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Contra viento y marea: el cine es cultura
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Contra viento y marea: el cine es cultura

El séptimo arte se ha constituido en un instrumento imprescindible para conocer y entender nuestro pasado y nuestro presente

Foto: Cartel de 'La vaquilla'
Cartel de 'La vaquilla'

Aquellos que por razones diversas cuestionan la existencia de un cine español "subvencionado" por el Estado, atacan a los creadores con el argumento de que el cine no es cultura. Afortunadamente son muchos los españoles que no coinciden con las teorías reaccionarias de esta minoría gritona.

Después de los últimos vapuleos al cine, cuestionando su esencia cultural y educativa, nos rebelamos y sacamos pecho, porque ese es el espíritu inherente que tiene que tener un cineasta en este país, cualidad intrínseca para seguir creyendo y haciendo películas contra viento y marea.

Foto: Mariano Rajoy (Juan Carlos Hidalgo/EFE)
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Nos unimos a la tesis que defiende la profesora Estrella Martínez Rodrigo “el cine es imprescindible para entender mejor nuestra historia y al mismo ser humano”. Hace unos años esta profesora y doctora de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Granada nos recordaba: “El desarrollo de cine ha coincidido con muchos de los cambios más profundos en la historia humana, y gracias al cine, la historia del siglo XX -quizás uno de los más convulsos- puede verse y no solo leerse como los siglos anteriores. Basta con visionar determinadas películas para conocer necesidades, aspiraciones, gustos y modas del pasado siglo”.

En cierto modo el cine se ha constituido en un instrumento imprescindible para conocer y entender nuestro pasado y nuestro presente. Solo lamentamos el poco uso que la docencia hace de este medio, pese al mucho tiempo que nuestros jóvenes pasan viendo películas.

Una herramienta estratégica

Nosotros queremos aportar nuestro grano de arena insistiendo en que el cine es una de las herramientas estratégicas con la que acercarse a cualquiera de los dilemas, y a los asuntos que nos atañen, al igual que lo hacen la literatura, la música o las artes plásticas. Una experiencia artística sobre aquello que nos concierne porque existimos.

Un buen ejemplo: nuestro arte se dedica a explicar la complejidad de un conflicto, a exponer las disyuntivas de lo que está permitido o no, para debatir, buscar respuestas, pero sobre todo reflexionar. Pues es desde la confianza en esa reflexión y en la necesidad de una ética fundamental desde la que podemos aspirar a la armonía y a cuestionar con razón la existencia de las guerras. Todo ello procurando entretener.

Nuestro arte se dedica a explicar la complejidad de un conflicto, a exponer sus disyuntivas para debatir y reflexionar

Dos de las mejores películas que han expuesto el absurdo de la guerra cuando es reducida a un puñado de humanos, es la reciente 'Mandarinas' (2013) película estonia nominada a un Oscar. Siguiendo la estela de la bosnia 'En Tierra de Nadie' (2001), ambas nos trasladan el dilema moral si nos viésemos en una de esas ridículas situaciones en las que la guerra se entromete en nuestro espacio más íntimo; pues al asumir ser de un bando, nos enemista inexorablemente contra otro ser humano. Estas sabias películas, no sólo nos han acercado a unos de los conflictos más sangrantes de la reciente historia europea, sino que son universales en la materia que tratan y sin duda, construyen un marco de referencia para cuestionar el principio mismo de la guerra. Como lo hicieron mucho antes 'Los perros de la guerra' (1981) o la obra maestra 'Alemania año cero' que filmó Roberto Rosellini en 1948.

Sin ir tan lejos nosotros tenemos en nuestro patrimonio cultural ‘La vaquilla’, para explicar la irracionalidad de las guerras… O ‘La caza’, ejemplo de la violencia soterrada que deja una guerra civil… O ‘Canciones para después de una guerra’. A estos títulos podríamos unir los de nuestros más apreciados cineastas, entre los que no pueden faltar nombres como Juan Antonio Barden, Luis Berlanga, Carlos Saura, Jaime Chavarri, Víctor Erice, Vicente Aranda, Manuel Gutiérrez Aragón, Fernando Trueba, Pedro Almodóvar, Fernando Fernán Gómez, Bigas Luna y tantos otros creadores de joyas de la cinematografía española que nos llevaría demasiado tiempo mencionar.

El cine ha contado nuestra historia y también ha descrito diferentes maneras de afrontar la vida con ideas y pensamientos plurales. Y que nadie olvide lo que ha aprendido en el cine, por ejemplo, a fumar, que es una desgracia… A besar y también a respetar a otras etnias o credos, y a viajar hasta Tokio o Sídney… Ver cómo son el caviar y las angulas. Y también la belleza de los cuerpos humanos, vestidos o sin vestir.

Continuará...

Aquellos que por razones diversas cuestionan la existencia de un cine español "subvencionado" por el Estado, atacan a los creadores con el argumento de que el cine no es cultura. Afortunadamente son muchos los españoles que no coinciden con las teorías reaccionarias de esta minoría gritona.

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