras cintas, 'Pulgasari', un film 'kaiju' -'Godzilla' sería el exponente más famoso del género- en el que un grupo de agricultores empobrecidos unen sus fuerzas con una bestia gigante para derrocar a un emperador tirano. Sistema Juche contra capitalismo, en resumen. Porque en todas las películas norcoreanas, las características más importantes son "empezar con una metáfora sobre la naturaleza", "dar al menos un discurso socialista" con frases como "tenemos que construir una nueva sociedad sin terratenientes ni capitalistas" o "tenéis que uniros a la revolución", hacer que "el capitalista muera" y que los actores se pongan a cantar súbitamente. El cine norcoreano en cuatro pasos, según Broinowski.

Para Kim Jong-il, el cine era algo mucho más serio: era "una poderosa arma ideológica para la revolución y la construcción", sentencia Kim Jong-il en el prefacio de 'El arte cinematográfico'. Y como "el partido de la clase obrera tiene que tomar como única guía directriz la gran idea Juche y resolver todos los problemas según sus postulados", el séptimo arte no puede permanecer ajeno al ideario y los objetivos revolucionarios. "Efectuar una revolución en el arte de dirección significa acabar con todos los elementos capitalistas y los residuos del dogmatismo que sobreviven todavía en esta esfera y establecer un nuevo sistema y método de dirección jucheanos", propone en su libro. En el cine norcoreano, el director se erige como "un guía, el comandante que se encarga de todo, tanto de la cinta como hasta de la vida política e ideológica de las personas que participan en su producción".

Antes de cada pase, los cines proyectan "algo para ampliar la cultura general de los trabajadores", cuenta el documental de Broinoski

Antes de cada pase, los cines proyectan "algo para ampliar la cultura general de los trabajadores", cuenta el documental de Broinoski. El cine, como arte, debe "describir figuras típicas de hombres nuevos que se entregan con total abnegación a la construcción de la sociedad socialista y comunista, contribuyen a pertrechar firmemente a todos los miembros de la sociedad con la concepción revolucionaria del mundo y a estimular con fuerza la lucha revolucionaria y la labor constructiva de las masas populares, encaminadas a transformar y modificar al hombre, la sociedad y la naturaleza según la exigencia del Juche". Por eso, la mayor parte de películas norcoreanas tratan sobre la masa en conflicto con una figura capitalista -ya sea un terrateniente, el ejército de Estados Unidos o un espía occidental- con una victoria final de la primera. La mujer, además, también aparece como un elemento activo y combativo sin quedar relegada a la posición de mujer, hija o hermana.

Antes de cada producción, los actores tradicionalmente dedican tres días a un entrenamiento ideológico para mejorar su actuación en las películas. Una propuesta que parte de 'El arte cinematográfico', donde se especifica que los "actores deben estar ideológicamente preparados antes de llegar al máximo nivel de sus habilidades. "Ningún actor revolucionario ha interpretado a un policía japonés o a un capitalista". "Para interpretar plenamente al odioso enemigo, el actor requiere un amor ardiente hacia su clase y una hostilidad calcinante hacia su enemigo", reflexiona Kim Jong-il.

"Para interpretar plenamente al odioso enemigo, el actor requiere un amor ardiente hacia su clase y una hostilidad calcinante hacia su enemigo"

Pero el líder norcoreano no se limita a filosofar sobre los aspectos más ideológicos del cine y no obvia las especificaciones técnicas: "El camarógrafo es el creador de las imágenes que observa y valora con óptica cinematográfica las interpretaciones de los actores y las descripciones pictóricas, que captará su cámara para dejarlas impresas definitivamente en la cinta. Para el director, el trabajo con el camarógrafo constituye un proceso importante en el cual se perfecciona la creación de las imágenes. En la producción del filme puede lograrse el éxito sólo cuando se realiza bien la fotografía con que concluye la toma de planos". "Por excelente que sea el guión e irreprochable el trabajo de los actores, todo se irá a pique si es deficiente el registro de las imágenes. Si bien es posible aplicar ciertas habilidades técnicas en la etapa de postrodaje, no hay manera de remediar lo omitido o confundido en la filmación". Recordatorio básico para el director novato: no puedes pedir que te monten lo que no has rodado.

En el documental de Broinowski, el director norcoreano Pak Jong-ju explica cómo viven los trabajadores del cine en Corea del Norte, donde tienen un estatus superior al asalariado convencional. Viven en edificios reservados específicamente para ellos -los directores y directores de fotografía por un lado, el resto por otro- y a diferencia de sus compatriotas sí que han podido ver algunos de los grandes éxitos de Hollywood, como 'La lista de Schlinder' o 'El padrino'. Los principales estudios del país cuentan además con cuatro sets de rodaje: uno que representa la antigua Corea, otro la decadente Corea del Sur, otro la Europa imperialista y por último el "diabólico Japón".

Pak Jong-ju reconoce, eso sí, que en su larga filmografía, jamás ha filmado medio pezoncillo de más, porque "no está permitido grabar escenas de sexo" en el cine norcoreano. ¿Por qué? "Llevo 70 películas, pero no he filmado ninguna escena de sexo, porque a pesar de que es una cosa natural que hace todo el mundo, es malo para la educación de los niños", explica.

Pak Jong-ju reconoce que nunca ha filmado medio pezoncillo de más, porque "no está permitido grabar escenas de sexo" en el cine norcoreano

En parte, la biografía oficial de Kim Jong-il es como una fábula mitológica muy cinematográfica dirigida a un pueblo infantilizado que acepta si dubitaciones -externas- que el día en el que nació el 'Amado líder' en lo alto del Monte Paektu, una estrella más se encendió en el firmamento -literal-, que cuando era pequeño emborronó con tinta el dibujo de Japón en un mapa mundi con lo que provocó varios tifones en las islas o que su llegada al poder en 1994 le granjeó varios títulos universales como 'Estrella guía del siglo XXI', 'Glorioso general descendido de los cielos', 'Político asombroso' y 'Encarnación máxima del amor revolucionario y de la camaradería'. "Fue una mente propagandística tan brillante que hasta diseñó la puesta en escena de su propio funeral", admite Broinowski en 'Ain High in Creation'.

Corea del Norte es la primera potencia mundial. Lo es desde el 27 de julio de 1953, cuando "los invasores imperialistas americanos se arrodillaron y rindieron aquí frente al heroico pueblo coreano", tal y como indica la placa conmemorativa que recuerda el fin de la Guerra de Corea en la frontera que separa el país de sus vecinos del sur, en la zona más militarizada del planeta. Lo dice la televisión norcoreana, lo dice el cine norcoreano y lo dice Kim Jong-un, que el día previo a la celebración este sábado del 105 aniversario del nacimiento de su abuelo, el "eterno líder" Kim Il-sung, ha caldeado el ambiente internacional a través de un comunicado emitido por la agencia KCNA en el que avisa de que su país adoptará "la reacción más dura contra Estados Unidos y sus fuerzas vasallas, sin piedad y sin permitir que los agresores sobrevivan", en respuesta a las últimas "provocaciones" de Donald Trump.

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